Este jueves se llevó adelante la audiencia número 51 en el juicio por delitos de lesa humanidad conocido como Megacausa Zona 5 de la ciudad de Bahía Blanca. En esta oportunidad, fueron tres los testimonios escuchados.
En primer lugar, declaró de forma telemática la testigo de concepto María Sondereguer, mientras que posteriormente se reprodujeron los testimonios de los sobrevivientes Alicia Partnoy y Oscar Meilán, quienes habían declarado en 2011 en la denominada “Causa Bayón”.
La violencia sexual como función moralizante
El Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca procedió a escuchar en primer lugar a la testigo de concepto, docente e Investigadora María Sondereguer, quien declaró como especialista académica y Referente en estudios de Género, Memoria y Derechos Humanos.
Cabe destacar que su libro “Género y Poder” es parte de la prueba aportada por la fiscalía a la Megacausa. Además, posee una vasta trayectoria de estudios y especializaciones, y ha sido también convocada como testigo experta en otros juicios del país.
En este contexto, prestó declaración de forma telemática desde la Ciudad de Buenos Aires. Ante el requerimiento de que caracterice la violencia sexual en el marco de violaciones masivas a los Derechos Humanos, la testigo expresó que:
“En los últimos 30 años realizamos una visibilización de la violencia de género como un tema específico por la condición de genero de las víctimas, ya que ha habido avances en la normativa y jurisprudencia internacional, en la interamericana y también en la jurisprudencia nacional”.
“Esto permitió una modificación de los marcos interpretativos y nuevas dimensiones en las lógicas represivas”, agregó.
Según explicó la profesional, de esta forma se amplía el concepto de violencia hacia las mujeres, de tortura, y se problematiza el paradigma de “la mujer honesta” vigente, así como la concepción de consentimiento.
Cuerpo de la mujer y territorios: ámbitos a disciplinar
A partir de su investigación, la testigo pudo desplegar algunas de sus respuestas acerca de la función específica de la violencia de género. “En el marco del plan sistemático de represión y exterminio”, indicó, “la violencia de género hacia las mujeres y otras identidades tiene una función específica”.
“De disciplinamiento moral, de agresión y afrenta hacia los otros varones“, enumeró, “y tienen un objetivo específico y territorial, pensando en una analogía entre los cuerpos de las mujeres y el territorio”. “El cuerpo de la mujer es visibilizado como un territorio en donde se inscriben formas de disciplinamiento“, señaló.
En este contexto, destacó la necesidad de reparación a las víctimas, que han tenido consecuencias en su subjetividad ante estas violencias específicas.
Por otro lado, Sondereguer realizó un repaso por la jurisprudencia y normativa, tanto internacional como nacional, citando tribunales de Yugoslavia y Ruanda, así como las modificaciones en el Código Penal argentino, que han incidido en los marcos interpretativos del valor que han tenido los delitos sexuales en torno al plan sistemático del Terrorismo de Estado en el país.
En cuanto a si existía diferenciación entre hombres y mujeres a la hora de analizar los hechos, la especialista relató que de acuerdo a sus investigaciones:
“El concepto de género indica una jerarquía, valores jerarquizados, donde los varones ejercen su dominio sobre las mujeres“.
A raíz de esto, “cuando se producen violaciones tanto a varones como mujeres”, explicó, “desde este paradigma, en el caso de los varones, se los coloca en una posición subordinada, se los feminiza, y a las mujeres se las disciplina“.
“Los abusos sexuales tenían una finalidad de disciplinamiento, de apropiación de los cuerpos y de castigo moral, mediante el ejercicio del poder”, concluyó.
Violencia sexual: sistemática y generalizada
La especialista también fue contundente a la hora de asegurar que:
“Las múltiples declaraciones, desde el juicio a las juntas, hasta la reapertura de los juicios penales, ponen de manifiesto que las violencias sexuales, se dieron de manera sistemática y generalizada”.
“Cumplieron una función específica dentro de la lógica represiva”, indicó, al tiempo que agregó que “no existe la posibilidad de consentimiento a las relaciones sexuales en un Centro Clandestino, sino que tenemos que hablar de esclavitud sexual“.
Sobre el final de su exposición, la especialista resaltó el efecto reparador que tiene la denuncia de las violencias sexuales para las víctimas:
“Una de las razones que explica que las violencias sexuales se denuncien una y otra vez en la escena judicial, tiene que ver con la función reparadora de este escenario judicial. No solo en términos de escucha, sino también porque el escenario judicial es el que establece lo que está bien y lo que está mal, establece responsables de la conducta delictiva”.
“Las sentencias cumplen una función reparadora, por establecer quienes fueron los perpetradores“, completó.
La contundencia de los relatos de los sobrevivientes:
Posteriormente, se procedió a la reproducción audiovisual del testimonio de la víctima-sobreviviente y militante de Derechos Humanos Alicia Mabel Partnoy.
La testigo, quien también es una profusa escritora y poeta, declaró por algo más de dos horas el 27 de diciembre del 2011, en el marco del primer juicio realizado en la ciudad de Bahía Blanca al V Cuerpo de Ejército, denominado “Causa Bayón“.
Partnoy ha realizado un sustancioso aporte a las causas de Bahía Blanca y Neuquén, no solo con sus detallados testimonios sobre víctimas vistas en cautiverio, croquis del lugar, detalles sobre mujeres embarazadas y nacimientos de niños en cautiverio; sino también con el libro de su autoría “La Escuelita”, editado en Estados Unidos en 1986.
En la actualidad, esta producción es parte de la prueba aceptada en las causas de lesa Humanidad bahiense.
La militancia por un país mejor
Al momento de su secuestro, Alicia tenía apenas 21 años y estudiaba Letras en la UNS. Además, era militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Estaba casada y tenía una pequeña hija de un año y medio de edad.
“Empecé a militar después del golpe“, indicó, “mi hija tenía 9 meses y yo no quería que mi hija creciera en un país donde no había libertad“.
El día 12 de enero de 1977 fue secuestrada de su domicilio de calle Canadá, en el Barrio Universitario de Bahía Blanca.
En ese momento intentó escapar saltando un tapial, quedando la pequeña en el pasillo. Lo único que pudo sentir fue el llanto de la niña y el ruido de disparos. Al saltar la pared, fue atrapada y secuestrada.
De allí, sus captores van al lugar de trabajo de su pareja, Carlos Zanabria, y ambos son llevados primero al V Cuerpo y luego al Centro Clandestino “La Escuelita”. Durante cinco meses no supo que fue lo que había sucedido con su hija.
Mientras era trasladada en un auto, vendada y atada, tuvo la intención de tirarse del coche. Al respecto, contó que:
“El único motivo por el que no me tire, fue porque yo tenía mis amigos Néstor Junquera y Mary González desaparecidos, y tenía la ilusión de que tal vez los iba a ver allí”.
Pasó 3 meses y medio en el Centro Clandestino, en condiciones inhumanas de cautiverio, y recabando toda información que le fuera posible sobre las personas que pasaban por allí.
“Las humillaciones que sufrimos allí son incontables, en número y porque no hay palabras para describirlas”, comentó, dejando en claro también los abusos sexuales sufridos en ese lugar, tanto por mujeres como por hombres.
Posteriormente la trasladaron a la Cárcel de Villa Floresta UP4, donde permaneció de manera ilegal otros 52 días. En octubre fue trasladada a Villa Devoto, donde siguió presa hasta ser obligada a salir del país.
Uno de los datos más importantes e impactantes del relato de Alicia es el nacimiento en cautiverio del bebe de Graciela Romero y Raúl Metz, del que fue testigo y pudo hablarlo personalmente con Graciela.
“Ella misma me ratifica que tuvo el bebé, que era un varón“, contó, “los guardias dijeron que el bebé iba a ser llevado o adoptado, por uno de los torturadores”.
Testimoniar y denunciar, aun en dictadura
Muy tempranamente, estando presa en Villa Devoto, ante la llegada de la Cruz Roja al lugar, Alicia con mucha valentía pidió denunciar lo que había vivido. Luego de relatar su denuncia, desde la Cruz Roja le contestaron:
“‘¿Usted es familiar de alguno de ellos?’ Por supuesto yo no era familiar, ‘Ah, entonces la denuncia no procede, no podemos tomar su denuncia'”.
Luego de su salida del país, la sobreviviente escribió toda la información que recordaba, la sistematizó y “es el primer documento con que emití mi testimonio”.
En su declaración del 2011, le recordó al Tribunal que venía testificando y denunciando desde hacía tres décadas, incluso antes del fin de la dictadura, otorgando información, documentos, croquis y cuanto aporte estuviera a su alcance.
Aun así, volvió a recordar a todos y cada uno de los compañeros y compañeras que vio, escuchó, o que supo que estuvieron cautivos en el Centro Clandestino.
“La angustia de no saber que paso con los chicos”
Para terminar, fue emitido el testimonio audiovisual de otra víctima de la causa, Oscar José Meilán, de la ciudad de Viedma Rio Negro, quien declaró en la misma causa que la testigo anterior el día 30 de noviembre del 2011.
Meilán también fue secuestrado junto a su pareja, Vilma Rial, los primeros días de diciembre de 1976, cuando se trasladaban en su auto a su casa junto a sus dos pequeños hijos, que fueron dejados abandonados a su suerte en el vehículo, donde fueron encontrados horas después por allegados a la familia.
“La tremenda angustia nuestra era saber qué había pasado con los chicos, que quedaron en el auto, que estaba en marcha y con las puertas abiertas. No nos contestaban nada de Sebastián y Guadalupe”, expresó.
La pareja fue secuestrada por efectivos de la policía federal de Viedma, y trasladados al Centro Clandestino de torturas y exterminio “La Escuelita” de Bahía Blanca.
A fines de enero de 1977 fue trasladado a la cárcel de Villa Floresta y el 22 de agosto de 1977, junto a numerosos detenidos, fueron llevados en avión a la cárcel de Rawson. Finalmente es dejado en libertad en mayo de 1979.
Tanto Oscar como Vilma reconocieron a muchos de los compañeros secuestrados en las ciudades de Viedma y Patagones que pasaron por La Escuelita, y aportaron datos relevantes para el esclarecimiento de la verdad.
Sus declaraciones comenzaron, al igual que las de Alicia Partnoy, muy tempranamente, con el reconocimiento de las ruinas donde funcionó el Centro Clandestino La Escuelita, inspección ocular con la que colaboraron.
Quincuagésima primera audiencia de la Megacausa Zona 5 (13 de abril de 2023)
¿Cuándo siguen las audiencias?
Las audiencias continuarán el día 20 de abril, en la sede del Tribunal Oral de Chiclana y Lavalle, desde las 9 horas.
Los juicios son Orales y Públicos, y puede concurrir cualquier persona que así lo desee con su DNI.
Además, las audiencias también se emiten de manera virtual por el canal de YouTube de la subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires y por el canal del Poder Judicial, así como en el micrositio de la Megacausa Zona 5 en El Ágora Digital.