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domingo, octubre 1, 2023

Del ''gran elector'' a la ''gran desilusión'': El ocaso del liderazgo de Macri

El ex presidente Mauricio Macri creyó que con su confirmación que no será candidato a presidente este año podría cerrar la interna de su partido, elevarse por encima de las confrontaciones personales y erigirse como el gran elector del PRO. Sin embargo sucedió todo lo opuesto: la interna se recrudeció y el fundador del espacio quemó su única carta para influir en las candidaturas.

El menú de candidatos PRO

Durante todo el tiempo transcurrido desde que dejó la Casa Rosada, Mauricio Macri amagó una y mil veces en presentarse para su ''Segundo Tiempo'': se movía entre empresarios y referentes como candidato presidencial, y así supo tensar y distender las luchas internas en el PRO entre quienes buscan ocupar la boleta principal amarilla para disputar el Sillón de Rivadavia.

Entre los anotados se destacan, en primer lugar el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la presidenta del PRO, Patricia Bullrich. En tercer lugar se ubica la ex gobernadora ''orgullosamente bonaerense'' -hoy reconvertida en diputada nacional por CABA- María Eugenia Vidal.

Además del territorio nacional, Macri siempre buscó influir en las disputas territoriales del partido que él fundó. Uno de los epicentros de los recientes conflictos es la Provincia de Buenos Aires, territorio donde habita el 37% del padrón nacional electoral, siendo así el escenario de la madre de todas las batallas en cada elección.

En territorio bonaerense son 5 los amarillos anotados para disputar la gobernación este 2023: Néstor Grindetti, Javier Iguacel, Joaquín de la Torre, Cristian Ritondo y Diego Santilli. Esta lista no incluye a los 3 posibles candidatos radicales ni la posible inclusión de José Luis Espert por el liberalismo de paladar negro.

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Al batallón de candidatos PRO hay que sumarles los tres aspirantes para suceder a Larreta en la Capital Federal: Soledad Acuña (ministra de Educación), Fernán Quirós (Salud) y el primo del ex Boca, Jorge Macri (Gobierno).

El amplio menú de candidatos amarillos amenaza al principal partido opositor del país a ver su desempeño electoral -atado al respirador de mediáticas candidaturas sin demasiada estructura partidaria territorial- dividido y debilitado no sólo ante las figuras del oficialismo, sino también contra posibles listas de unidad de sus adversarios internos. Cabe recordar en este punto que la Unión Cívica Radical (UCR) no piensa resignarse a seguir siendo una fuerza testimonial en Juntos por el Cambio (JxC) y aspira con conducir la alianza.

El As bajo la manga que no fue tal

En este panorama, el fundador del PRO jugó la carta más fuerte que tenía a mano: a finales de marzo publicó un video que sacudió el tablero político al confirmar que no será candidato a presidente este año.

La movida del ex presidente responde a una situación y a un objetivo concreto. En primer lugar, Macri reconoció lo que era afirmado por todas las encuestas: que su alta imagen negativa -producto del desastre socio-económico de su gobierno- le impediría siquiera acercarse a metros de la Rosada por la vía de los votos.

De hecho, una encuesta realizada horas después del anuncio confirmó todos sus temores: más de la mitad de la población del país lo quiere jubilado de la política.

En segundo lugar, Macri buscó correrse de las especulaciones de campaña para poder ungirse a sí mismo como el gran elector del PRO, quien intervenga y resuelva las internas amarillas, no sólo a nivel nacional sino sobretodo en PBA y CABA.

Sin embargo, el proyecto cayó en picada mucho antes de tomar vuelo.

Guerra en PBA

En la provincia de Buenos Aires, convocó a la Mesa Bonaerense del PRO. Llegó media hora tarde al encuentro y apenas permaneció por otra media hora. El acotado tiempo imposibilitó no sólo tratar temas urgentes, sino que los intendentes se fueron con gusto a poco y con nada resuelto.

Lejos de calmar las aguas, del encuentro salieron versiones cruzadas, que afirmaban que Macri se mostró a favor de la idea de unificar las candidaturas a gobernador en una sola, para que así no se diluya el voto amarillo. Sin embargo, desde el entorno de Ritondo -uno de los dos que junto a Santilli pica en punta- desmintieron categóricamente estas versiones. Desde los círculos del ex ministro vidalistas incluso amenazaron con que "si siguen jodiendo se va con (Javier) Milei".

La ''desilusión'' porteña

Más que la provincia, a Macri le importa por sobre todas las cosas preservar el dominio del PRO en la Ciudad de Buenos Aires. El distrito que vio nacer al PRO a principios del siglo XXI es el bastión que Macri no está dispuesto a negociar a ningún precio. Y parte de su bajada de la carrera presidencial se explica por este terruño.

Dos días antes de su anuncio, Macri se reunió en privado con Rodríguez Larreta, con quien quiso negociar condiciones para su renunciamiento. Entre ellas, el expresidente busca imponer que el PRO vaya con un único candidato para las elecciones porteñas, y que el consagrado sea su primo, Jorge Macri.

Sin embargo, desde el larretismo no perdieron oportunidad para aclarar que el único acuerdo fue la unificación de la candidatura amarilla, pero no así que el confirmado sea el ex intendente bonaerense -hoy reconvertido en ministro porteño-.

Este escenario abrió un nuevo frente con conflicto en CABA, no sólo dentro del PRO, sino contra la UCR, cuyo aspirante -Martín Lousteau- se vio amenazado ante la posibilidad de que lo fuercen a jugar con una boleta corta, reduciendo a cero sus chances de una competencia justa contra el PRO. El radicalismo y la Coalición Cívica arremetieron amenazando con que impugnarían la candidatura de Jorge Macri.

Finalmente, la contrapropuesta radical cobró mayor fuerza: aplicar un ''desdoblamiento concurrente'' en las elecciones porteñas.

Esta idea generó el rechazo de Macri y toda la plana mayor del PRO. Incluso, el ex presiente presionó públicamente a Larreta para que desista de la iniciativa. Pero sus protestas fueron en vano, ya que este lunes el alcalde confirmó que finalmente avanzará con la Boleta Única Electrónica en la Ciudad.

Media hora después, el fundador del partido amarillo expresó la ''profunda desilusión'' que siente hacia su ex protegido, levantando un mensaje de Vidal a quien ahora podría impulsar su candidatura para ''morderle'' el voto ''paloma'' al alcalde.

''Veníamos bien, pero pasaron cosas''

Cabe preguntarse cómo Macri pasó de ser el principal referente opositor al peronismo, a que su liderazgo, opinión y presiones pasaran a valer poco y nada en la interna de su propio partido.

Tanto Larreta como Bullrich se adjudicaron en privado ser los mayores beneficiarios de la retirada macrista de la carrera por la Rosada.

Para el mandatario porteño, significa el corrimiento de una de las pocas figuras que pueden disputarle el liderazgo y representación electoral del PRO, como también quien más infló a su adversaria interna, Bullrich.

En el caso de la ex ministra de Seguridad, sin Macri entre las opciones, el voto duro del PRO podría decantar con mayor facilidad hacia su candidatura, resaltando el carácter ''halcón'' de su figura. La propia Bullrich reconoció sentirse ''reivindicada como candidata'' tras el anuncio.

Un dato ineludible, es que al confirmar que no será candidato, Macri quemó su única carta de influencia en el PRO: ya no puede tensionar o amenazar con su posible candidatura. Y su alta imagen negativa resulta un salvavida de plomo para cualquier aspirante a la Rosada que pretenda fingir demencia y no recordar la explosión de la pobreza y el 300% de inflación acumulada durante el mandato de Cambiemos, que no contó con el agravante de una pandemia y una guerra de influencia mundial.

En un sentido coloquial, ¿Cómo podría ahora Macri ejercer poder de influencia, cuando sólo le queda el detalle -no menor- de ser el fundador del partido? La política sabe que sin mística es imposible vencer, sólo con ella es insuficiente.

En menos de un mes Macri sólo contabiliza derrota y acciones infructuosas, que erosionan el capital político que le quedaba tras su mandato. Quizás sea por eso que el ex presidente ahora reconoce públicamente que participará en las próximas elecciones del club de sus amores, Boca Juniors.

La pregunta que ronda ahora por diversos pasillos de la política es qué hará Macri. ¿Seguirá intentando recobrar algo de su pasado liderazgo? ¿O se confirmarán los rumores que señalan que el expresidente ahora busca una silla no menor: la conducción de la FIFA?

Como fuere, y pese al deseo de la mayoría de la población, Macri parece reacio a jubilarse. Quiere preservar la lapicera, aunque preferiría quizás un despacho en el que pueda cortar a las 19 horas para ver Netflix, sin que se lo juzgue como cuando el país le reclamó soluciones que nunca llegaron.

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