Milei justifica un gesto de Elon Musk señalado como nazi y lo atribuye a una conspiración del "wokismo internacional"

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En una controvertida defensa pública a través de redes sociales, el presidente argentino Javier Milei respaldó al magnate Elon Musk, luego de que este realizara un saludo nazi durante el acto de asunción de Trump. En un mensaje cargado de agresividad y teorías conspirativas, Milei justificó la acción del empresario calificándola de “inocente” y acusó a un supuesto “wokismo internacional” de buscar demonizar a aquellos que luchan por la libertad.

Milei comenzó su defensa ensalzando a Musk como “uno de los hombres más importantes de la Historia”, destacando sus aportes al progreso humano y su defensa de la “libertad en su forma más pura”. Según el líder de La Libertad Avanza, el magnate de Tesla y SpaceX ha sido víctima de un ataque sistemático por parte de lo que describió como la “progresía internacional”, debido a su oposición al “discurso woke hegemónico”. En este sentido, Milei interpretó las críticas al gesto de Musk como parte de una campaña de desprestigio organizada contra quienes, según él, buscan salvaguardar las libertades individuales.

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El gesto en cuestión, realizado por Musk durante una reciente aparición pública y que desató la polémica, ha sido señalado por expertos y críticos como un acto simbólico que remite al régimen nazi. En lugar de condenar o al menos matizar su postura, Milei optó por desviar la atención hacia lo que considera una persecución ideológica, afirmando que “toda la progresía internacional se monta sobre el inocente gesto de @elonmusk para tildarlo de nazi”.

Sin embargo, el tono de su mensaje no se limitó a la defensa del empresario. En una escalada retórica, Milei no dudó en arremeter contra sus adversarios ideológicos, utilizando expresiones como “zurdos hijos de putas” y asegurando que “los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la LIBERTAD”.

Este tipo de discurso, que combina insultos con promesas de confrontación directa, ha sido una constante en el estilo discursivo de Milei, pero en este caso adquiere un tinte particularmente alarmante al justificar un gesto que, independientemente de las intenciones de Musk, tiene connotaciones históricas profundamente problemáticas.

La defensa de Milei también incluyó una mención a la adquisición de Twitter (rebautizada como X) por parte de Musk, un hecho que calificó como “uno de sus grandes aportes a la humanidad”. Según el candidato, esta compra significó recuperar una plataforma que estaba “programada para cancelar cualquier discurso que no fuera el discurso woke hegemónico”. Este argumento, un tanto conspirativo, refuerza la narrativa de Milei sobre una supuesta lucha global entre quienes defienden la libertad y aquellos que buscan imponer una agenda progresista y censuradora.

El gesto de Musk, aunque calificado como “inocente” por Milei, no puede ser analizado sin considerar su contexto histórico y simbólico. Los actos públicos de figuras de alto perfil como Musk tienen un impacto significativo en la opinión pública, y gestos de esta naturaleza no pueden desligarse de las interpretaciones que evocan. Justificarlo como una simple acción malinterpretada no solo ignora la sensibilidad de estos temas, sino que también contribuye a banalizar hechos históricos de enorme gravedad.

En cuanto al respaldo explícito de Milei hacia Musk, este se da en un momento en el que ambos comparten una retórica que combina la exaltación de la libertad con una crítica feroz al “wokismo”. Sin embargo, es preocupante que este tipo de discurso se utilice para justificar o minimizar acciones que pueden ser vistas como provocadoras o, en este caso, incluso ofensivas para la memoria histórica.

El mensaje de Milei concluye con una declaración beligerante que parece más un llamado a la confrontación que una defensa de principios democráticos: “No sólo no les tenemos miedo. Sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la LIBERTAD. Zurdos hijos de putas tiemblen. La libertad avanza. VIVA LA LIBERTAD CARAJO”. Estas palabras, lejos de fomentar un debate constructivo, refuerzan una polarización extrema que dificulta cualquier espacio de diálogo.

En un contexto político y social cada vez más polarizado, la justificación de Milei de un gesto tan controvertido como el de Musk plantea serias preguntas sobre los valores y límites que él mismo establece en su lucha por la “libertad”.

Defender la libertad no puede implicar, bajo ninguna circunstancia, minimizar o justificar acciones que remitan a regímenes totalitarios que han causado sufrimiento y muerte a millones de personas. El uso de un lenguaje violento y la apelación a teorías conspirativas no hacen más que alimentar un clima de confrontación que socava los principios democráticos

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