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viernes, abril 19, 2024

Lula venció a Bolsonaro y habrá segunda vuelta electoral por la presidencia de Brasil

Este 2 de octubre, Luiz Inácio Lula da Silva venció en las elecciones presidenciales de Brasil al actual mandatario Jair Bolsonaro. El líder del PT se impuso con más del 48% de los votos, mientras que el presidente de ultra derecha llegó al 43%. Sin embargo, al no haber superado el 50%, habrá segunda vuelta electoral el próximo 30 de octubre.

En una de las elecciones más importantes de la historia democrática brasilera debido a la extrema polarización entre ambos candidatos, y con el 99,67% de los sufragios contados, la jornada tuvo el 79% de la asistencia electoral con un total de 123.312.742 de votantes.

El dato que refleja la polarización es que de esos más de 120 millones, cerca del 90% se inclinó hacia Lula o Bolsonaro, dejando a los demás candidatos por debajo del umbral del 5% de votos. A pesar de ser una primera vuelta, el ambiente electoral era más de un balotaje.

Para ganar en primera vuelta se necesita el 50% más uno de los votos. Como ninguno de los candidatos alcanzó esa cifra, la Presidencia de Brasil se definirá en un balotaje el 30 de octubre.

A pesar de la diferencia marcada a favor del candidato opositor –alrededor de 6 millones de votosno pudo derrotar de manera concluyente el proyecto de continuidad de un político que perdió con claridad, pero mantiene intactas sus chances de dar vuelta la votación.

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Las encuestadoras fallaron en el pronóstico crucial de los comicios. La consultora Ipec (ex Ibope) que contrató el grupo Globo para sus pesquisas electorales se equivocó de manera notoria en sus pronósticos.

Había anticipado una victoria mucho más holgada del expresidente, pero no calculó bien la fuerza del sufragio oficialista, del voto rabioso anti PT. Esto explica cierta desazón de los militantes que acompañaron a Lula en cada movilización por todo el país, en el contacto cara a cara con el dirigente político más importante de las últimas tres décadas.

Lula y los principales referentes de su partido hablaron a las 22 horas de este domingo desde el Novotel Jaraguá. Abrió el contacto con los periodistas la presidenta del partido, Gleisi Hoffmann: “Esta victoria en primera vuelta significa que ganaremos dos veces. Tenemos que reunir a todos los sectores de la sociedad brasileña que acrediten la democracia”.

La lucha continúa hasta la victoria final. Siempre acredité que íbamos a ganar esta elección y quiero decir que vamos a ganarla. Para nosotros esto es solo una postergación. Le agradezco al pueblo brasileño por este gesto de generosidad”, cerró Lula su discurso.

Ahora, el actual presidente tiene el problema de dar vuelta el resultado con el agravante de que la mayoría de los votantes de Simone Tebet del MDB (4,17 %) y de Ciro Gomes del PDT (3,05 %) puedan migrar hacia la candidatura de Lula el 30 de octubre. Se trata de un total de 8.514.484 votos que -en su mayoría- podrían trasladarse al líder petista.

A estas cifras, también se les deben agregar los escasos 71.238 votos de las dos candidatas de izquierda, Sofía Manzano (PCB) y Vera (PSTU), que se presentaron por fuera de la alianza de Lula, pero que ahora anunciaron que impulsarán el "voto crítico" al expresidente.

Sin embargo, Bolsonaro no es el único con un escenario complicado. Aún cuando el líder del PT venciera con holgura en la segunda vuelta, tampoco tendrá un gobierno tranquilo o asegurado, con minoría en el Senado y Diputados.

Es que se renovó en esta elección un tercio de la Cámara Alta (un senador conserva su banca por ocho años) y la totalidad de la Cámara Baja (revalida cargos cada cuatro años).

La verdad es que Bolsonaro sorprendió por cómo obtuvo resultados especialmente positivos en todo el país. A excepción del nordeste pobre, de donde Lula salió para seducir y conquistar todo el país, Bolsonaro ganó en todas las demás regiones. Exceptuando a Minas Gerais en el sudeste, el ultraderechista desmintió todos los sondeos que indicaban una ventaja de Lula que oscilaba entre razonable y amplia.

Por todo el mapa brasileño se vio fue el crecimiento o la confirmación de una amplia y sólida base electoral que oscila entre la derecha y la ultraderecha. Apenas más grande parece ser el sector de la sociedad que ve en Lula da Silva su esperanza de progreso y desarrollo con justicia e inclusión social.

El próximo 30 de octubre, la sociedad brasilera definirá quien ocupará el Palacio de Planalto por los próximos cuatro años: si lo conservará el ex militar que lanzó repetidas amenazas al régimen democrático, o si lo recuperará el ex sindicalista que logró una amplia alianza desde conservadores evangélicos hasta comunistas para reconstruir la institucionalidad democrática.

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