La dos veces presidenta y exvicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, evalúa competir en la tercera sección electoral bonaerense si el gobernador Axel Kicillof insiste en desdoblar las elecciones, según revelaron algunos intendentes de La Cámpora y cercanos a Martín Insaurralde.
La jugada busca reafirmar su liderazgo y evitar que el mandatario bonaerense consolide su liderazgo dentro del peronismo, aunque también se puede interpretar como una forma de protegerse ante las persecuciones judiciales y políticas, que incluyen amenazas del Presidente Javier Milei.
En una reunión clave con intendentes leales el domingo en Ezeiza, Cristina Kirchner sorprendió al plantear su disposición a candidatearse como diputada provincial si el gobernador Axel Kicillof desdobla las elecciones o rompe el frente electoral.
La expresidenta y vicepresidenta, asumiría un rol inédito: competir en una elección local contra figuras de menor peso político y sentarse en una legislatura donde conviviría con opositores que la han atacado sistemáticamente y hasta cuestionado su “habilidad moral” para ejercer cargos públicos.
“Si necesitan que juegue, voy a jugar. Y lo voy a hacer fuerte“, habría afirmado Cristina, según fuentes cercanas al encuentro. El distrito elegido por la exmandataria no es casual, se trata de la tercera sección electoral, que abarca 19 municipios del Conurbano Sur, incluidos bastiones como La Matanza, Avellaneda, Quilmes y Florencio Varela.
¿Otro capítulo de la interna con Kicillof?
Su posible candidatura apunta directamente contra Kicillof, quien viene construyendo autonomía dentro del peronismo, ganando apoyo de intendentes históricamente alineados con el kirchnerismo y desarrollando una nueva forma de conducción política que choca con lo que él mismo denominó la lógica de “sometido o traidor”.
En la tercera sección, Cristina buscaría capitalizar su alta intención de voto (30% según sondeos internos) y condicionar a intendentes kicillofistas, como Fernando Espinoza (La Matanza), Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Andrés Watson (Florencio Varela), entre otros.
En paralelo, la Expresidenta buscaría lograr control sobre concejos deliberantes, ya que una victoria de Cristina en la lista de diputados provinciales arrastraría votos para sus candidatos locales, debilitando a los jefes comunales que no acatan de manera incondicional su jefatura política.
En suma, CFK busca mandar un mensaje al peronismo todo, que su liderazgo no se discute, aunque no son pocos quienes creen que una candidatura de CFK como diputada provincial por una de las 8 secciones significaría tirar por tierra un liderazgo político construido durante años de gestión en beneficio de las mayorías populares.
Tampoco escapa a las charlas de café, que una expresidenta en la legislatura bonaerense sería un gesto sin precedentes, interpretado como un autosacrificio político para bloquear el ascenso de Kicillof o intentar condicionarlo, como sucedió con Alberto Fernández.
Por otra parte, resulta impensado ver a CFK degradada en una banca provincial, compartiendo el recinto con opositores que la han llamado “corrupta” y “autoritaria”, exponiéndose a ataques diarios y el ninguneo de dirigentes desconocidos a nivel nacional… y también en grandes sectores de la ciudadanía bonaerense.
Cabe recordar que a fines de 2022 había expresado que no sería candidata y que no sería la mascota de Héctor Magnetto (dueño de Clarín), de modo que una vez terminada su vicepresidencia no tendría fueros. Sin embargo, ahora vuelve sobre sus dichos para ser una candidata seccional.
Finalmente, su candidatura terminaría de partir al peronismo bonaerense, obligando a dirigentes y funcionarios a elegir entre jurar lealtad al pasado que supo construir Cristina, o al futuro que se proyecta en Axel Kicillof.

El cristinismo quiere imponerle a Kicillof el calendario electoral y evitar su autonomía creciente
¿Un escudo frente al Lawfare y las persecuciones?
La segunda lectura posible ante esta situación sin precedentes está relacionada con la situación judicial que la Expresidenta atraviesa, y es que esta semana Cristina presentó un recurso de queja ante la Corte Suprema de Justicia para que su condena en el marco de la Causa Vialidad sea revisada.
Previamente, el Tribunal de Casación había rechazado el recurso extraordinario que había interpuesto contra su fallo, que no solo implica su inhabilitación política de por vida (es decir, la proscripción), sino también 6 años de prisión.
La queja ante la Corte Suprema es el último recurso disponible para Cristina antes de que la condena se haga efectiva, y aunque cabe aclarar que el máximo tribunal no tiene plazos para resolver la situación, lo cierto es que las presiones desde el Poder Ejecutivo son cada vez más alevosas.
Para Milei, la confrontación con Cristina es una apuesta tentadora en el marco de un año electoral, que además comenzó con una creciente tensión cambiaria y escándalos que se acumulan (como el de la criptomoneda $LIBRA, que a su vez destapó una trama de pedidos de coimas que salpican a su hermana).
“Si no me mataron, tengo que estar presa“, había comentado el año pasado en referencia al fallo de Casación y el intento de magnicidio en su contra, y desde entonces la posibilidad de que se candidatee comenzó a cobrar fuerza.
El proceso judicial que enfrenta no solo está marcado por las dudas en cuanto a la imparcialidad de los magistrados, con una Cámara de Casación conformada por funcionarios con lazos directos a la figura de Mauricio Macri, sino que a esto se sumó la avanzada discursiva de Milei, que aseguró que “va a ir presa”.
A esto se suma la designación por decreto (y en contra de lo que indica la Constitución Nacional) de Manuel García-Mansilla en la Corte Suprema. El magistrado cercano a Milei será uno de los que decida sobre el futuro de la expresidenta, que optó por pedir su apartamiento.
No sería sorpresa que ante una persecución judicial tan alevosa, Cristina opte por asegurarse un lugar en la boleta peronista y así escudarse en la Legislatura bonaerense, aunque esto implique la degradación de su construcción política.

“Si no me mataron, tengo que estar presa”: La dura carta de CFK en la previa del fallo de Casación en la Causa Vialidad
La grieta que divide al peronismo
Lo cierto es que los desencuentros entre Cristina y Axel Kicillof tienen larga data y se remontan al armado de listas de 2019, cuando la expresidenta le entregó la lapicera electoral a su hijo, Máximo Kirchner, para que cope las listas de legisladores provinciales, dejando a Kicillof sin representación propia en la Legislatura Bonaerense.
En 2021, tras las PASO, le intervino el gabinete de gobierno colocando a Martín Insaurralde como Jefe de Gabinete, cargo en el que duró hasta 2023 cuando se hizo público algo que era un secreto a voces: una vida de lujos y actitudes inconsistentes con el sentir popular que pregona históricamente el peronismo, pero sobre todo, con sus ingresos como intendente.
Durante 2024, Kicillof puso la otra mejilla a los ataques combinados de CFK y La Cámpora, la organización de su hijo, pero transformó todo desafío en gestos de reafirmación de su liderazgo como gobernador y líder del peronismo bonaerense.
Pero la gota que rebalsó el vaso fue cuando Kicillof propuso desdoblar las elecciones bonaerenses de las nacionales, habida cuenta de que se utilizarán dos métodos de elección distintos, anticipándose a un papelón organizativo como el que tuvo Horacio Rodríguez Larreta en 2023 en CABA.
Por otra parte, la idea de desdoblar los comicios bonaerenses le permitiría provincializar la elección y capitalizar su imagen, evitando que el factor Milei traccione las listas de La Libertad Avanza, y limitando la capacidad del oficialismo de ganar bancas en los Concejos Deliberantes y en la Legislatura Bonaerense.
Cristina, en cambio, exige elecciones simultáneas para evitar que el gobernador consolide una base propia y poder hacer valer su liderazgo, confeccionando las listas o dándole esta potestad a su hijo Máximo.
Curiosamente, la idea de nacionalizar la elección es la predilecta en Casa Rosada, donde reconocen que el único activo político que poseen es la todavía buena imagen del presidente Javier Milei en ciertos sectores de la sociedad.