Luis Caputo firmó un acuerdo con el Ministro de Minas y Energía brasileño para exportar gas de Vaca Muerta a Brasil y abaratar los costos de la energía para el desarrollo del complejo industrial de San Pablo, mientras que en Argentina la motosierra de Javier Milei aplasta la industria nacional.
El Ministro de Economía Luis Caputo firmó un memorandum de entendimiento con su par de Minas y Energía brasileño, Alexandre Silveira, en el que acordaron que el gas producido en Vaca Muerta pueda llegar a Brasil.
El acuerdo se firmó durante la cumbre del G20 y a pesar de las tensiones entre los mandatarios Javier Milei y Lula da Silva. Además, implica la venta de 30 millones de metros cúbicos diarios a partir de 2030, que suplirán el volumen que Brasil venía importando desde Bolivia.
El memorandum implica buenas noticias para la balanza comercial Argentina-Brasil, pero aún mejores para el complejo industrial de San Pablo, ya que una vez se concrete la exportación, el país gobernado por Lula da Silva contará con energía barata para profundizar su desarrollo industrial.
Así lo celebró Silveira a través de sus redes sociales. “¡Gasolina más barata para Brasil!”, comentó, “firmé con el Ministro Luis Caputo el memorandum de entendimiento para traer gas de Vaca Muerta a Brasil”. “La previsión es que las importaciones brasileñas de gas natural de nuestros vecinos se realicen a través de 5 rutas“, puntualizó.
Posteriormente el funcionario agregó que “queremos aumentar una oferta de gas en Brasil y consecuentemente disminuir el precio. Precisamos tratar el gas como una energía de transición, aumentar el volumen para disminuir el precio y reindustrializar el Brasil, generando más oportunidades para nuestra gente”.
La comunicación del Palacio de Hacienda fue más escueta. “Se firmó un memorándum de entendimiento con el objetivo de discutir la infraestructura necesaria para la exportación de gas argentino desde Vaca Muerta a Brasil”, explicaron.
Además, aclararon que “los representantes designados por ambos países analizarán las alternativas para llegar a una exportación de 30 millones de metros cúbicos diarios (m3/d) de gas natural en cinco años”.
Los cinco caminos del gas de Vaca Muerta
Por lo pronto, está previsto que a partir del año que viene comiencen envíos por 2 millones de metros cúbicos, utilizando el gasoducto Bolivia-Argentina. Originalmente la obra estaba prevista para importar gas de Bolivia. Sin embargo, el país gobernado por Luis Arce enfrenta una declinación acelerada de la producción boliviana.
De ahí, se utilizaría el Gasoducto Brasil-Bolivia para completar el camino del gas de Vaca Muerta al país de Lula Da Silva. Actualmente, dicho ducto se encuentra subutilizado, ya que aunque tiene una capacidad de transporte de alrededor de 30 millones de metros cúbicos diarios, solo traslada entre 12 y 15 millones.
Para que esto se concrete es necesario que se completen las obras de reversión del gasoducto Norte y se encare una segunda etapa de la obra con loops (ducto paralelo) en territorio boliviano y plantas compresoras. Esto podría concretarse dentro de los próximos 2 años, permitiendo así conseguir un excedente mínimo de 15 millones de metros cúbicos.
Otra alternativa sería construir un gasoducto a través del Chaco Paraguayo, un proyecto que -además de ambicioso- aún está lejos de concretarse. Se trata de una iniciativa que propuso el gobierno de Santiago Peña.
La construcción implica crear una traza de 1.050 kilómetros (110 kilómetros en territorio argentino, 530 en Paraguay y 410 en Brasil), cuya capacidad sería de 32 millones de metros cúbicos diarios.
La tercera opción es la de utilizar el sistema de gasoductos de la ciudad brasileña de Uruguayana (que tiene una capacidad de transporte de 2,8 millones de metros cúbicos), lo que implicaría completar la segunda fase del exgasoducto Néstor Kirchner (rebautizado Perito Moreno) y la construcción de un tramo de conexión en el norte de Entre Ríos.
En este caso, Brasil tendría que extender la red hasta Porto Alegre, donde se conectaría con el tramo final del gasoducto Brasil-Bolivia.
La cuarta posibilidad es la de ampliar el trazado del gasoducto Cruz del Sur (que conecta Ensenada con Montevideo, en Uruguay), ducto que es que es propiedad de Shell, PAE, Ancap y Wintershall, y puede transportar 6 millones de metros cuadrados.
Una opción alternativa es la de vender el gas en forma líquida (GNL) a través de barcos, aunque con un costo más elevado. Esto permitiría a ambos países evitar pasar por otros territorios y podría concretarse a partir de 2027, fecha en la que está previsto que llegue a Argentina el buque de licuefacción que alquilarán Pan American Energy (PAE) y otras productoras.

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Impacto en las economías de Argentina y Brasil
De concretarse, el acuerdo sería beneficioso para ambos países, ya que permitiría a Argentina suplir la oferta de gas que Bolivia deja vacante y revertir la balanza comercial entre ambos países en beneficio de Argentina, que pasaría eventualmente a exportar el 8% de su producción al país.
Sin embargo, los principales beneficios del acuerdo podría llevárselos Brasil, que utilizaría el gas importado para darle un espaldarazo al complejo industrial al sur del país y garantizar una producción de fertilizantes a precios más baratos.
En contraposición, el Gobierno de Milei viene jugando en contra del desarrollo industrial argentino, apostando a la primarización de la economía. Esto podría afectar negativamente la relación de importaciones y exportaciones entre ambos países.
El Gobierno de Lula da Silva se enfrenta a una situación energética compleja, si se tiene en cuenta que el 70% de la matriz energética proviene de centrales hidroeléctricas, lo que genera incertidumbre de cara al cambio climático.
Actualmente, el país enfrenta la sequía más grave de los últimos 74 años, lo que redujo el nivel de sus represas hidroeléctricas al 49%, el más bajo desde 1930. En este contexto, viene importando gas por un costo de 13,82 dólares por millón de BTU.
Argentina podría generarle un ahorro sustancial, ya que en el peor de los casos el gas de Vaca Muerta tendría un costo de 8 dólares. Es en este contexto que Silveira y su equipo venía trabajando en un acuerdo desde principios de año, primero con Eduardo Rodríguez Chirillo y luego con María Carmen Tettamanti.
La próxima etapa será la puesta en funcionamiento de un grupo binacional para estudiar las mejores vías para que el recurso llegue a Brasil.

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Los libertarios y la obra pública
Ahora bien, la posibilidad de utilizar la traza del gasoducto Argentina-Bolivia es la que se presenta como la más rentable a corto plazo. Sin embargo, se enfrenta a una dificultad adicional, que es la decisión del gobierno de Milei de retirarse de la obra pública.
La gran apuesta de los libertarios es atraer capital privado a través del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Lo cierto es que, a pesar de su negativa inicial, el Gobierno Nacional debió cambiar de postura para completar el proceso de reversión del gasoducto Norte.
Aun así, resta avanzar con obras claves para que el fluido llegue al norte del país. Es que, a pesar de inaugurar las obras de reversión, Argentina volvió a comprar gas a Bolivia, según el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas).
Sin justificaciones oficiales para esta decisión, la versión que más fuerza tomó es que se buscaba atender la demanda de las provincias del Noroeste, ya que aparentemente el gas de Vaca Muerta no llegó a la región.
Desde el sector energético observaron que “es ridículo inaugurar la reversión del gasoducto, y pocos días después dejar en evidencia que la obra no está terminada. Si no sería imposible que el gas venga de Bolivia, porque la obra era justamente para revertir ese flujo”.
Los datos del avance de la obra dejan en claro que el proyecto aún no está próximo a terminarse. La compresora de Ferreyra apenas tiene un avance del 6,70% en sus obras, la de Dean Funes alcanzó el 9,72% de avance, en el caso de Lavalle es de 7,41%, y la de Lumbreras está en 7,44%.
A esto se suma que para completar los loops aún restan un 36% de los trabajos, mientras que otra fuente indicó que la conexión Cardales Mercedes “simplemente no anda”.
Esto se combina con una noticia aún más compleja. Según una fuente, “no se estan topeando las tres bocas de evacuación que tiene la cuenca. El problema es que no hay gas para llenar los caños“. La versión es respaldada por un dato de INDEC, que es que cayó en un 3.8% intermensual la producción de gas en agosto.

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Además de las obras propiamente dichas y la producción de gas de Vaca Muerta, hay un tercer problema al que deberá enfrentarse la administración libertaria: el precio del gas. cuando alcance un pico de 30 millones de metros cúbicos a lo largo de su recorrido.
El tema crítico en este contexto es la posibilidad de que Bolivia cobre un peaje por permitir el uso de su red de ductos para garantizar que el fluido llegue al polo industria de brasil, lo que aumentaría los precios finales.
Cabe señalar que actualmente los precios en suelo argentino se acuerdan entre la industria y el Estado, por medio del Plan Gas. Este fija tanto el piso como el techo del precio del gas hasta 2028.
La política permite reconocer a los productores los precios en dólares y garantizar su rentabilidad, mientras que para el gobierno esto permite evitar la volatilidad de los precios internacionales. Esto lleva a que el gas argentino valga entre 3,5 dólares y 4,5 dólares por millón de BTU.
Si a esto se le suma el costo de transporte, el valor iría por encima de los 5 dólares, y se además se suma el peaje que pueda cobrar el país vecino, el fluido llegaría a Brasil con un costo de entre 7 y 8 dólares.