Javier Milei se reunió con el Secretario de Salud norteamericano Robert F. Kennedy Jr. en Casa Rosada luego de ratificar su salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y poco después de que Mario Lugones anunciara más ajuste y desregulaciones en el area de salud argentina.
Este martes por la mañana el Presidente Javier Milei recibió en Casa Rosada a Robert F. Kennedy Jr., el secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, quien se encuentra en el país desde el domingo en el último día de su visita oficial.
El abogado llegó a la administración norteamericana de la mano del republicano Donald Trump y antes de su asunción en noviembre de 2024, ya había sido señalado por publicar información falsa y desinformar sobre las vacunas, el coronavirus e incluso la red de 5G.
El encuentro con el libertario duró poco más de una hora, y tuvo entre los presentes al Ministro de Salud argentino, Mario Lugones; la encargada de negocios de los Estados Unidos en la Argentina, Abigail Dressel; la consejera principal del secretario, Stefanie Nicole Spear; y Hannah Ingrid Anderson.
La reunión se dio en medio de un fuerte operativo de seguridad dentro del edificio que impidió la circulación de la prensa acreditada, y es una nueva muestra de alineamiento de La Libertad Avanza con el Gobierno trumpista.
Argentina ratificó su salida de la OMS
Previamente, en la tarde del lunes, el funcionario de Donald Trump se reunió con Lugones. Tras el encuentro, el Ministerio de Salud publicó un comunicado ratificando su salida de la OMS y anunciando nuevas normativas en el sistema de salud.
Los cambios van en línea con lo que Robert F. Kennedy Jr. viene realizando dentro del sistema de salud norteamericano, y fueron anunciados bajo la excusa de impulsar un “modelo sanitario más libre, transparente y preventivo“, enfocado en cuidar la salud “basado en evidencia científica”. Se anunciaron 5 medidas:
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El achicamiento y revisión estructural de organismos nacionales de salud bajo el argumento de “eliminar burocracia, superposiciones y normas obsoletas”
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El retiro de la OMS en rechazo a las “recetas” de la organización, a la que Casa Rosada acusa de actuar según intereses políticos y no en datos científicos
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Restricción de aditivos sintéticos en alimentos para “proteger la salud de la población —especialmente de los niños— y reducir la exposición cotidiana” a ingredientes riesgosos
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Revisión de autorizaciones rápidas (fast-track) para medicamentos de fármacos de alto costo, “especialmente aquellos destinados a niños y enfermedades poco frecuentes”
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Endurecimiento de los requisitos para la aprobación y supervisión de vacunas para que estas “sean sometidas a estudios clínicos con grupo placebo como estándar mínimo”
En rigor, se trata de una profundización del ajuste en el sector de salud estatal, justificado según los mismos criterios que el Ministro de Desregulación Federico Sturzenegger utiliza como excusa para desguazar otros organismos estatales.
En este caso, se suma un alineamiento al modelo de salud trumpista, repitiendo casi textualmente los anuncios que previamente había realizado Kennedy Jr. en suelo norteamericano. Uno de los puntos que más llamó la atención de los especialistas fue el dedicado a las vacunas.
La reconocida periodista científica Nora Bär advirtió que “lo que dice el ministro sobre las vacunas no se puede creer“. “Las reglas de ética exigen que cuando hay un tratamiento o vacuna efectivos contra una enfermedad”, apuntó, “lo nuevo no se compara contra placebo sino contra el mejor tratamiento existente para no poner en riesgo al paciente”.
Cabe recordar que, además que Argentina ya cuenta con un organismo destinado a controlar y fiscalizar la sanidad y calidad de los alimentos, incluyendo los insumos específicos, aditivos, colorantes, edulcorantes e ingredientes utilizados en la alimentación humana, así como los productos de uso doméstico y los materiales en contacto con los alimentos.
Se trata de ANMAT, que recientemente se vio desvinculada de los trámites relacionados con el ingreso al país de alimentos para uso personal, donaciones y productos destinados a propósitos médicos especiales sin fines de lucro, bajo la excusa de “desburocratizar” el proceso, según la Disposición 3280/2025.
La cruzada de Kennedy Jr. contra las vacunas
En cuanto Kennedy Jr., cabe remarcar que en los últimos años se posicionó en los medios estadounidenses como un detractor de las campañas de vacunación bajo la excusa de proteger a los niños (un argumento que ahora se ve repetido en el anuncio de Lugones), al punto de difundir de forma repetida noticias falsas sobre el tema.
El funcionario norteamericano ha difundido la idea errónea de que el timerosal en las vacunas causa autismo. Esta afirmación se basa en un estudio fraudulento de 1998, retractado por falta de evidencia y por manipulación de datos.
El timerosal, un conservante utilizado en algunas vacunas, no representa riesgos para el desarrollo cerebral. Investigaciones posteriores, incluidas revisiones exhaustivas de los CDC y la OMS, no han encontrado ningún vínculo entre las vacunas y el autismo, y lo consideran seguro en las dosis administradas.
Kennedy ha afirmado falsamente que las vacunas no se prueban con grupos de control con placebo, a diferencia de otros medicamentos. Esto es incorrecto: todas las vacunas aprobadas pasan por fases clínicas estrictas, incluyendo comparaciones con placebos, antes de su distribución.
Los estándares de seguridad para vacunas son incluso más altos que para otros fármacos, pues se administran a personas sanas. Los CDC destacan que su proceso de aprobación garantiza eficacia y minimiza riesgos, con vigilancia continua post-comercialización.
El secretario de Salud también citó un estudio que asociaba la campaña de vacunación contra la polio en India con casos de parálisis flácida. Sin embargo, los propios autores aclararon que no demostraban causalidad, y expertos criticaron su metodología. La OMS debió reiterar que la vacuna es segura y esencial en la lucha contra la polio.
De hecho, la erradicación de la polio en África en 2020 gracias a la vacunación masiva, refuta las afirmaciones de Kennedy. No hay evidencia científica sólida que respalde su teoría, mientras que los beneficios de la vacuna están ampliamente documentados.
En otra oportunidad, Kennedy sugirió que contraer sarampión podría proteger contra enfermedades como el cáncer, pero no existe evidencia que respalde esto. Por el contrario, estudios demuestran que el virus debilita temporalmente el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de otras infecciones.
A esto se suma que expertos en salud advierten que el sarampión puede causar complicaciones graves, como neumonía o encefalitis. La vacunación es la única forma segura de prevención, y no hay beneficios médicos en contraer la enfermedad de forma natural.
Finalmente, Kennedy afirmó que la vacuna contra el sarampión “pierde eficacia rápidamente, nunca fue sometida a pruebas de seguridad exhaustivas y contiene restos fetales”. Todas estas afirmaciones fueron marcadas como falsas por los CDC.
Dos dosis brindan un 97% de protección duradera. Además, la vacuna ha sido sometida a rigurosas pruebas de seguridad antes y después de su aprobación. Tampoco contiene “restos fetales”.