Estados Unidos envió a Juan González, principal asesor de la Casa Blanca para América Latina, y a James Story, embajador norteamericano en Venezuela, a encontrarse y dialogar con el presidente Nicolás Maduro en Caracas para reducir las restricciones a la exportación de petróleo venezolano. EE.UU. necesita del crudo del país latinoamericano para reducir la dependencia petrolera de Rusia, país sancionado económicamente por Washington por el conflicto con Ucrania.
El gobierno de Estados Unidos pone sobre la mesa una posible reducción de las sanciones a Venezuela que permitiría a este país, entre otras cosas, producir más petróleo y venderlo en el mercado internacional, con el objetivo indirecto de aislar aún más al gobierno ruso de Vladimir Putin. Aunque en verdad, más que un ataque a Putin, es una demostración de la frágil situación en la que se encuentra Occidente en materia energética. Lejos de ser una ofensiva de Estados Unidos, es en realidad un tibio retroceso en su política imperialista.
Mientras tanto, Washington sigue considerando a Venezuela una “amenaza a la seguridad nacional y la política exterior” de acuerdo una orden ejecutiva del expresidente Donald Trump, firmada en 2015, que acaba de ser extendida por el presidente Joe Biden.
Estados Unidos rompió las relaciones diplomáticas con Venezuela y cerró su embajada en Caracas en 2019, después de acusar Maduro de supuesto fraude electoral en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania está llevando a Estados Unidos a prestarle una mayor atención a los aliados del presidente Putin en América Latina, que Washington considera que podrían convertirse en amenazas a la seguridad si el enfrentamiento con Rusia se profundiza.
Estados Unidos también busca garantizar suministros alternativos de petróleo en caso de decidir sanciones más amplias a la industria energética de Moscú. Washington impuso en 2019 sanciones sobre el petróleo venezolano, lo que ha derivado en una dependencia mayor de Moscú. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reveló el domingo que tanto su país como sus aliados europeos valoran la posibilidad de un embargo total sobre el petróleo ruso. Aunque, de concretarse, esto despertaría una reacción de Rusia que podría poner en peligro crítico a la economía mundial.
Una concesión de Estados Unidos sería permitir que Venezuela use temporalmente el sistema SWIFT, el cual facilita transacciones financieras entre bancos de todo el mundo. Para Maduro lo primordial es el levantamiento total de las sanciones que prohíben exportar petróleo venezolano así como las que están dirigidas a funcionarios del gobierno.
“Estamos preparados para crecer uno, dos, tres millones de barriles (diarios) si hiciera falta para la estabilidad del mundo“, anunció Maduro durante una reunión de anoche con el alto mando político, el consejo de vicepresidentes y el alto mando militar.
En declaraciones televisivas, Nicolás Maduro caracterizó a la reunión con la delegación norteamericana de “respetuosa, cordial, muy diplomática“. “Ahí estaban las banderas, la de Venezuela y Estados Unidos, se veían bonitas: unidas como deben estar“, afirmó el presidente venezolano.
"Respetuosa, cordial, muy diplomática" caracteriza Nicolás Maduro a la reunión de dos horas entre los gobiernos de Venezuela y EEUU. "Ahí estaban las banderas, se veían bonitas: unidas como deben estar".
Muchos papeles se están quemando a raíz de la guerra en Ucrania. pic.twitter.com/A7FeOKSsW7
— Juan Manuel Karg (@jmkarg) March 8, 2022
El acercamiento de EEUU a Venezuela en la emergencia por obtener petróleo ya desató algunas reacciones en la comunidad internacional. El polémico presidente de El Salvador, Nayib Bukele, por ejemplo, escribió en Twitter: “El gobierno de Estados Unidos decide quién es el malo y quién es el bueno y también cuándo el malo se vuelve bueno y el bueno se vuelve malo“.