En la mesa política de la gobernación bonaerense se palpa la preocupación por las elecciones y su desenlace. La gobernadora busca ser reelecta y, para eso, en octubre, deberá superar en votos a la fórmula Kicillof-Magario sin que haya un mecanismo de segunda vuelta o ballotage.
En la última reunión de gabinete nacional, Marcos Peña difundió entre los presentes sondeos que marcan una “elección pareja” en octubre. El jefe de gabinete reconoció que entonces perderán muchos votos “por derecha”, por la proliferación de opciones neoconservadoras como las de Espert, Lavagna y Gómez Centurión, que luego volverán a Cambiemos en un eventual ballotage.
La sensación que prolifera entre los vidalistas es que los entregaron, que entregaron la provincia para mantener el gobierno nacional. Hay que ver aún si se puede ganar en lo nacional, perdiendo en provincia. En 2015, Scioli no pudo.
El gran problema de Vidal es que no logró desdoblar las elecciones para desacoplarse de la boleta presidencial de Mauricio Macri evitando a la vez competir contra Cristina. El efecto nacional impacta fuertemente en estas elecciones en el tramo que compite para la gobernación. Así, Vidal cae 10 puntos por efecto de Macri, mientras que su contendiente, Axel Kicillof, consolida su intención de voto al estar acompañado de Cristina y crece, entre 5 y 10 puntos.
Si además Sergio Massa se decide a encabezar la boleta de diputados nacionales, esto podría traccionar unos 3 a 5 puntos más y haría a la fórmula del Frente de Todos imbatible en Provincia.
Otro problema que analiza el equipo de Vidal es cómo podrán hacer campaña debido al malestar social creciente que se vive en Argentina y más aún en el Conurbano bonaerense. “Vamos a tener que visitar todas casas amigas” preveen “para sacarnos fotos en la medida de lo posible sin el presidente”, aunque entienden que esto será difícil porque Macri está decidido a pegarse a Vidal cada vez que pueda para exprimirle hasta el último voto posible.
Finalmente, los dichos de ayer del senador Pichetto, ahora candidato a vicepresidente, no fueron bien recibidos por el equipo de Vidal. “No necesitamos un Bolsonaro criollo” analizan ya que “no es el estilo de Mariu” y además “espanta a los sectores jóvenes que no ven con simpatía a Macri” pero que “dudan con Vidal”.
En este sentido, la postulación de Kicillof dificulta Vidal alcanzar el “voto joven”. Pichetto termina de enterrar sus chances de pescar en esa franja etaria, ya que mientras que Axel se mueve por toda la provincia como un rockstar y explicando con claridad cuáles son sus propuestas, Pichetto muestra la cara de un peronismo rancio, rosquero y con mas agresiones que propuestas.