El Presidente Alberto Fernández ve una oportunidad dorada para convertirse en el interlocutor de la región con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y de ese modo lograr una salida pacífica a la crisis de Venezuela.
Así como Mauricio Macri, con su enfoque de sumisión absoluta a EEUU, hizo lo propio durante su gobierno con Donald Trump, el Presidente Fernández aspira a poder colar su propia agenda para Latinoamérica amparado en el diálogo con el demócrata Joe Biden, que asumió el pasado 20 de enero la presidencia de los Estados Unidos.
A pesar que la nueva administración norteamericana se perfila a volver a reconocer a Juan Guaidó como presidente de Venezuela, acusando al presidente Nicolás Maduro de “brutal dictador”, desde la Casa Rosada vieron como un signo positivo que la administración de Biden pidiera “transición democrática pacífica” para Venezuela.
En el gobierno argentino creen que Biden no tenía margen para diferenciarse por completo de la línea que viene manteniendo EEUU sobre Venezuela en los últimos años y por eso están convencidos que las sutilezas en este conflicto marcan la diferencia.
Creen que pueden suponer cambios radicales para lo que viene en Venezuela, sumado a que la Unión Europea dejó de reconocer a Juan Guaidó, el principal aliado de Trump en el país caribeño, como presidente encargado.
Argentina reclama la salida democrática de la crisis a través del Grupo Internacional de Contacto, pero incluyendo al gobierno de Maduro, con los Derechos Humanos como “línea roja”, lo que a veces le trae problemas adentro de la coalición de gobierno.
“Es necesario resaltar que las partes son el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición“, dijo este miércoles el canciller argentino Felipe Solá luego de la sexta reunión del grupo impulsado por la Unión Europea. “Si queremos que el diálogo resulte viable, no podemos desconocer que hay un Gobierno constituido, que ejerce el poder del Estado“, afirmó Solá.
En ese sentido, el Grupo de Contacto pidió retomar el diálogo con Maduro.
Alberto Fernández se jacta de ser el único presidente que tiene diálogo con el sucesor de Hugo Chávez y con Biden al mismo tiempo, por eso cree que puede ser clave en la mediación. Los representantes argentinos celebraron además que se sumara Chile al encuentro.
Si bien Chile continúa participando del Grupo de Lima impulsado por Trump, en el gobierno argentino atribuyen su entrada al Grupo de Contacto como un gesto hacia la Argentina tras la rehabilitación de las relaciones con Sebastián Piñera que se corporizaron con la gira de Alberto Fernández por el país trasandino.
Con el objetivo reconstruir la relación con los estadounidenses, el gobierno argentino le hizo un guiño diplomático a Biden.
El secretario de Relaciones Exteriores, Pablo Tettamanti y el jefe de gabinete de Cancillería, Guillermo Justo Chaves, se reunieron con la encargada de negocios de la embajada de EEUU en Argentina, MaryKay Carlson, que es la diplomática más importante del gobierno norteamericano en territorio argentino hasta que Biden nombre un embajador, lo que estiman que puede demorar meses.
En el encuentro, Tettamanti y Chaves celebraron que EEUU haya regresado al Acuerdo de Paris sobre el cambio climático, del que se había retirado ese país por obra de Trump. Del mismo modo la felicitaron a Carlson por la vuelta a la Organización Mundial de la Salud, que el antecesor de Biden había abandonado en medio de una pandemia que castigó como a ningún otro país a EEUU.
En el Gobierno argentino se cuidan de aclarar que la mediación con EEUU dista de ser una apuesta a repetir la remake de las “relaciones carnales” que intentó Macri.
El gobierno argentino orienta su geopolítica a la tradicional “Tercera Posición” bien propia del peronismo: al mismo tiempo que busca amigarse con EEUU y mantiene una relación institucional con el FMI, conserva buenos vínculos con China y se convirtió en un aliado mundial del Presidente ruso Vladimir Putin tras confiar en la vacuna Sputnik V antes que cualquier otro país de Occidente.
Fernández busca de esa forma posicionarse como líder regional: Tras acercar posiciones con Jair Bolsonaro, en parte por la diplomacia del optimismo y el deporte de Daniel Scioli, el Presidente argentino se verá por primera vez con el mandatario carioca a fines de marzo para festejar los 30 años del Mercosur, mientras el acuerdo con Corea que resistía Argentina sigue congelado.