El ganador de la interna de Juntos por el Cambio en la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, comenzó el proceso de transición en la Capital, con una lógica que excluye a la UCR de la próxima administración porteña. Con Patricia Bullrich replicando el panorama a nivel nacional, se abre un futuro incierto para el radicalismo.
Habiendo pasado casi dos semanas desde las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), Jorge Macri sigue sin atenderle el teléfono a Martín Lousteau, el exprecandidato radical que le compitió por la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta.
En la Unión Cívica Radical (UCR) porteña no esconden su malestar por haberse enterado “en los medios” que el primo del expresidente Mauricio Macri había elegido a Clara Muzzio, actual ministra de Espacio Público porteña, como su compañera de fórmula.
Para la UCR Evolución –espacio liderado por Lousteau y con dirigentes porteños de peso como Emiliano Yacobitti y Daniel “Tano” Angelici– fue la señal de que el ganador de la interna no tiene intención de contenerlos luego de un resultado muy ajustado, de apenas 27 mil votos -1,5%- de diferencia entre ambos.
Lejos de respetar el espíritu de coalición, Macri ya empezó a hacer renunciar a funcionarios que no jugaron para él en la PASO, como la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat, María Migliore, quien presentó su renuncia este miércoles.
La renuncia de Migliore fue notablemente simbólica: durante años estuvo a cargo de la política social de Rodríguez Larreta, primero desde el Instituto de Vivienda y luego en Desarrollo, desde donde implementó la urbanización de algunos barrios populares y la coordinación con sus pares nacionales y de la Provincia durante la pandemia.
“Llegó el fin de una etapa. Hoy me toca dejar el Ministerio de Desarrollo Humano de la Ciudad tras 8 años intensos. Seguiré trabajando junto a Horacio en todos los desafíos que tenemos por delante“, se despidió la ahora exministra desde sus redes sociales.
Quien la reemplaza desde este miércoles en el cargo es Gabriel Mraida, un ex funcionario del Ministerio de Seguridad de la Nación durante la gestión de Patricia Bullrich.
Mraida está ligado al evangelismo y “mantiene muchas coincidencias con la visión de Jorge Macri”, dicen en Parque Patricios.
La transición siguió con el actual titular del IVC, Christian Werle, otro al que renunciaron, y la “poda” de funcionarios larretistas podría seguir con algunos otros apuntados.
El jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, y el presidente de la Legislatura porteña, Emmanuel Ferrario (de la Coalición Cívica), fueron algunos de los dirigentes que acompañaron a Lousteau en más de un acto de campaña.
El actual ministro de Desarrollo Económico, José Luis Giusti, pertenece directamente al espacio de UCR-Evolución.
El incierto destino radical
Antes que Macri se inclinara por Muzzio, uno de los nombres que sonaron para completar la fórmula fue el de la dirigente radical María Coletta, quien había impulsado la declinación de la candidatura de Franco Rinaldi por sus dichos antisemitas y clasistas.
De todos modos, también existía un acuerdo previo entre Jorge Macri y Larreta de que si el primero resultaba ganador en la interna, el segundo ponía la vice. Y así fue. Tal como se preveía, la fórmula es 100% PRO, y lo que generó la furia en la UCR fue la exclusión de las negociaciones.
Lo cierto es que la resolución de la PASO en JxC derivó en la exclusión casi total del radicalismo de la nueva estructura. Este escenario también se replica a nivel nacional: Bullrich solo conserva el apoyo de los remanentes del llamado “Grupo Malbec” y el apoyo de los Comités radicales de las provincias de Buenos Aires y Córdoba.
Hasta el momento, Bullrich no les ofreció nada ni a Larreta ni al sector mayoritario de la UCR, con Gerardo Morales a la cabeza.
Y para peor de la situación, los coqueteos de Mauricio Macri con Javier Milei aceleraron las conversaciones que se esperaban para el ballotage entre el peronismo y los sectores de Juntos que no aprueban un giro a la ultraderecha.
Este panorama abre la posibilidad de una eventual ruptura de la alianza opositora: se sabe que el candidato de Unión por la Patria (UP), Sergio Massa, hizo un llamado a ganar las elecciones convocando a radicales y “peronistas del PRO” para formar un gobierno de unidad nacional.
Incluso, hay sectores del larretismo que especulan con esta posibilidad. La lógica que manejan en el larretismo es esperar que Juntos por el Cambio quede afuera del ballottage para recién ahí analizar si apoyan a Massa contra Milei. Sin embargo, cabe la posibilidad de que radicales, peronistas del PRO y amarillos “moderados” le pongan una ficha a Massa en la primera vuelta.
Esto parece reflejarse en las primeras encuestas, ya que según un sondeo de la Facultad de Psicología de la UBA, Bullrich perdería en octubre cerca de la mitad de los votos que sacó Larreta en las PASO, quedando así afuera del ballottage.
Además, desde Santa Fe circulan otros rumores: se habla de contactos de Massa con Enrique “Coti” Nosiglia. El histórico operador radical, uno de los principales sostenes de Martín Lousteau, dice que hay que impedir como sea que gane Milei la presidencia.