El día jueves 23 de febrero se realizó la audiencia número 45 del juicio por delitos de lesa Humanidad conocido como Megacausa Zona 5. En este caso, declararon solo tres testigos, quienes aportaron datos sobre lo ocurrido en el pensionado católico de calle Zapiola al 400 durante la última dictadura.
La causa tiene en la actualidad 37 imputados, acusados de secuestros, torturas, violaciones, asesinatos, desapariciones forzadas y robo de bebes, delitos cometidos contra 333 víctimas.
El debate, que se realiza en la sede del Tribunal Oral Federal de Chiclana y Lavalle, se encuentra presidido por el juez Ernesto Sebastián, y secundado por los jueces Sebastián Foglia y Marcos Aguerrido.
En esta oportunidad declararon solamente tres testigos, quienes aportaron datos sobre lo ocurrido durante la dictadura y años previos, en el pensionado católico de calle Zapiola al 400. Específicamente, sobre uno de sus residentes: el desaparecido Hugo Alfredo Fuentes.
El fallido de un viejo conocido
La jornada sufrió un retraso considerable, comenzando con alrededor de tres horas de retraso debido a la interposición de un escrito por parte del abogado defensor particular Eduardo Sinforiano San Emeterio.
El abogado realizó una denuncia al Juez Ernesto Sebastián por “Imparcialidad manifiesta“, algo que tuvo que corregir con la presentación de otro escrito. Sinforiano San Emeterio había querido denunciar un supuesto acto de “parcialidad manifiesta”, pero se equivocó groseramente en la redacción, cambiando por completo el significado de la denuncia.
La teoría freudiana expresa claramente que los actos fallidos, que sacan a relucir lo que el inconsciente realmente piensa y/o desea, también se manifiestan de manera escrita, como en esta ocasión.
San Emeterio es conocido en nuestra jurisdicción -y en otras también- por ser un defensor de genocidas de gran histrionismo, gustoso de llamar la atención, como también de recurrir a ciertas maniobras dilatorias, como presentaciones sin ningún tipo de asidero, para ralentizar las audiencias y retrasar el juicio.
En una oportunidad, ante una provocación amenazante que lanzó el defensor de genocidas en juicio, nuestros compañeros de H.I.J.O.S. La Matanza emitían una denuncia contra él y recordaban su trayectoria.
“San Emeterio es hijo de un Coronel, pero él nunca pasó del grado de Subteniente de reserva”, señalaban y, a modo de currículum, detallaban que:
“En 1971 a los 20 años, entró a la SIDE y en los inicios de la dictadura era custodio del General Otto Paladino, entonces jefe de la central de espías. En 1976 estuvo en el grupo de Tareas 4 que dependía del servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea. En 1979, disuelto el GT4, volvió a la SIDE, pero esta vez lo destinaron a la cocina, donde algunos memoriosos que no lo querían, dicen que le encomendaron contar milanesas y manzanas asadas. En 1980 renunció y luego se tomó unos cuantos años para hacer la carrera de abogacía“.
En la audiencia de este jueves, el defensor logró en parte su cometido, ya que el Tribunal, mientras debía estar abocado a recibir declaraciones de víctimas y testigos, deliberó durante más de tres horas.
Además, antes y después del análisis, incurrió en una extensa explicación sobre la denuncia, dándole una innecesaria identidad y utilizando un lenguaje poco accesible al público en general que sigue los juicios, y que espera desde hace más de 46 años, que el Estado repare de manera ágil, clara, y humana, tantos años de impunidad.
Cerca de las 12 del mediodía pudo declarar el primer testigo, Néstor Julio Aira, quien era allegado de Hugo Alfredo Fuentes, víctima en esta causa, a quien conoció a principios de los años 70. El testigo no autorizó a que su testimonio sea transmitido, aunque no brindó ningún dato sobresaliente para la causa.
El “Semillero subversivo”
Hugo Fuentes era oriundo de Tandil, provincia de Buenos Aires y se había radicado en Bahía Blanca para cursar sus estudios universitarios. En 1976, se graduó en el Profesorado en Humanidades, especialidad de letras, título que no pudo recibir debido a que fue secuestrado con anterioridad al acto de colación.
En Bahía Blanca, vivía en la Residencia Universitaria Católica ubicada en la calle Zapiola al 400, pensionado que fue cerrado por las fuerzas armadas por considerárselo un “semillero subversivo“. Allí, el 24 de marzo de 1976 fueron secuestrados nueve estudiantes, cuyos casos también forman parte de la Megacausa.
Sobre la dinámica y posterior acción represiva sobre el pensionado católico perteneciente a la Curia, se explayó ampliamente y dimos cuenta de su declaración, la Investigadora Dra. Virginia Dominella en la vigesimosexta audiencia de esta Megacausa.
El secuestro de Hugo Alfredo Fuentes se llevó a cabo el 15 de febrero de 1977, luego de que la víctima se retirara del estudio jurídico del abogado Héctor Jorge Bertoncello, quien declaró en segundo lugar.
Por medio de un operativo a plena luz del día sobre calle Alsina, a la altura del negocio “Carpet Sur”. Allí Fuentes fue subido a un automóvil Ford Falcon, y nunca más se lo volvió a ver, ya que continúa desaparecido. Su familia interpuso un recurso de habeas corpus que fue rechazado y archivado por el Juez Francisco Bentivegna de Bahía Blanca.
Fuentes era sindicado por los organismos de inteligencia como izquierdista, militante de la agrupación “Tendencia Estudiantil Socialista Revolucionaria” (TESR) –ala estudiantil del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT)– y como integrante, en su momento, de una lista de representantes estudiantiles. Fue uno de los fundadores de la Juventud Universitaria Católica (JUC) en Bahía Blanca.
Abogado todo terreno
El segundo testimonio fue el del abogado bahiense de conocida trayectoria Radical, Héctor Jorge Bertoncello, recordado por los organismos de Derechos Humanos bahienses por haber defendido en el año 2014 al obispo Monseñor Garlatti, luego de que la Curia encubriera al cura Aldo Vara, acusado por delitos de Lesa Humanidad y buscado por Interpol.
Vara, el cura genocida, estaba escondido en la Triple Frontera y murió impune luego de ser hallado. Garlatti había alegado no saber que la Curia que él representaba le pagaba el sueldo al prófugo por medio de un apoderado, el empresario Leopoldo Bochile de Bahía Blanca. Bertoncello fue el abogado defensor de Garlatti en esa causa.
En esta oportunidad, se presentó como testigo del caso de Hugo Alfredo Fuentes, ya que la víctima fue emboscada y secuestrada luego que saliera del estudio del abogado. Supuestamente, la víctima estudiaba en su oficina de calle Lamadrid 62 y “me atendía el teléfono“, contó el testigo.
Bertoncello relató que presentó un Habeas Corpus a pedido de la familia para saber el paradero de Fuentes, pero el mismo fue denegado, como era habitual, por el Juez Francisco Bentivegna.
Más adelante en su relato, confesaría que realizó la presentación, aunque no era de su agrado hacerlo por miedo, pero a la vez le daba vergüenza decirle a la familia que no lo haría.
También relató que “yo en aquel momento era asesor legal del Club Universitario“. “El Club estaba en ebullición porque había sectores que lo querían convertir en un grupo político“, continuó, “y había otros como el que habla que nos oponíamos a eso porque podía suceder un desastre“.
“Como sucedió luego cuando la Triple A tomó por asalto el Club Universitario“, agregó, “ametrallaron el frente y se metieron los matones de Ponce“.
“En las discusiones políticas se nos recriminaba a algunos que no éramos revolucionarios“, expresó. Su asesoría legal al Club Universitario, se extendió también durante la dictadura.
El testigo contó que, en aquella época, representó a la familia de Fuentes en la sucesión de bienes y comentó que “la dictadura había facilitado la ausencia con presunción de fallecimiento y después presentamos la sucesión”. Bertoncello relató que toda esa información y sus respectivas carpetas se le extraviaron.
En otro tramo de su declaración recordó haber defendido al economista Alfredo Barbeito, un profesor de la UNS acusado junto a otros 30 docentes de “infiltración ideológica marxista”, en lo que se conoce como la “causa de los profesores de la UNS” cuya imputación presentó el Ministerio Público Fiscal el pasado mes de septiembre del 2022.
A su vez, el testigo admitió que no supo que hubiera prosperado favorablemente ningún habeas corpus presentado en esta ciudad. Aun así, trató de demostrar extensamente en su relato un compromiso y una intervención a favor de desaparecidos y presos, aunque no se registran demasiados recuerdos que así lo aseveren entre los familiares y sobrevivientes.
Lo que, sí está fresco en la memoria de los bahienses, es su defensa al Obispo Garlatti, acusado de encubrir al cura genocida Aldo Vara.
Estas intervenciones relatadas por el declarante, no le acarrearon a él ningún tipo de represalia, y contó que allegados intercedieron ante la SIDE para que lo saquen de una lista en la que figuraba, cosa que así sucedió.
“Queríamos un país más justo, más libre, más soberano”
El tercer y último testigo de la jornada fue Miguel Ponce de León, amigo y compañero de la víctima Hugo Fuentes. El testigo conoció a Fuentes en el año 1969 o 1970, cuando compartieron el pensionado católico de calle Zapiola al 400. Sobre él, señaló que:
“Hugo estudiaba licenciatura en Letras era muy estudioso, muy solidario, y tenía mucha facilidad por su capacidad y dedicación a la lectura. Por su estudio leía a muchos autores y poetas del tiempo, Neruda, Vallejo, Benedetti, Galeano, Almafuerte y lo recitaba con mucha capacidad, Era un soñador”.
Al ser indagado sobre esa convivencia, expresó que se trataba de una comunidad donde se debatía todo:
“Casi todos los del pensionado católico militábamos en distintas agrupaciones políticas que en ese momento había en el país y en Bahía Blanca. Buscábamos un país más justo, más igual, más democrático, la mayoría de los estudiantes queríamos una universidad más democrática, más abierta al pueblo, nos enfrentábamos a gobiernos que no respondían a esos parámetros, queríamos un país más justo, más libre, más soberano”.
Ponce de León relató la dinámica existente entre los estudiantes de ese momento y explicó que “los centros de Estudiantes de esa época habían prácticamente desaparecido, tenían menor influencia que antes, y predominaba el Asambleísmo universitario”.
Allí convergían estudiantes de distintas vertientes políticas, para definir democráticamente las acciones reivindicativas. “Era un momento donde había un creciente descontento con las dictaduras“, graficó, “había una necesidad de organizarse el movimiento obrero y estudiantil de forma distinta”.
En la pensión había una gran parte de los estudiantes que pertenecían a la JUC, Juventud Estudiantil Católica. “Lo católico mostraba un mayor apego a la solidaridad, la influencia del catolicismo influía mucho en el pensionado”, detalló el testigo en referencia al pensionado.
Ponce de León dio cuenta también de la acción represiva que sufrió el establecimiento, siendo baleado su frente en alguna oportunidad y sufriendo allanamientos de parte de la policía, que decían conocer al detalle, quienes, y cómo vivían allí adentro, dando cuenta que eran víctimas de espionaje. En ese mismo sentido, expresó que el miedo en dictadura era muy grande y que:
“Yo le llamo a la vida después del 76: Terrorismo. Uno vivía aterrorizado. Salía de la casa y no sabia si le pegaban un tiro, si lo secuestraban, si lo llevaban a La Escuelita, fue muy difícil vivir así. Espero no lo volvamos a vivir“.
En el final de su declaración, el testigo realizó una comparación atinada sobre las luchas y convicciones perseguidas en los 70 y lo que sucede en la actualidad:
“En el pensionado católico se comía, se vivía, se hacían fiestas, se debatían innumerables cosas… Queríamos la democracia, queríamos la redistribución de la riqueza, pero el Neoliberalismo no quiere eso“.
“Quiere que una pequeña cantidad de personas se apropien del trabajo y el esfuerzo de todos los demás”, remarcó, al tiempo que agregó:
“Y está pasando en Argentina con la experiencia triste de los cuatro años de Macri y una experiencia muy triste de un magnicidio como el que se realizó sobre la vicepresidenta (Cristina Kirchner) y se soslaya, se minimiza y no se investiga. Esa es la justicia que tenemos y que no tendría que estar“.
Fiscalía cierra sus testimoniales
El Tribunal trasladó la declaración de la cuarta testigo que debía declarar a la audiencia siguiente, debido a la extensión horaria producida. El ultimo testigo concluyó pasadas las 15:30 horas.
Para cerrar la jornada, el fiscal Pablo Fermento notificó que luego de las primeras audiencias del mes de marzo, estarían concluyendo con los testimonios de la fiscalía, por lo que deberían comenzar a declarar los testigos propuestos por las defensas de los genocidas.
Cuadragesimoquinta audiencia de la Megacausa Zona 5 (23 de febrero de 2023)
¿Cuándo siguen las audiencias?
Las Audiencias continúan el próximo jueves 2 de marzo, desde las 9 horas, en la sede del Tribunal Oral de Chiclana y Lavalle de nuestra ciudad.
Los juicios son orales y públicos y puede concurrir cualquier persona que así lo desee, con su DNI.
Las audiencias se emiten de manera virtual por el canal de YouTube de la Subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires y por el canal del Poder Judicial, en cuyos canales se pueden encontrar subidas todas las audiencias realizadas durante el año 2022, así como en el micrositio de la Megacausa Zona 5 en El Ágora Digital.