En medio de una de las peores crisis económico-sanitaria de la humanidad, ANSES consiguió recuperar parte del patrimonio destruido por Cambiemos. El Fondo de Garantía de Sustentabilidad, el fondo de inversión que apuntala el trabajo y las jubilaciones, tuvo un crecimiento impensable, luego de perder la mitad de su valor en la presidencia de Mauricio Macri.
El FGS creció 17,8% en dólares entre noviembre de 2019 y diciembre de 2020, de acuerdo a las cifras que se manejan puertas adentro y que se oficializarán en las próximas semanas. La escalada superó por lejos el promedio de aumento histórico. La habilidad del subdirector ejecutivo de operaciones del FGS, Lisandro Cleri, permitió que el año pasado haya cerrado con U$S 41.602 millones.
Desde su creación en 2008 y hasta 2015, la buena gestión del Fondo permitió que acumule a una velocidad del 12% anual en moneda extranjera. Esto se dio a pesar del crack inmobiliario en Estados Unidos del 2008 y, en Argentina, la ferviente oposición de los grandes empresarios a la estatización del sistema de jubilaciones (AFJP), cuyos activos pasaron a fundar al FGS. La profesionalización de la sub entidad y su participación en la economía real jugaron roles claves.
De noviembre del 2015 a noviembre del 2019 se dio un derrumbe inédito. La segunda caja más grande del país vio cómo se destruyó su patrimonio al 9% anual en promedio, al punto de empezar con U$S 66.209 millones y quedar en U$S 34.831 millones, mínimo en 10 años.
La razón por la que no se compara diciembre-diciembre punta a punta se explica por la mega devaluación macrista a pocos días de asumir, lo que convierte al 30 de noviembre en la fecha más precisa para la estimación.
El desplome del FGS lo llevó adelante el ex titular de ANSES Emilio Basavilbaso sin ninguna crisis de fondo para excusarse.
A partir de abril de 2018, las expectativas sobre el repago de la deuda externa se deterioraron y el Gobierno corrió a pedir auxilio al FMI. El programa falló rotundamente en todos los frentes. Se generalizó la desconfianza y provocó el comienzo de un ciclo de devaluaciones que pulverizó a los activos en pesos y le imprimió un sesgo contractivo a la actividad económica.
Además de esto, en agosto de 2019, luego de meses de salida de depósitos en dólares y pérdida de reservas, el Ejecutivo “reperfiló” (defaulteó) las obligaciones a corto plazo del Tesoro Nacional. Esto volvió a dañar a las tenencias del FGS.
Desesperado por conseguir dinero una vez que estalló la inevitable crisis, a través del DNU 668/2019 Macri obligó al Fondo a incrementar su exposición en títulos públicos por encima del techo del 50% que estipula la ley. El decreto lo lanzó en el peor momento del mercado. Posteriormente, la actual gestión “sinceró” en diciembre de 2019 esta situación al llevar el límite a 70% de forma transitoria hasta diciembre de 2023.
La tercera acción con la que el macrismo desguazó al FGS fue la falta de inversión en proyectos productivos.
El organismo tiene entre sus objetivos financiar proyectos vinculados al desarrollo económico, orientando sus inversiones hacia actividades generadoras de empleo. Puede destinar hasta el 50% a proyectos que incentiven y favorezcan el círculo virtuoso entre el crecimiento económico sostenible y el incremento de los recursos destinados al SIPA.
En la etapa en que se focalizó en mayor medida en estos productos -los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner (2008-2015)- se valorizó más que en la fase donde se priorizó invertir a tasas de mercado que posteriormente resultaron insostenibles y desequilibrantes para la economía en su conjunto -el gobierno de la alianza Cambiemos, presidido por Mauricio Macri (2016-2019)-.
Desde sus inicios hasta el año 2015 los proyectos productivos pasaron a representar casi el 14% de la cartera del FGS. En la actualidad, después del desmanejo de Cambiemos, los proyectos productivos representan menos del 3% del patrimonio, violando el límite mínimo de 5% establecido en la ley.
La gran recuperación
En contraste con el desastre producido por el neoliberalismo macrista, las autoridades actuales, consiguieron superar la media de crecimiento histórica en plena pandemia del COVID-19.
Las decisiones políticas que tomó en el organismo que conduce Fernanda Raverta resultaron vitales para que el FGS pueda salir adelante después de un desfinanciamiento y quebranto asegurado en el que lo había sumido Cambiemos. Una de las bombas de tiempo que dejó Macri al retirarse de la Rosada consistió en la “reparación histórica”.
Para mejorar las jubilaciones de un pequeño grupo, comprometió que el FGS pague con sus propios activos este flujo adicional. De este modo y en este contexto, si el Gobierno no la hubiera desactivado, en un año hubiera exterminado a la garantía de que el régimen de reparto pueda mantenerse vigente.
El objetivo de fondo en Cambiemos fue, justamente, volver a un sistema con las AFJP.
Desde el cambio de Gobierno, en diciembre del 2019, y hasta el cierre de diciembre 2020, el FGS se recuperó hasta los U$S 42.000 millones, lo que implicó un crecimiento de 17,8% en dólares en el primer año de gestión. En agosto de 2020, tras la reestructuración de deuda soberana, se alcanzó el máximo valor del año: U$S 44 mil millones.
Por primera vez en su historia, el FGS creció a pesar de que la economía tuvo un año recesivo. En 2014, 2016, 2018 y 2019 el Fondo había experimentado caídas considerables a la par de la actividad nacional.
Esta recuperación del valor del FGS se explica por tres factores:
- En primer lugar, la normalización financiera de Argentina: la culminación exitosa del canje implicó una reducción del riesgo país y una mejora en el valor de los títulos en cartera.
- Además, el desarrollo del mercado en pesos, con el Ministerio de Economía como emisor y el Fondo como principal inversor institucional.
- Tercero se ubicó la mejora en la calidad de los activos por parte de la gestión de Cleri, lo que incluyó la reconversión de los préstamos a Provincias en línea con lo que establece la flamante Ley de Defensa de los Activos del FGS (ley 27.574).