Miguel Donadío, abogado, ex presidente del Consorcio de Gestión del Puerto y actual candidato a diputado provincial por el partido Potencia, conversó con Juani Guarino en el programa El Ágora 2025 y calificó a sus contendientes, Oscar Liberman, Alejandro Dichiara y Andrés De Leo como “parte de un elenco estable”
Con un discurso repleto de referencias históricas y un diagnóstico implacable sobre la clase dirigente, Donadío se definió como un “dirigente profesional” y un “rebelde del interior”. Criticó la superficialidad en el análisis político, defendió la necesidad de un plan de estabilización económica y apuntó a la corrupción sistémica como el principal problema de la provincia, proponiendo una drástica reforma del Tribunal de Cuentas como su principal bandera de campaña.
La dirigencia como pasión y profesión
Miguel Donadío relata que su incursión en la vida pública fue “azarosa”, comenzando hace más de treinta años en la dirigencia del Club de Golf. Desde entonces, su recorrido abarcó sociedades de fomento, cámaras empresarias y la función pública. “La dirigencia es mi pasión”, afirma, pero inmediatamente aclara que es una pasión que debe profesionalizarse.
“Aprendí casi de entrada que para ser dirigente hay que estudiar, pero ¿sabes cuál es el problema? Que en la Argentina no hay carreras para ser dirigente”.
Con esa convicción, se dedicó a formarse en áreas que considera cruciales y que, según él, la política tradicional ignora. “Vos tenés que saber de planeamiento estratégico, de políticas públicas, de negociación, de recursos humanos, de trabajo en equipo”, enumera. Su crítica apunta a una clase política improvisada:
“Como dice Tony Blair, la única profesión de todas que vos podés llegar a un puesto de responsabilidad sin tener capacitación, sin tener formación, es la política”.
“Discuto fuertemente con esta Argentina dirigencial que no cree en nada”
Donadío se muestra frustrado por la falta de visión y ambición en el país. Ante el argumento de que la reconstrucción de Bahía Blanca podría tardar 15 años, contrapone ejemplos internacionales.
“En China hacen un hospital en 10 días”, lanza. Su análisis se basa en el estudio de países que lograron dar un salto cualitativo, como Alemania, Irlanda, España o Chile. Para él, la fórmula es siempre la misma: “¿Cuál es la receta de la transformación? Simple: un liderazgo y un plan”. Y ese liderazgo, insiste, debe tener formación intelectual, citando a figuras como Felipe González, Angela Merkel o Fernando Henrique Cardoso.
Al ser consultado sobre si encuentra un estadista en la historia argentina reciente, duda. “Qué difícil, ¿no? Uno medio así, me preguntabas rápido, Frondizi, te digo. Porque tenía un nivel intelectual, tenía una visión del mundo”.
Critica que en el país se confunde “al líder carismático con el hombre de estado”, y considera que Mauricio Macri, a pesar de haber sido su referente, “no es un hombre de estado” porque no tuvo la visión para acertar en las decisiones cruciales.
Un plan económico en expectativa y sin alternativa
Sobre el gobierno de Javier Milei, Donadío se muestra cauto pero expectante. “No me gustan las formas, pero tengo que respetar su intelectualidad”, afirma, asegurando haberse tomado el trabajo de estudiar su pensamiento económico. Defiende la necesidad de un plan de estabilización y, ante las críticas sobre el fuerte ajuste, responde que la oposición carece de una contrapropuesta viable.
¿Qué tiene esa crítica hoy en día? Que no tiene alternativa, no tiene plan alternativo. Es decir, tiramos la piedra, como la tiran todos los que estamos escuchando, pero no hay plan alternativo. Porque ya fracasó ese plan alternativo que era la maquinita.
Se declara un convencido de la teoría monetarista de la inflación, argumentando que “en todos los países que salieron adelante, no hay inflación, todos los países que salieron adelante la macroeconomía está controlada”. Para él, el plan de Milei “está en expectativa todavía” y aunque los resultados no son los deseados, no ve otra opción sobre la mesa.
“El único problema de la provincia de Buenos Aires es la corrupción”
La principal bandera de campaña de Donadío y de su partido, Potencia, es la lucha contra la corrupción.
“No me creo el cuento de que no hay plata a nivel nacional, que no hay plata a nivel provincial, de que no hay plata a nivel municipal. A mí me resulta un gran cuento chino eso”, sentencia. Para él, el desfalco es “sistémico, endémico y estructural” y es la causa de todas las carencias.
Su propuesta central es una reforma integral del Tribunal de Cuentas de la provincia, un organismo que califica como “el zorro en el gallinero”.
Explica que la ley actual solo le permite aplicar multas irrisorias frente a desfalcos millonarios y que un artículo clave que obligaba a girar los casos a la justicia penal fue vetado en su momento por Eduardo Duhalde.
“A pesar del desfalco fenomenal de los últimos 30 años, que ha sido colosal, no hay ninguna denuncia que hayan hecho los muchachos del Tribunal de Cuentas”, denuncia.
Un “rebelde del interior” que no será soldado de nadie
Donadío se diferencia tajantemente de sus competidores en la sexta sección, a quienes considera “parte de un elenco estable de hace 20, 30 y 40 años”. Para él, Oscar Liberman es “una gran desilusión” por haberse sumado a “un rejunte de tipos que ya fracasaron”, en referencia al ex intendente PRO, Héctor Gay. Su propuesta como legislador es romper el molde del “calientasilla”.
“Yo no soy empleado del poder, yo no soy soldado de ningún regimiento, y yo veo que en los otros lugares son soldados de regimiento, le bajan línea y dicen cualquier cosa”.
Promete crear un equipo multidisciplinario de primer nivel para asesorar a los intendentes de la región en la formulación de planes estratégicos, una tarea que, según él, los legisladores actuales no cumplen.
Recuerda un episodio durante su gestión en el puerto, cuando votó en contra de un plan de dragado impulsado por el presidente y la gobernadora porque consideraba que era perjudicial. “Me dijeron: ‘Miguel, te van a echar’. Ningún problema, le digo, porque yo creo que lo que decidimos es lo correcto”, concluyó, reafirmando su perfil de dirigente con pensamiento propio.