Los líderes de los BRICS celebran en Sudáfrica su 15º cumbre, donde se iba a debatir -entre otras cuestiones- el ingreso de Argentina y otras naciones al bloque de economías emergentes. Sin embargo, la incorporación de nuestro país se trabó pese al fuerte apoyo del presidente brasilero, Luis Inácio Lula da Silva.
El presidente argentino, Alberto Fernández, optó por no asistir al encuentro al que había sido invitado de manera protocolar. En respuesta a este cambio imprevisto, su par brasileño, Lula da Silva, expresó su indisimulada indignación y dejó claro que persistiría en la integración de Argentina al Bloque.
Pese a que cuatro de las cinco naciones fundantes del bloque apoyan el ingreso argentino, Sudáfrica fue el actor que trabó el proceso.
Da Silva fue quien hizo la defensa más fervorosa de la incorporación de nuestro país:
“Defiendo que los hermanos de Argentina puedan participar en los BRICS. Vamos a ver cómo queda en la reunión”, pero “es muy importante que Argentina esté en los BRICS“.
“Brasil no puede hacer política de desarrollo industrial sin recordar que Argentina tiene que crecer al mismo tiempo. Nosotros tenemos que compartir las cosas que nosotros hacemos con Argentina. Yo quiero que Argentina tenga poder de compra para poder comprar a tiempo, que tenga cosas para vender más”, completó Lula.
El jefe de Estado carioca ya intentó auxiliar financieramente a Argentina a través del banco de desarrollo del grupo, pero la normativa de dicha entidad se lo impidió.
No obstante, el líder del Partidos de los Trabajadores (PT) insistió en que “es posible ayudar” a Argentina, siendo miembro de los BRICS, que propondría una estrategia “más serena y madura” como establecen las reglas de hoy, “que solo favorecen al sistema financiero“.
En este sentido, redobló sus críticas al Fondo Monetario Internacional (FMI), del que criticó que solo se manifiesta “cuando hay crisis en países pequeños de África y América Latina”, cuando lo que debería hacer “es ayudar”.
Lula aludió el préstamo de 45 mil millones de dólares que el FMI otorgó a la gestión del conservador Mauricio Macri (2015-2019) y que heredó el actual gobierno de Alberto Fernández, que “ahora tiene que pagarlo” en un contexto de inflación, escasez de divisas y una fuerte sequía.
“Miren la situación de Argentina, lo difícil que está por culpa del préstamo realizado por intereses políticos del FMI, esos U$S 44 mil millones prestados a Macri en medio de las elecciones. Hay quienes dicen que ese dinero fue prestado para que Macri pudiese ganar las elecciones. Él no ganó, Alberto Fernández ganó y se quedó con la deuda, que ahora tiene que pagar”, criticó Lula.
También Xi Jinping, el presidente de la República Popular China, pidió avanzar con la ampliación del club de los países emergentes, para lo que abogó por un esquema BRICS Plus.
“Expandiremos un modelo BRICS plus, avanzaremos activamente en la expansión de la membresía, profundizaremos al solidaridad y la cooperación con otros mercados emergentes y países en desarrollo. Cualquiera que sea la resistencia que surja, los BRICS son una fuerza positiva y estable para el mundo. Seguiremos creciendo“, afirmó el gobierno chino.
India apoya asimismo la membresía argentina y, más allá de los roces por la guerra en Ucrania, también Rusia.
¿Por qué se trabó el ingreso de Argentina?
A medida que avanza el cónclave, queda claro que la decisión no solo afectó a Argentina, sino también a otros países.
Resulta que los aspirantes a ingresar al BRICS se cuentan en decenas, y algunos son postulantes “incómodos” para el bloque, como Venezuela -por su crisis interna- y naciones árabes como Irán y Arabia Saudita, que pese a haberse acercado recientemente, son Estados enfrentados hace largo tiempo.
La principal resistencia de Sudáfrica radica en que el país gobernado por Cyril Ramaphosa es un aliado cercano a Estados Unidos y Europa, y podría estar buscando evitar un mayor alejamiento del BRICS del bloque occidental liderado por Joe Biden y la Unión Europea.
Abrir la puerta indiscriminadamente a nuevas incorporaciones podría introducir en el bloque conflictos ajenos, además de desatar choques con Estados Unidos que más de uno de los miembros actuales no desea.
Además, Sudáfrica -y la India en menor medida- demandaron un tratamiento diferenciado entre los cinco miembros actuales y los que pretenden incorporarse, si bien no queda claro cómo se llevaría a cabo dicha distinción.
Otro de los puntos que genera desconfianza en el grupo para con Argentina es la complicada relación de nuestro país con EE.UU. y el Fondo Monetario Internacional (FMI), enfrentado financieramente con el Banco de los BRICS.
Pese a ser objetivamente un país del llamado “Sur Global”, y cuyas condiciones diplomáticas y socio-económicas son más similares a las que comparten los BRICS, Argentina debe resolver la descomunal deuda contraída por Mauricio Macri con el FMI, y eso la ata al Fondo en el futuro inmediato. Esa dependencia incomoda a varios países, incluso Rusia, quien apoya tibiamente el ingreso argentino.
Finalmente, hay un último -pero no menor- motivo que traba la incorporación de nuestro país: el resultado electoral.
En todos los países, incluso Brasil, despierta un fuerte nerviosismo la posibilidad de un eventual gobierno de Javier Milei, el candidato más votado en las PASO. Para comenzar, el propio Milei afirmó que desarmaría, o al menos abandonaría, el MERCOSUR del que Brasil también es parte.
El libertario también anunció que rompería lazos diplomáticos y comerciales con socios centrales de nuestro país, como Brasil y China, por ser “comunistas” -categoría que le cabría al segundo, pero no al primero-.
Y además, el líder de La Libertad Avanza promete dolarizar la economía, lo que sería nocivo para la relación bilateral con el país limítrofe.
Se descuenta el interés de un eventual gobierno de Sergio Massa en ingresar al BRICS. En cambio, si fuera Javier Milei el triunfador, no sólo que se sabe que no le interesaría el BRICS sino que al gobierno de Lula tampoco no le interesa un gobierno “ultraderechista” argentino a su lado “contaminando” el BRICS.
