Cristina Fernández de Kirchner analizó la situación del país tras los primeros 9 meses de gestión de Javier Milei y señaló que su programa generó un “combo letal” para la economía, al tiempo que lanzó una autocrítica al interior del peronismo.
La Exvicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner evaluó la situación económica y social del país tras nueves meses de gestión del Presidente Javier Milei. No solo cuestionó al libertario por incumplir sus promesas de campaña, sino que habló de un “combo letal” marcado por la caída de los ingresos y la actividad económica.
El documento se titula “Es la economía bimonetaria, estúpido“, y además de exponer la visión de la dos veces presidenta sobre el llamado “cepo cambiario” y el lugar del dólar en la economía, incluye una crítica al interior del peronismo.
“La realidad se impone sobre las teorías extravagantes”
En la primera sección del documento, Kirchner analizó la situación económica de Argentina después de nueve meses del gobierno de Milei, y recordó que “en campaña prometía eliminar la intervención y el control del Estado“.
Sin embargo, ahora que está en el gobierno no sólo interviene y controla, sino que además decide tres de los cuatro precios fundamentales de la economía: el precio del dólar (cuya suba se limitó al 2% mensual), el precio del dinero (con tasas de interés negativas) y el precio del trabajo (estableciendo límites a los acuerdos salariales).
En contraposición, solo liberó el precio de los bienes y servicios. “Aunque con ciertas limitaciones”, aclaró, señalando que se mantienen los subsidios a servicios como la luz, el gas y el transporte en algunos segmentos de usuarios.
“La realidad se impone sobre las teorías extravagantes, los discursos incendiarios y las frases marketineras“, indicó la Expresidenta, que remarca que el ajuste fiscal de Milei se basa en el impago de deudas y la reducción de funciones estatales esenciales, lo cual no solo es insostenible, sino que genera un “combo letal”.
“En el marco de una economía bimonetaria como es la argentina“, explicó, el programa de Milei “ha llevado a una caída brutal de la actividad económica y ha provocado que nuestro país sea hoy más caro en dólares que los países desarrollados del mundo”.
“Esto convierte a la tasa de inflación del 3% o 4% mensual, que Milei y su inefable Ministro de Economía (Luis Caputo) quieren hacernos creer que es un éxito, en una verdadera tragedia social al producirse en el marco de una profunda recesión económica”, completó.
Al aumento de la pobreza (que ya llevó a más de un millón de niños a sufrir problemas alimentarios), se suma el avance del narcotráfico por la retirada del Estado y deterioro de la calidad de vida de la clase media.
Más adelante, Kirchner remarcó que “al ajuste le siguen los palos”, y cuestionó las imágenes de violencia ejercida por las fuerzas de Seguridad contra la población y, en particular, contra los jubilados que reclaman por mejoras en sus haberes.
En este contexto, “el gobierno no sólo ha abandonado en la práctica el discurso liberal de anti-intervencionismo estatal”, sino que también “ha dejado de lado la teoría monetarista que señala a la emisión monetaria como la única y exclusiva causa de la inflación“.
Al respecto, recordó los dichos de Caputo sobre el tema, quien había indicando que “devaluando lo único que se gana es que suba la inflación”. Es decir, señala la Expresidenta, que “la inflación en nuestro país está atada al movimiento del dólar“.
Lo cierto es que “hoy la Argentina no tiene los dólares para pagar la deuda y los mercados lo saben“. “Esa misma escasez de dólares fue la que impidió llevar a cabo la dolarización que Milei imaginaba“, comentó recordando otra de las promesas del libertario.
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Crisis de deuda y economía bimonetaria
Posteriormente, rechazó la utilización del término “cepo” para referirse a la regulación para la adquisición de dólares en el Mercado Único y Libre de Cambios. “Esa etiqueta fue utilizada para estigmatizar la medida que tuvimos que adoptar en el año 2012″, recordó, “después de una fuerte corrida cambiaria durante el año 2011”.
En ese contexto, presentó un análisis histórico de las corridas cambiarias en el país, señalando que fueron un fenómeno recurrente bajo diferentes gobiernos. “Tampoco el gobierno de Mauricio Macri, que fue ‘market-friendly’ -en la jerga de los mercados-, se salvó de las corridas cambiarias”, recordó.
Por otro lado, criticó al líder del PRO por levantar el “cepo” y endeudarse en dólares, que llevó a una nueva corrida cambiaria y al retorno del FMI. Para Cristina Kirchner, esta experiencia demuestra que la eliminación del control cambiario no atrajo inversión extranjera directa, sino capitales especulativos que luego abandonaron el país.
“A esa experiencia la estamos pagando demasiado caro y sus consecuencias seguirán siendo sufridas por varias generaciones más”, lamentó.
“Para aquellos que afirman que dicha regulación impide la inversión, cabe recordar que la Inversión Extranjera Directa durante mi segundo mandato“, agregó, “fue la más alta en los 40 años de democracia, sin privatizaciones“.
Además, remarcó que el problema no es el cepo, sino la economía bimonetaria, donde “la moneda que emitimos como Estado sólo es utilizada para transacciones cotidianas” y no para todas. Por eso, sentenció que:
“Abordar el problema de la economía bimonetaria y su correlato, la carencia de una moneda fuerte, es lo que debería movilizar a las fuerzas políticas y sociales que siguen creyendo en la Nación. Sin embargo, cuando la anti política se quede sin respuestas por el fracaso de teorías extravagantes que solo causan odio y dolor; no solamente deberemos reconstruir la moneda, sino también la política”.
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Un mensaje para el peronismo
“¿Y por casa como andamos?”, manifestó Kirchner, quien en la última parte de su documento lanzó un mensaje al peronismo, que según ella “se torció” y “se desordenó“, alejándose de sus principios y objetivos.
En primer lugar, criticó la decisión del peronismo de convalidar el préstamo del FMI al gobierno de Macri, al que calificó como irregular y perjudicial para el país debido a las altas tasas de interés y las condiciones impuestas.
También señaló que “por primera vez en un gobierno peronista los trabajadores registrados no llegaron a cubrir la canasta básica total” y cuestionó que “no recuperó el carácter universal que caracterizó a sus políticas sociales y que impedían el surgimiento de clientelismos”.
La administración de las divisas obtenidas por superávit comerciales excepcionales también fue criticada por la Expresidenta, que indicó que se debilitó la capacidad del Estado para administrar la economía bimonetaria.
A pesar de reconocer una correcta gestión sanitaria durante la pandemia, criticó la pérdida de credibilidad del gobierno debido al escándalo por “la aparición de un documento fotográfico donde se comprobaba la violación de las normas de aislamiento“. Se trata de una referencia a Alberto Fernández.
Cristina Kirchner señaló que el gobierno “no advirtió la modificación de las relaciones laborales“, donde los trabajadores formales son minoría y la sindicalización es baja, que implica que las estructuras sindicales tradicionales ya no representan a la mayoría de los trabajadores.
A esta situación se sumó la falta de avances en la reforma del Estado para hacerlo más eficiente y cercano a la comunidad, y la decisión de no avanzar con una reforma tributaria. Al respecto, lanzó:
“No se impulsó la reversión del déficit fiscal a través de la reducción del gasto tributario existente por eximiciones, exenciones o promociones a sectores concentrados de la economía”.
Otro de los temas que tocó fue la falta de una revisión y reforma profunda de la educación pública, una demanda particularmente importante para los sectores que no pueden acceder a la educación privada.
Por otro lado, señaló la falta de un plan integral de seguridad que vaya más allá de las consignas, especialmente para combatir el avance del narcotráfico en barrios vulnerables.
Se “dejó de recordar que no solo donde hay necesidad hay un derecho sino también una obligación y que el trabajo es un derecho”, continuó, “pero también es un deber, por lo que es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume”.
En este contexto, cuestionó que el gobierno “no reparó en las profundas modificaciones surgidas en el campo de la comunicación social por el avance de la tecnología: una trasformación de magnitudes similares a la imprenta de Gutenberg”.
“Hay que poder enderezar las experiencias y ordenar las nuevas demandas para poder alinear pensamiento, palabra y acción”, concluyó.