Milei baila al ritmo de la Casa Blanca: El Presidente sigue a Trump y no irá al G20 en Sudáfrica

Javier Milei no asistirá a la cumbre del G20 en Johannesburgo y, por plegarse al boicot de Donald Trump contra Sudáfrica, debilita la posición de Argentina en un foro clave y perjudica la relación con uno de los principales socios del país en África.

El presidente Javier Milei confirmó que no participará de la cumbre del G20 que se realizará los días 22 y 23 de noviembre en Johannesburgo, Sudáfrica. La decisión replica la postura de Donald Trump, quien anunció que Estados Unidos no enviará ninguna delegación al encuentro de las principales economías mundiales.

Este nuevo gesto de alineamiento con Washington se produce apenas semanas después de que el Tesoro estadounidense interviniera para socorrer financieramente al gobierno argentino antes de las elecciones legislativas de octubre, evitando una crisis cambiaria en un momento crítico para el oficialismo.

La ausencia de Milei en un foro de esta magnitud, que además se celebra en uno de los principales destinos de las exportaciones argentinas en África, carece de justificación técnica o diplomática.

La única explicación posible es un alineamiento absoluto con la Casa Blanca, que subordina cualquier consideración de política exterior al vínculo bilateral con Estados Unidos. Esta decisión contrasta notablemente con la importancia estratégica que el G20 representa para la Argentina, uno de los tres únicos países latinoamericanos que participan del foro junto a Brasil y México.

Una ausencia con consecuencias diplomáticas

En lugar del presidente, la delegación argentina estará integrada por el canciller Pablo Quirno y Federico Pinedo, quien se desempeña como sherpa argentino ante el G20. Pinedo actuará como representante personal del jefe de Estado, con funciones de negociar acuerdos, preparar documentos finales y supervisar los encuentros previos a la cumbre oficial.

La decisión se conoció este martes por la noche, luego de que durante todo el lunes fuentes de Presidencia trabajaran con el supuesto de que Milei sí asistiría al encuentro. El cambio de planes se produjo apenas dos días después de que Trump calificara como inadmisible la realización de la cumbre en territorio sudafricano.

Para sectores diplomáticos experimentados, la ausencia presidencial representa “un desaire a toda África”. Una fuente que participó de la organización del G20 en Argentina en 2018 advirtió sobre las consecuencias de esta decisión:

“Somos el país menos importante del G20. Si encima seguimos cualquier reforma del grupo como las que puede impulsar EE.UU., podemos quedarnos afuera”.

Desde la Cancillería argentina, tanto funcionarios técnicos como diplomáticos de carrera habían insistido durante semanas en la importancia de que Milei participara del evento. Consideraban que, en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas, la presencia al más alto nivel fortalece la posición del país en las instancias multilaterales.

Esta será la primera vez desde su llegada a la presidencia en diciembre de 2023 que Milei no asiste a una cumbre del G20. El año pasado había participado del encuentro en Río de Janeiro, donde mantuvo su primer contacto con el presidente brasileño Lula da Silva y sostuvo una reunión bilateral con el mandatario chino Xi Jinping.

Sin embargo, el comportamiento del presidente argentino en el escenario internacional ha mostrado un patrón definido. Milei ha demostrado mayor inclinación por eventos partidarios privados, preferentemente en Estados Unidos, que por foros globales multilaterales.

Un diplomático experimentado consultado para esta nota señaló cierta “incomodidad” del presidente en el contacto con otros jefes de Estado: “Sus reuniones son breves photo opportunities en las que nunca se hablan cosas sustantivas. El número de viajes que ha hecho es alto y el de reuniones que ha tenido escasísimo y su duración, salvo una o dos, patéticamente cortas”.

Esta preferencia por la “Internacional reaccionaria” (como ha denominado el analista Juan Gabriel Tokatlian a la red de movimientos conservadores globales) contrasta con las necesidades diplomáticas de un país que necesita ampliar su red de aliados, particularmente hacia África y Asia, donde Argentina busca oportunidades en materia de comercio, energía y seguridad.

La ausencia de Milei en Johannesburgo se suma a otras decisiones similares: no viajó a la Conferencia sobre el Clima de la Amazonia organizada por Brasil, que aborda los efectos del calentamiento global, porque rechaza sus postulados. Tampoco participó de la cumbre Celac-UE celebrada en Colombia, por sus diferencias ideológicas con el presidente Gustavo Petro.

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La importancia estratégica del G20 para Argentina

El G20 es un foro de enorme relevancia para la Argentina. El grupo reúne a las 19 principales economías del mundo (más la Unión Europea), junto a organismos multilaterales como el Banco Mundial, el FMI, la ONU, la OCDE y la OIT. Sus ejes centrales son la cooperación económica internacional, la prevención de crisis y la promoción de un crecimiento sostenido y equilibrado.

Argentina fue convocada en 1994 como uno de los principales tomadores de deuda, en momentos en que avanzaban las reformas económicas del menemismo. En palabras del exsecretario de Finanzas Guillermo Nielsen:

La Argentina fue invitada “no por virtud sino por defecto: el excesivo endeudamiento que había acumulado y el riesgo que ello conllevaba para las economías emergentes”.

Esta credencial, que el país ostenta “casi por azar” según diplomáticos, es una de las más valiosas que tiene Argentina. El G20 representa un escenario clave para la articulación de las relaciones exteriores con las principales potencias globales.

Sudáfrica es el cuarto destino de las exportaciones argentinas hacia el continente africano. Argentina exporta principalmente manufacturas de origen agropecuario y energía, pero también refrigeradores, vehículos de motor y vacunas. El intercambio comercial ha sido históricamente favorable para nuestro país.

La Cancillería argentina anunció en octubre de 2024 que Sudáfrica había reconocido los requisitos para la compra de hemoglobina bovina y porcina en polvo proveniente desde Argentina, “lo cual representa una valiosa oportunidad comercial para la Argentina”, señalaron entonces desde el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Estos vínculos comerciales concretos hacen aún más difícil justificar la ausencia presidencial en Johannesburgo, especialmente cuando la presencia al más alto nivel puede abrir nuevas oportunidades de negocios y fortalecer lazos bilaterales.

Más allá del alineamiento ideológico con Estados Unidos, la agenda impulsada por el anfitrión, el presidente Cyril Ramaphosa, se presentaba incómoda de antemano para el ideario libertario que profesa la Casa Rosada.

Según detalló la presidencia pro tempore del G20, el encuentro se desarrollará bajo el lema de abordar “crisis mundiales que se superponen y se refuerzan mutuamente”. Entre ellas destacan los desafíos que proponen el cambio climático, la desigualdad, la pobreza, el desempleo, la transformación tecnológica y la creciente inestabilidad geopolítica.

La postura de Milei frente a estos debates multilaterales se distancia marcadamente de los planteos tradicionales del foro. El gobierno argentino votó de manera disonante en distintas instancias de Naciones Unidas, reforzando su rechazo a las agendas vinculadas con el cambio climático, la sostenibilidad y la igualdad de género.

En paralelo a la confirmación de su ausencia en el G20, se conoció que el canciller Pablo Quirno viajará este miércoles a Washington para proseguir las negociaciones por el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Quirno estará acompañado por el secretario de Coordinación de Producción del Ministerio de Economía, Pablo Lavigne.

El embajador argentino en Estados Unidos, Alec Oxenford, reveló este martes que el acuerdo comercial entre ambas naciones “está prácticamente cerrado” y que solo resta “ponerle el moño”, después de la reunión que Milei y Trump mantuvieron el mes pasado en Washington.

Sin embargo, Quirno decidió mostrarse cauteloso respecto a la firma del tratado en la previa de su viaje: “No hay fecha, es un acuerdo que si bien picamos en punta antes del anuncio de los aranceles, lleva su tiempo (…) no nos gusta anticipar antes de que esté la tinta seca”.

El ministro de Economía, Luis Caputo, también se refirió a las negociaciones: “El acuerdo comercial se ha trabajado durante muchos meses entre Cancillería y Economía. El acuerdo está listo. Esperemos que se anuncie tan pronto lo decida Estados Unidos”.

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¿Por qué Donald Trump no irá al G20 en Sudáfrica?

La decisión de Donald Trump de boicotear la cumbre se basó en acusaciones de graves violaciones a los derechos humanos contra las minorías afrikáner (colonos blancos) en Sudáfrica. Trump denunció que los descendientes de colonos holandeses, franceses y alemanes (centro del sistema de apartheid que dominó el país hasta 1994) están siendo víctimas de persecución.

“Es una vergüenza total que la cumbre del G20 se celebre en Sudáfrica. Los afrikaners están siendo asesinados y masacrados y sus tierras y granjas están siendo confiscadas ilegalmente”, denunció Trump en un posteo en su red Truth Social. “Ningún funcionario del gobierno asistirá mientras estos abusos continúen”, aseguró el presidente estadounidense.

Trump había avanzado previamente con esta denuncia durante la visita del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa a la Casa Blanca en mayo pasado, en lo que pareció una “emboscada” similar a la que padeció Volodimir Zelensky.

El republicano hizo proyectar frente al mandatario africano un video de un polémico dirigente expulsado del oficialismo sudafricano amenazando a las minorías blancas. El presidente estadounidense le mostró artículos sobre supuestas tomas de tierras, crímenes y otros abusos, y hasta usó la palabra “genocidio”.

Sin embargo, no hay evidencias que indiquen que en Sudáfrica se esté perpetrando un genocidio contra la minoría blanca, según coinciden los principales medios internacionales y organizaciones de derechos humanos.

Ningún partido de oposición sudafricano lo ha denunciado, incluidos aquellos que representan a las minorías blancas. Las versiones sobre un supuesto genocidio forman parte de campañas de desinformación que suelen circular en grupos de extrema derecha (que usualmente busca excusas para justificar su odio racial).

La inseguridad es efectivamente una tragedia en Sudáfrica, pero golpea tanto a blancos como a negros. Un informe de ABC News que cita a expertos sudafricanos asegura que el motivo de los ataques violentos a productores rurales es el robo y no el racismo.

En 2024 se registraron 26 mil homicidios en todo el país: solo 37 fueron en granjas. Para dimensionar estas cifras, en Argentina la tasa de homicidios es de 3,8 puntos (y viene descendiendo de forma sostenida desde hace una década), mientras que la de Sudáfrica supera los 40 puntos.

Sea como fuere, resulta llamativo que Trump exprese preocupación por supuestas violaciones a los derechos humanos en Sudáfrica cuando su principal aliado en Medio Oriente es Israel, país que enfrenta acusaciones ante la Corte Penal Internacional por su conducta en Gaza, que ha dejado decenas de miles de muertos.

Precisamente, Sudáfrica acusó a Israel de “genocidio” ante tribunales internacionales y el presidente Ramaphosa comparó las acciones israelíes con el apartheid, una posición que también le generó tensiones al gobierno sudafricano con Washington y podría explicar mejor la animosidad de Trump que las acusaciones sobre maltrato a la minoría blanca.

Esta no es la primera vez que Estados Unidos agita la idea de un genocidio en países con los que mantiene relaciones tensas. Una estrategia similar se empleó anteriormente con China, acusada de perseguir a la minoría uigur, en un contexto de escalada en la guerra comercial y tecnológica entre ambas potencias.

La identificación de Milei con este sentimiento de Trump es plena, al punto de replicar una decisión diplomática que carece de justificación desde los intereses argentinos.

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Javier Milei baila al ritmo de la Casa Blanca

La caótica política exterior de Casa Blanca tiene su correlato en las decisiones de Javier Milei en esta materia, que está marcada por las mismas contradicciones e incertidumbre que la del gobierno de Trump.

El caso más emblemático es su relación con China. Después de años de críticas públicas a Beijing durante su campaña electoral, Milei descubrió la importancia del vínculo bilateral semanas antes del G20 de Río de Janeiro.

En una entrevista con Susana Giménez, el presidente abjuró de sus ataques previos y afirmó que China se trataba de “un socio comercial muy interesante, porque no exigen nada, solo piden que no los molesten”.

Este giro pragmático respondió al reconocimiento de que China es el principal destino de las exportaciones argentinas. Sin embargo, el mismo pragmatismo no parece aplicarse a la relación con Sudáfrica, donde Argentina tiene intereses comerciales concretos que podrían fortalecerse con la presencia presidencial en la cumbre.

Para colmo, tras las elecciones de octubre, Casa Rosada reactivó las tensiones con el gigante asiático, esta vez por la instalación de un radiotelescopio en colaboración con la Universidad Nacional de San Juan, proyecto ahora completamente paralizado.

El gobierno también había generado tensiones previas con el G20. Durante la cumbre de 2024 en Río de Janeiro, el gobierno de Lula da Silva presentó quejas formales ante la escasa participación de ministros argentinos en las reuniones preparatorias del foro.

Estas reuniones ministeriales previas son fundamentales para coordinar posiciones y definir los temas que luego se discuten entre los jefes de Estado. En ese sentido, la nueva ausencia de Milei podría volver a ubicar a la Argentina en una posición periférica dentro de los debates globales.

Se ignoran cuáles son los compromisos asumidos con Estados Unidos por el salvataje financiero del Tesoro norteamericano, que evitó una crisis cambiaria en el umbral de las elecciones legislativas de octubre.

Según varios análisis, esta intervención financiera contribuyó (igual que la activa intervención pública de Donald Trump en favor del oficialismo) al triunfo de La Libertad Avanza en los comicios de medio término.

La magnitud de este respaldo financiero y las condiciones que pudo haber impuesto Washington permanecen en las sombras. Sin embargo, decisiones como la ausencia en el G20 sugieren que la inserción internacional de Argentina está siendo intermediada cada vez en mayor medida por Estados Unidos, limitando los márgenes de autonomía de la política exterior argentina.

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