En su gira internacional por Rusia, China y Barbados, el presidente Alberto Fernández confirmó la intención de que Argentina integre el BRICS, el grupo de países conformados por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, las economías emergentes más importantes del mundo surgidas en 2008.
En el contexto del mundo multipolar surgido a principios del siglo XXI, este bloque intentó a construir una hegemonía financiera alternativa a Estados Unidos y Europa (FMI-Banco Mundial).
Ahora la República Popular China intenta reflotar ese objetivo en el marco de su disputa geopolítica con Estados Unidos. Por otro lado, en el marco de la recuperación económica argentina, el Gobierno vuelve a intentar sumarse a este grupo geopolítico contra-hegemónico.
Durante los últimos tiempos del segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, la entonces presidenta le solicitó al entonces presidente brasilero, Lula da Silva, integrar el bloque en 2015, algo que estuvo cerca de concretarse pero no se logró.
Con la debacle económica del ciclo 2015-2019 (gobierno de Mauricio Macri) la posibilidad de integrar el BRICS se diluyó. Pero con nuevos vientos en nuestro país, se reflota la posibilidad.
“Es hora de que el Brics se convierta en Bricsa“, dijo la entonces presidenta en un acto con Lula y Daniel Scioli en Jose. C. Paz. Finalmente esa estrategia quedó en la nada porque el kirchnerismo perdió el poder ese año y Dilma Rousseff fue destituida en un golpe de Estado judicial en 2016.
Durante la bilateral de Alberto Fernández con el presidente chino, Xi Jinping, el tema fue abordado y, según palabras del propio presidente argentino, China habría confirmado su apoyo.
Sin embargo, otro proceso que está más avanzado es la incorporación argentina al Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) que cuenta con miembros que no forman parte de los Brics como Uruguay, Emiratos Árabes Unidos y Bangladesh.
El NBD es un instrumento que según fuentes del Gobierno “nos daría recursos para financiar proyectos de infraestructura, en momentos que no sobran las divisas“.
Luego de la gira presidencial, tanto Rusia como China dieron el visto bueno. A esto hay que sumar las elecciones de este año en Brasil y la posibilidad de la vuelta de Lula al poder.
El Partido de los Trabajadores tomó nota de esto y el ex canciller brasileño y hombre de confianza de Lula, Celso Amorim, dijo:
“Brasil debería apoyar el ingreso de Argentina a los BRICS porque nos fortalece. Es importante que Argentina entre y que Brasil lo apoye. El ingreso de Argentina daría fuerza al Mercosur y a la integración”.
Con Jair Bolsonaro en el poder, Brasil se mantuvo en los BRICS pero siempre que pudo arremetió contra China, a pesar de ser su principal socio comercial. Además, el presidente brasileño se niega a darle el apoyo a Argentina para que se sume al bloque de economías emergentes.
Con Lula encabezando las encuestas, se abre una mejor posibilidad de que Argentina se sume a este grupo que contribuye a la conformación de un mundo multipolar, donde ninguna potencia particular tiene influencia definitiva sobre el resto, como sí ocurría durante la década de los 90 del siglo pasado, cuando Estados Unidos era la principal potencia mundial e imponía su agenda en todo el globo.
En la actualidad, los países miembros del BRICS concentran el 42% de la población mundial y su participación total en la economía mundial ha experimentado un crecimiento del 12% al 23% en la última década, sumado a lo anterior mueven más del 20% mundial de la inversión.
El objetivo declarado del Banco al que se podría sumar Argentina es financiar la infraestructura y el desarrollo sostenible en mercados emergentes con un capital inicial autorizado de US$100.000 millones de dólares.
Argentina, México y Corea del Sur son los países que todos los años suenan como nuevos integrantes pero el proceso nunca se concretó.
Para sumarse como nuevo socio, Argentina necesita el apoyo de 4 de los 5 miembros fundadores para luego iniciar una proceso de negociación respecto a la cantidad de capital inicial para convertirse en accionista.