El intendente de Bahía Blanca, Héctor Gay, inaguró este lunes el periodo de Sesiones Ordinarias del Concejo Deliberante, el primero luego de haber sido reelecto en octubre pasado, y tras un verano tenso en lo político.
Ante las y los 24 concejales del Partido de Bahía Blanca, el jefe comunal bahiense brindó un discurso de apertura repasando algunos datos de su gestión y dando por inaguradas las sesiones ordinarias que se extenderán hasta el 30 de noviembre de este año.
Como sucedió el año pasado en la misma ocasión, sólo fue posible ingresar al recinto del deliberativo con invitación, al tiempo que las y los periodistas y trabajadores de la comunicación debían acreditarse previo al ingreso.
Un discurso con mucha fantasía y poca política
Una de las frases salientes del discurso del jefe comunal de Bahía Blanca, se refiere a la necesidad de que las fuerzas política de la ciudad trabajen en conjunto:
"Tenemos que unificar esfuerzos, dejando de lado diferencias políticas, para que de una vez por todas el sudoeste bonaerense tenga un programa estratégico integral, donde Bahía Blanca sea líder de una política de Estado seria, previsible, planificada y que perdure más allá del gobierno de turno".
Se trata a todas luces de una frase bonita, con la que alguien difícilmente pueda estar en desacuerdo. No hay que ser un avezado analista político para darse cuenta que en Bahía Blanca, el clima político está enrarecido a partir de los sucesos ocurridos durante el verano (ver apartado).
Por otra parte, otro de los pasajes de su discurso que más alejados se vieron de la realidad concreta y palpable que se vive en la ciudad, es cuando se refirió a la cultura barrial bahiense.
"Las actividades artísticas y culturales en los barrios con artistas locales, las intervenciones de arte en espacios públicos, la incorporación de la cultura joven y de nuevas expresiones artísticas, las alianzas virtuosas con escuelas de la ciudadanía e instituciones, proyectos como Los Museos Van a los Barrios o Disfruta Bahía, serán pilares de un año con actividad en crecimiento".
Nuevamente, una frase con la que nadie puede estar en desacuerdo, pese a que la realidad la refuta contundentemente. Recientemente, se desplomó un escenario en un corso barrial. El Municipio primero canceló el Gran Corso Céntrico y año a año intenta hacer retroceder los corsos y silenciar las murgas, ese fuego de febrero, tan crítico del poder de turno.
Finalmente, si bien huelga reconocer que el intendente abordó lo sucedido en Villa Mitre, resulta llamativo que haya obviado un tema tan sensible para el bolsillo bahiense como es el abultado costo del pasaje de colectivo.
El contexto político bahiense
Pese a que la dinámica de la política suele ralentizarse en los meses de verano, en Bahía Blanca hubo varios hechos de importancia que llevan a que el inicio de Sesiones Ordinarias se de en un clima enrarecido. Esto se debe a un déficit de escucha, diálogo y consenso de la gestión Gay y su traducción inmediata en la degradación del quehacer deliberativo.
En un contexto en que intendentes políticos de "ambos lados de la grieta", comprenden la necesidad de realizar un gesto de autoridad congelándose los salarios, la codicia de Héctor Gay es un tema que comienza a molestar incluso a los propios. Máxime cuando el valor del boleto de colectivos sigue aumentando muy por encima de la inflación. Cabe recordar que su aprobación en una situación irregular motivó que la oposición denuncie al titular del Concejo Deliberante, Fernando Compagnoni.
Esto significó el cese de las Sesiones Extraordinarias del verano. Anteriormente, habría quedado de manifiesto que a pesar de que el oficialismo posee el recurso del doble voto del Presidente del Concejo para poder aprobar cualquier ordenanza, esta situación contrasta con las movilizaciones como la del movimiento artístico y cultural local en oposición al proyecto oficialista de derogación de las ordenanzas culturales.
Pareciera que Héctor Gay todavía no logró digerir el resultado de las elecciones nacionales y provinciales de 2019. A diferencia de lo que sucedió en su primer mandato, hoy se encuentra gobernando el Municipio desde un espacio opositor al que gobierna la Provincia y la Nación.
No hay margen para berrinches y oposiciones automáticas, como la negativa a firmar el convenio de reparación de escuelas. Si Héctor Gay sigue encerrado en una lógica partidaria y sobreideologizada, su gestión y el bienestar de las y los bahienses se resentirá.
Efectivamente, su comodín de campaña, la llegada de Amazon quedó descartada y hoy su máxima apuesta parece ser el tren desde Vaca Muerta, una promesa incumplida del anterior gobierno, que sólo podrá volverse realidad si Gay accede a cooperar con el flamante presidente del Consorcio de Gestión del Puerto, Federico Susbielles, máxima autoridad del lugar de destino de la vía férrea y un hombre dado a la busqueda de consensos.
Esto mismo también corre para la Seguridad, una problemática que viene agravándose en nuestra ciudad y para la que el gobierno local parece no tener reflejos. Luego del asesinato de Sergio Castillo, el intendente Gay rompió su promesa de la campaña electoral que lo llevó al gobierno, cuando había manifestado su voluntad de ser el "responsable político de la seguridad".
Nadie espera que Gay tenga la responsabilidad absoluta sobre esta cuestión, pero la tendencia en las grandes ciudades es virar a formas de administración más modernas, donde los intendentes no se ocupen meramente del "alumbrado, barrido y limpieza", sino que colaboren con los estamentos superiores del estado en la toma de decisiones, a partir de su conocimiento directo del territorio.
Por otra parte, el hecho de haber degradado la cartera de Seguridad a Subsecretaría y su decisión de mantener en el cargo a Emiliano Álvarez Porte para mantener la alianza política con la UCR local, redundan en una gestión más flaca y perjudicial para las y los bahienses.
Finalmente, para un intendente de la democracia, resulta inexcusable una mención -aunque sea de ocasión y al pasar- sobre el no inicio del Juicio al a Triple A. No es difícil comprender que su juzgamiento redunda en mayor seguridad. Aquí no hay patinas ideológicas que valgan.