El equipo político nacional de Cambiemos no para de sacar cuentas luego de la elección de Miguel Ángel Pichetto como candidato a vicepresidente secundando a Mauricio Macri y los resultados no son favorables.
En los despachos de Casa Rosada hay gran preocupación por los votos que la fórmula de “Consenso Federal” (Lavagna-Urtubey) le puedan restar a Cambiemos. Es que ven que el nuevo espacio de la “ancha avenida del medio” que habían fogoneado para adelgazar al peronismo, en estas elecciones resulta más bien un aliado externo a la fórmula Fernández-Fernández.
Analizan que Consenso Federal cosecharía votos que -en su mayoría- provendrían de votantes de Cambiemos, por lo que todos y cada uno de los votos que obtenga Lavagna servirán para ampliar la diferencia de votos entre Cambiemos y el Frente de Todos. Incluso pronostican que hoy por hoy, dada esta situación, perderían en primera vuelta.
Una estrategia que analizan para restarle votos a la fórmula de “Los Fernández” es apoyar de modo explícito o discreto a gobernadores “independientes” de la disputa entre Cambiemos y el peronismo, limitando la presentación de listas de diputados y senadores nacionales y promoviendo las “boletas cortas” de los gobernadores.
Así, la boleta presidencial de Macri -sin legisladores nacionales- se completaría con la “boleta corta” de los gobernadores.
Hoy por hoy, pareciera que cuatro provincias irán con boleta corta de legisladores nacionales, sin aliazarse con ningún candidato presidencial. Se trata de Misiones, Córdoba, Río Negro y Neuquén.
Desde el peronismo se buscaba que los misioneros y los rionegrinos pegaran su boleta a la de Alberto Fernández, mientras que sonaba fuerte la posibilidad de que Schiaretti hiciera lo mismo con la de Roberto Lavagna. Esto le hubiera complicado el panorama a Macri en Córdoba, el tercer distrito electoral del país. Nada de esto sucedió y en Casa Rosada se generó un alivio, que igualmente no duró mucho.
