La Sala I de la Cámara Federal porteña, integrada por los jueces Llorens, Bruglia y Bertuzzi, resucitaron un fallo del fallecido juez Bonadío contra Cristina Fernández de Kirchner, que había sido anulado por una instancia superior. Yendo un paso más allá, Llorens firmó un dictamen en disidencia pidiendo el juicio político a la vicepresidenta y su detención preventiva.
A poco de cumplirse un mes del intento de asesinato a CFK, tras el pedido de 12 años de prisión y proscripción política realizado por la fiscalía de la causa Vialidad, el juez titular de la Cámara Federal porteña, Mariano Llorens, busca impulsar el juicio político y la detención de Cristina Fernández de Kirchner al revisar un procesamiento que había dictado Claudio Bonadio contra la vicepresidenta.
Llorens —el arquero del equipo “Liverpool” donde el fiscal y el juez de la causa Vialidad jugaron en la quinta de Mauricio Macri— ya había reclamado que se unificaran las causas contra la vicepresidenta. Ahora, en una versión recargada de la infame “Doctrina Irurzun”, busca la prisión preventiva de la ex mandataria.
El historial de la causa
El procesamiento del fallecido juez emblema del lawfare fue por el supuesto uso de la flota de aviones presidenciales para hacer traslados de objetos hacia El Calafate.

Cuando llevaba la causa de los “cuadernos”, Bonadio usó determinadas declaraciones para armar una nueva causa contra CFK.
En esa oportunidad decía que la expresidenta había usado los aviones presidenciales para trasladar diarios y muebles al sur del país. Por este hecho, la ex mandataria tuvo que declarar en la jornada que incluyó ocho indagatorias en un sólo día.
Bonadío la procesó por peculado y la Cámara Federal porteña lo convalidó parcialmente al tiempo que rechazó anular todo lo actuado por Bonadio.
En mayo pasado, la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal -una instancia superior-, con los votos de Alejandro Slokar y Carlos Mahiques, anuló la resolución de la Cámara y ordenó que se volvieran a analizar los planteos de la vicepresidenta.
Sin embargo, los tres integrantes de la Sala I de la Cámara Federal porteña—llegados todos al tribunal durante el gobierno de Cambiemos— insistieron en confirmar el procesamiento de la titular del Senado, a pesar que la instancia superior había ordenado seguir investigando.

Los colegas de Llorens de la Sala I, Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, entendieron que se debía insistir en el procesamiento de Cristina Kirchner, pero no acompañaron la idea de promoverle el juicio político, con lo que Llorens quedó en minoría. Por lo que luego firmó el dictamen en disidencia donde pide su prisión preventiva.
Lo paradójico del fallo es el tono que eligió usar Llorens en su texto. Realizó todo tipo de “reproches” e hizo consideraciones sobre un “esquema de corrupción estatal”, bastante a tono con la acusación que los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola hicieron en el juicio de la obra pública en Santa Cruz, donde pidieron que se condene a CFK a doce años de prisión y su proscripción política.
Llorens no evitó involucrar a los hijos de la expresidenta en la resolución —que no son parte de la investigación—.
“Tanto ella, como su familia, eran los beneficiarios directos de la utilización de los servicios pagados con el presupuesto nacional”, escribió.
Si bien dijo que el traslado de diarios no ameritaba un reproche penal, sí uno ético y se despachó con una serie de disquisiciones que derivaron en sugerirle al juez que tiene el expediente —Sebastián Casanello— que evalúe si CFK puede obstaculizar la investigación y, por ende, si debe evaluarse su detención.
El prontuario reciente de Llorens y la Cámara Federal
Antes de firmar esta resolución, Llorens rechazó unificar la investigación sobre el violento grupo de ultra derecha Revolución Federal con la del intento de asesinato a CFK.
En julio, junto a sus dos colegas de la Cámara Federal, sobreseyó a Macri considerando que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) espió a los familiares de víctimas del ARA San Juan, pero que lo hizo porque estaba en juego la seguridad presidencial e interior.
En diciembre del año pasado, habían dicho que los espías macristas fueron cuentapropistas y que no hubo un plan sistemático de espionaje durante la gestión Cambiemos, rechazando ver los casos en su conjunto como pregona ahora con CFK.