En el programa El Ágora que se emite por Radio Universidad AM 1240, Juan Ignacio Guarino rememoró algunos fragmentos del discurso que en el 2 de Abril de 2013 pronunciara la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner en Puerto Madryn.
“Hoy estamos y hemos hecho una elección: estar aquí, en Puerto Madryn. Porque este 2 de abril, es un homenaje, un homenaje instituido por el pueblo argentino a través de su Parlamento, a todos los veteranos y a todos los caídos. Y queremos estar aquí en Puerto Madryn, porque aquí regresó ocultado desde las islas hacia el continente en el Canberra, en el Northland, en el Irizar y en el Paraíso, más de 7.000, casi 8.000 de los 10.000 u 11.000 combatientes que estuvieron allí.” señaló Cristina.
También explicó que “los ocultaron pero, como lo indica el testimonio fotográfico que me acaba de obsequiar el Intendente de Puerto Madryn, este pueblo, este pueblo argentino que nunca ha traicionado la memoria de los que lucharon por él y murieron por él, salieron a la calle a recibirlos, a entregarles comida, a permitirles hablar de sus casas por teléfono para comunicarse con sus familiares.”
Luego señaló que “decidimos estar hoy aquí en Puerto Madryn, para decirles a todos y cada uno de esos combatientes, pero también decirles a todos y cada uno de los argentinos, a lo largo de estos 200 años de historia, que han luchado por la independencia, que han luchado por su patria, que han luchado por sus ideales, por sus convicciones, porque luchar por la patria es también luchar por el otro, por el prójimo, que jamás volverán a ser olvidados, que jamás volverán a ser ocultados porque son la gloria de la Nación y las glorias, se conmemoran y se festejan, no se ocultan.”
Sobre los combatientes señaló “cómo no reconocer, cómo no homenajear a esos jóvenes que sin preparación, sin elementos, abandonados a la suerte de Dios y a su propia pericia o impericia, los mandaron a enfrentar a un enemigo profesionalizado y digo “enemigo”, porque era guerra, estoy hablando en esos términos en ese momento, que nadie descontextualice mis palabras. Hoy la Argentina no tiene enemigos; el único enemigo que tiene la Argentina es la pobreza y la desigualdad que estamos combatiendo desde hace más de 10 años. Que nadie se equivoque.” y destacó:
Ningún pueblo de la Tierra, ningún ser humano es enemigo del pueblo argentino o de la Argentina por el hecho de pensar diferente o tener un idioma diferente o querer una nacionalidad diferente.
En otro tramo, Cristina se refirió al proceso de desmalvinización que se vivió en la posguerra, el flagelo del neocolonialismo y realizó un fuerte llamado a la unidad nacional, bajo una consigna que hasta hoy es una bandera para muchos jóvenes y no tan jóvenes, “La Patria es el Otro”.
En ese sentido, Cristina afirmaba en 2013 que “quisieron olvidar o hacernos olvidar a los argentinos que las Malvinas son argentinas y que son una causa inclaudicable para todos nosotros. Pero, que ya no es únicamente una causa argentina. Porque si de algo me enorgullezco, si de algo me siento plena de amor, es haber logrado, con el acompañamiento de todos los mandatarios de la América latina, de la UNASUR, del MERCOSUR, de la CELAC, haber convertido a Malvinas, ya no es una causa nacional, sino en una causa regional de soberanía y en una causa global de lucha contra el colonialismo.”
También repudió fuertemente la política de coloniaje de los países centrales: “tenemos aquí muy cerca, uno de los últimos vestigios de una de las lacras que más avergonzaron las últimas centurias de la humanidad, que más la ennegrecieron y que fue el coloniaje, el coloniaje de las grandes potencias después del 1400. Primero nuestro continente, en el África, en distintas partes del mundo que se han ido afortunadamente independizando” y destacó:
Fíjense: si uno mira el mapa del mundo 200 años atrás, no es tanto tiempo en términos de historia, veía que muchísimos territorios, casi todos o la mayoría de los grandes territorios del mundo eran colonias. Hoy, solamente hay enclaves.
Luego, manifestó que las formas de colonialismo han ido virando, del sometimiento mediante la fuerza, al dominio cultural: “han cambiado los métodos de colonización; es cierto también que ya, al no poder sostener ocupaciones territoriales y geográficas, mutaron, sobre todo en el último siglo, en ocupaciones económicas y en colonización cultural. Tal vez no tan visible, tal vez no tan palpable, tal vez no tan identificable pero, sin embargo, tan o más mortífera que la geográfico-territorial.”
Sobre el final, reafirmó la importancia de la unidad nacional de las y los argentinos para defender lo propio, y la vulnerabilidad a la que nos expone la división del campo popular: “Pero yo quiero aquí, frente a todos ustedes, pueblo de la Patagonia, y frente a todos los argentinos, una vez más, el compromiso irrenunciable de esta causa que es una causa de Estado. Quiero agradecer también a los representantes de los distintos partidos de la oposición que hoy nos acompañan. Es bueno que los argentinos estemos unidos. Cada vez que nos hemos dividido, cada vez que nos hemos separado, han venido por nosotros y más tarde o más temprano, las grandes mayorías, las inmensas mayorías argentinas, pagaron muy caro esa desunión y esa confusión que muchas veces introducen en nuestras cabezas si creemos que el otro, porque está en un lugar político diferente o porque tiene una tez de color diferente o porque tiene más o menos instrucción, es un enemigo.”
Fue entonces que pronunciara la frase que se inmortalizó el corazón de tantos jóvenes y no tan jóvenes: “Yo les pido a todos, en honor de esos argentinos que sin pedir nada entregaron todo, que cada argentino, cuando mire al costado o frente a sí, vea a otro argentino, vea a un hermano con el cual hay que superar las diferencias, por el cual hay que coincidir en lo importante. No hace falta pensar todos igual, no hace falta ser exactamente iguales porque no pasa en ninguna parte, ni siquiera dentro de nuestra propia familia. Pero siempre pensando, antes de tomar una decisión, antes de decir una palabra que separe, pensando a quién servimos haciendo eso. Y ese ejercicio pequeño, elemental a quién le sirve que yo me pelee con el otro. ¿A mí o a quién más?”
Sobre el final, Guarino recuperó la pregunta que arrojara Cristina “¿a quién le sirve que yo me pelee con el otro? ¿A mí o a quién más?” al tiempo que señaló la importancia de tenerla en cuenta “hoy por hoy, que es necesario construir la unidad política que nos reconstruir, no el pasado que ya fue, sino una nueva mayoría”.