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jueves, marzo 28, 2024

El hospital municipal de Bahía Blanca y los relatos del horror

En la decimoquinta audiencia del juicio por delitos de lesa humanidad Megacausa Zona 5, que tuvo lugar este jueves 2 de junio, pudieron escucharse crudos relatos sobre lo acontecido en el Hospital Municipal de Bahía Blanca, como también la exposición de dos hijos de una víctima, que no llegó a declarar ante la justicia, debido al tiempo transcurrido desde los hechos.

El Tribunal compuesto por los jueces Ernesto Sebastián, Sebastián Foglia y Marcos Aguerrido, le tomo declaración a cinco testigos-victimas, todos de manera presencial en la sede del Tribunal Oral Federal de calle Chiclana y Lavalle.

Secuestros en el Hospital Municipal

Las tres primeras declaraciones, se hallaban ligadas entre sí, y remitieron a una serie de secuestros sufridos por empleados y empleadas del Hospital Municipal de Bahía Blanca a mediados de septiembre de 1976.

Jorge Riquelme, quien testimonió en primer lugar, era enfermero en el servicio de cirugía, y Boris Hernández, que lo hizo posteriormente, trabajaba en patología y colaboraba con las necropsias en la morgue judicial.

Ambos fueron victimas de secuestro y conducidos a instalaciones del Ejercito donde permanecieron cautivos en calabozos. Luego de eso fueron trasladados al salón de la banda del Batallón de Comunicaciones 181, hasta lograr su libertad.

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Junto a estas dos víctimas, también fueron secuestrados en el mismo episodio, Eliseo Vázquez, María Luisa Barroso y Ramona Magaz, también empleados del Hospital Municipal.

“El que llevaba el anillo era Montezanti”

Riquelme relató que las condiciones en que se encontraban “fueron horribles” y que su familia nunca supo dónde estaba el tiempo que duró el secuestro. Apenas les dieron de comer, muy pocas veces “alguna papa hervida y una sémola quemada”.

En el lugar había gente secuestrada de otros lugares, alguna muy mayor “una no me la voy a olvidar nunca, porque le pusieron la venda con el algodón y cuando yo lo vi tenía el ojo acá abajo… el algodón le tiraba para abajo y se le secó con esas secuelas…”

Riquelme recuerda que al hospital concurrían asiduamente los militares y “revisaban los pacientes y hubo ocasiones en que se llevaron a pacientes presos y nadie más se enteró” el destino de esos pacientes, que no los volvían a traer.

Fue interrogado varias veces, siempre vendado y que la última vez, le hicieron firmar una declaración sin leer y con una pistola en la cabeza. Para eso le sacaron la venda y le advirtieron “no me mires porque te voy a tener que matar”.

A uno de esas personas interrogadores, le vio la mano y dice haberla reconocido posteriormente por el anillo que llevaba. Contó que era abogado y estaba en la UOM. Un día estando en el sindicato lo cruzó y “vi que llevaba el anillo... cuando volví a ver el anillo me di cuenta que podía ser esa persona. El nombre me lo dijeron los mismos de la UOM: Montezanti”.

Luego de liberados, se encontraban todos en el hospital y sin embargo guardaban silencio, “como que no queríamos hablar de lo sucedido… se hizo como costumbre. Nadie pregunto nada”.

Ante la pregunta de cómo siguió su vida después de los vivido, expresó que “yo eché un manto de piedad, pero después ya me empezó a molestar y necesitaba decir de alguna manera todo lo que viví. Logre sobrevivir, pero no me alcanzaba”.

Hospital sitiado

A su turno, Boris Hernández, quien colaboraba con las necropsias en la morgue judicial, le atribuye sus secuestros a que sus nombres aparecieron en la puerta de un baño público del hospital, donde los acusaban de subversivos.

El desmedido procedimiento lo realizaron rodeando toda la manzana del hospital y con vehículos con ametralladoras antiaérea. Fue llevado junto a las otras victimas al V Cuerpo de Ejército con el mismo recorrido y permanencia. 

Hernández se refirió a situaciones que lo conmovieron terriblemente, a pesar de la habitualidad de trabajar con cadáveres en la morgue. Una fue la de una persona que estaba secuestrada con ellos, a la cual le dijeron que se podía ir, que lo liberaban, y que él lo vio muy inquieto, nervioso.

A los pocos días, cuando Hernández es liberado y toma servicio nuevamente, traen asesinado a ese hombre al hospital, lo que le produce un gran impacto.

En otra oportunidad, un hombre de otra provincia llegó acompañado por un vecino a reconocer el cuerpo de su joven hijo asesinado, al entrar a la morgue, reconocen el cadáver del hijo y este vecino ve que estaba también el de su hija, de la cual hacia un par de días que no tenía noticias, arriba de una marmolina, porque las heladeras estaban llenas de cadáveres.

“Siempre chicos y chicas muy jóvenes, adolescentes, y siempre decían que eran enfrentamientos con la subversión” expresó.

Posteriormente la victima realizó un croquis en presencia del Tribunal y las partes, identificando asi, todos los diferentes estamentos del lugar donde estuvo secuestrado y fue interrogado en el Batallón de Comunicaciones 181 del V Cuerpo de Ejército.

Todos estos hechos lo llevaron a Hernández a requerir de tratamiento psiquiátrico porque le afectaron sensiblemente.

“Con esto me saco una carga del corazón, por todo lo que vi, que lo tenía callado… me pongo en el lugar de los papás, las mamás… por lo menos ahora me siento mejor...” expresó Hernández antes de concluir.

Morgue repleta de cadáveres

Para esclarecer esta serie de secuestros, declaró también en la jornada Néstor García, quien se desempeñaba como Técnico anestesista en el Hospital Municipal al momento de los hechos. El testigo, que tenia una estrecha amistad con Magaz y Barroso las dos mujeres secuestradas, por lo que relató todo lo contado por las víctimas.

García tiene aún el vívido recuerdo de las víctimas que pasaron por el hospital, tanto antes del golpe como posteriormente, y rememoró los casos de Néstor Del Rio y Alberto Pojomovsky:

“Yo  no me quería morir sin contar esto. Fue algo monstruoso lo que hicieron. Traían cadáveres al hospital, acribillados, gente en ropa de cama, o ropa interior y decían en el diario que habían sido enfrentamientos… nadie está en un enfrentamiento en pijama. No me quería ir con esto a la tumba”

El hospital sabia estar abarrotado de cadáveres de gente joven de ambos sexos, al punto que no tenían lugar donde ponerlos,

“Una mañana entraron 11 cadáveres a la Morgue. Nos llamaban a los varones para que fuéramos a descargarlos de los camiones del Ejército, los poníamos como entraran, alguna la poníamos a la heladera y otras en el mármol…” contó y explicó que no entraban más y que registraban como NN.

“Una de esas veces, en la morgue había una mujer embarazada en la mesada de mármol con una bombacha solamente. Tenia como que le hubieran quemado las aureolas de los pezones con cigarrillos. Eso se lo conté al fiscal Cañón.”

En nombre de Papá

Para culminar la serie de testimoniales del día jueves 2, se pudo escuchar los testimonios de ambos hijos de una de las víctimas de esta causa, que, debido al tiempo transcurrido con impunidad, falleció en el año 2009, antes de poder contar sus padeceres ante un Tribunal de la justicia Argentina.

Carmen y José, Hijos de Luis Mauricio Denett quienes pudieron relatar sus vivencias y cómo el secuestro de su padre, cambió para siempre la vida de la familia. 

Luis Denett era delegado municipal, militante peronista y también fotógrafo. Fue secuestrado en su domicilio en Carmen de Patagones frente a sus hijos, y junto a otras dos víctimas, Néstor Bari y Héctor Fernández en julio de 1976. Las víctimas fueron trasladadas a la ciudad de Bahía Blanca, y encerados en dependencias del Batallón de Comunicaciones 181.

Allí permanecieron en condiciones de cautiverio y torturas, recluidos en una celda y posteriormente reubicados en el sector del “gimnasio” hasta ser liberados aproximadamente después de 40 días.

“Estos recuerdos de mi niñez están muy adentro mío y ésta es una gran oportunidad para poder contar después de tantos años” le dijo Carmen al Tribunal, con el portarretrato de su papá prolijamente depositado en la mesita, mirando a los jueces.

Luis era un militante solidario y comprometido y su hija lo reivindicó: “Estoy feliz de contar nuestra historia familiar y como mi papa dijo una vez, que agradecía que pudo volver vivo, para poder seguir militando”, concluyó.

Decimoquinta audiencia de la Megacausa Zona 5 (2 de junio de 2022)

¿Cuándo siguen las audiencias?

Las audiencias continuarán el día jueves 9 de junio desde las 9 horas, en la sede del Tribunal Oral de Chiclana y Lavalle. Los juicios son Orales y Públicos, y puede concurrir cualquier persona con su DNI.

Además, las audiencias también se emiten de manera virtual por el canal de Youtube de la subsecretaria de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires.



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