Carlos Fernando Rosenkrantz, nacido en la Ciudad de Buenos Aires, el 28 de octubre de 1958, es el vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia.
Fue a la escuela pública y se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1983. Entre 1987 y 1989 hizo un máster y un doctorado en Derecho en la Universidad de Yale. Es profesor titular de Teoría General y Filosofía del Derecho en la UBA y fue docente en la Universidad Nacional de Córdoba y en al menos cinco universidades del extranjero. Hasta su nombramiento en la Corte se desempeñaba como rector de la Universidad de San Andrés (UDESA).
La trayectoria de Rosenkrantz, nombrado en 2016 por el presidente, Mauricio Macri, tiene sus orígenes en diversos vínculos con la Unión Cívica Radical (UCR).
El primer cargo que ocupó en la Justicia fue el de juez de la Corte Suprema, al igual que ocurrió con Ricardo Lorenzetti en 2004.
Rosenkrantz dio sus primeros pasos durante la Presidencia de Raúl Alfonsín, como asesor de Carlos Nino, quien tenía a cargo el Consejo para la Consolidación de la Democracia, dependiente de la Presidencia de la Nación. Una década más tarde, fue asesor de Alfonsín en la Convención para la Reforma Constitucional de 1994. También fue asesor en la Convención Constituyente que sancionó en 1996 la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Rosenkrantz es especialista en Defensa de la Competencia, por lo que fue letrado de cientos de empresas, entre otras, del Grupo Clarín y de Farmacity y Pegasus, las dos últimas vinculadas al ex vicejefe de Gabinete macrista Mario Quintana.
Al igual que Horacio Rosatti, Rosenkrantz fue nombrado inicialmente en comisión, es decir, que fue designado por decreto por el ex presidente Mauricio Macri salteando los pasos que establece la Constitución. Aquella designación fue duramente criticada y calificada de poco republicana e inconstitucional.
Ante las críticas que originó este decreto, Rosenkrantz y Rosatti no asumieron y esperaron a obtener acuerdo del Senado, que lograron a mediados de 2016.
Desde 2018 a 2021 fue presidente del máximo tribunal, para luego ser sucedido por Rosatti, en una polémica auto-votación.
Como juez de la Corte, Rosenkrantz votó a favor de la aplicación del cómputo del “2×1” para los genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad; avaló los aumentos de las tarifas eléctricas en la Provincia de Buenos Aires y votó, en disidencia, en contra del límite de 75 años para los jueces que establece la Constitución.
También conformó la mayoría que anuló la personería gremial de los Metrodelegados.
En junio de 2022, Rosenkrantz hizo pública su postura conservadora y liberal, atacando una de las máximas del peronismo: "Donde existe una necesidad, nace un derecho".
En una conferencia en la Universidad de Chile y en un explícito tono liberal se descargó contra las "proclamas populistas", que aseguró que son "insensibles" al "costo fiscal".
"(hay) una afirmación muy insistente en mi país, que yo veo como un síntoma innegable de fe populista, según la cual detrás de cada necesidad siempre debe haber un derecho", afirmó el Supremo en aquella oportunidad.
"No puede haber un derecho detrás de cada necesidad sencillamente porque no hay suficientes recursos para satisfacer todas las necesidades", leyó de un escrito. "En las proclamas populistas hay siempre un olvido sistemático de que detrás de cada derecho hay un costo", insistió.
© El Ágora Digital 2018 – 2024 Se permite la reproducción parcial o total de las notas incluyendo un enlace al original.
Diseñado por Puro Web Design