El Fondo Monetario Internacional (FMI) le exige al gobierno argentino un fuerte ajuste fiscal para este año si quiere cerrar el acuerdo para renegociar la descomunal deuda contraída por el gobierno de Mauricio Macri. El gobierno ya planteó en incontables ocasiones que el acuerdo con el FMI no puede implicar un ajuste al pueblo. El tiempo se agota y el organismo financiero internacional no cede.
La principal diferencia entre el equipo argentino y el Fondo es el ritmo de ajuste para llegar al equilibrio fiscal. El organismo que preside Kristalina Georgieva pide que este año el déficit baje al 1,9 % del PBI, una exigencia muy por encima del 3,1 % que plantea el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Por otro lado, el gobierno cuenta los días para enfrentar los próximos vencimientos con el Fondo por unos 1.100 millones de dólares, que dejarían al Banco Central prácticamente sin reservas líquidas.
Pero lo más grave para la coalición de Gobierno es la meta de gasto que el Fondo fijó para el 2023: Un déficit de apenas 1,4 % del PBI. El FMI plantea un fuerte ajuste en pleno año electoral. Diametralmente lo opuesto a lo que propuso para Macri: el préstamo fue de facto una inversión de parte del gobierno estadounidense de Donald Trump para mantener a Macri en el poder, y aún así perdió. ¿El Fondo busca que el Frente de Todos sea derrotado en elecciones?
Por otro lado, distintos actores centrales del frente oficialista, incluído el presidente Alberto Fernández, repitieron en incontables veces que el cierre del acuerdo no puede implicar un ajuste aún mayor al pueblo, quien fue el primer afectado por la deuda. Pero no cerrar con el Fondo, por otro lado, también abre un posible escenario de desestabilización fuerte de la macroeconomía.
La hoja de ruta que trazaron los técnicos del FMI continúa con un déficit proyectado del 0,7 por ciento para el 2024 y equilibrio fiscal para el 2025.
Por su parte, en su presentación ante los gobernadores, Guzmán reveló que le propuso del Fondo no modificar el 3,1 por ciento de déficit para este año y recién en 2023 comenzar un sendero de reducción del déficit que lleve al equilibrio en 2027.
El otro tema que suele molestar a los técnicos del FMI es la multiplicidad de tipos de cambio. En ese sentido, la exigencia también es fuerte: Reclaman que de acá a marzo el dólar oficial aumente un 20%.
En definitiva, la receta del Fondo es la misma de siempre: ajuste y devaluación, que afectarán sensiblemente el bolsillo de las mayorías.
