Mientras Javier Milei se jacta del “milagro” argentino, su ministro de Economía lleva cuatro días negociando un salvataje con el Tesoro estadounidense sin lograr anuncios concretos, en medio de una creciente crisis que llevó al gobierno a quemar más de la mitad de los dólares que ingresaron del campo.
El Ministro de Economía, Luis Caputo, se encuentra desde el jueves pasado en Washington al frente de una comitiva de diez funcionarios del equipo económico, en una misión para conseguir dólares frescos que permitan sostener el ya desgastado plan económico del gobierno de Javier Milei.
Aunque el libertario se jactó en el Movistar Arena del supuesto “milagro económico” que habría logrado su gestión, tras cuatro jornadas en la capital estadounidense, la delegación argentina no ha logrado concretar ningún anuncio oficial ni precisar siquiera cuándo regresará al país.
La comitiva que acompaña a Caputo en Washington está integrada por Pablo Quirno, secretario de Finanzas, José Luis Daza, Santiago Bausili, presidente del Banco Central, Vladimir Werning, Juan Tarantola, Pedro Kearny y un par de asesores más.
Las únicas actividades pública hasta el momento fue el encuentro con Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, realizado este lunes por la tarde en la sede del Departamento del Tesoro, y la reunión con la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.
Thank you Secretary @SecScottBessent for such a constructive meeting and continued progress. https://t.co/FeTR8ZIQKc
— totocaputo (@LuisCaputoAR) October 6, 2025
Tras la reunión, Bessent publicó en la red social X un mensaje que dejó más interrogantes que certezas: “Encantado de dar la bienvenida a Luis Caputo y a la delegación argentina al Tesoro. Durante su estadía aquí en Washington, continuaremos nuestras productivas discusiones sobre las diversas opciones que el Tesoro tiene listas para apoyar las sólidas políticas de Argentina”.
El mensaje del funcionario estadounidense sugirió que las conversaciones sustanciales recién comenzaron el lunes, a pesar de que la delegación argentina aterrizó en Washington cuatro días antes. Caputo respondió en inglés: “Gracias, Secretario Scott Bessent, por una reunión tan constructiva y por el progreso continuo.”
Horas más tarde, la directora del FMI, Kristalina Georgieva, compartió una fotografía similar con el ministro argentino, acompañada de un mensaje igualmente genérico sobre buenas intenciones.
Pero más allá de la diplomacia protocolar y las imágenes cuidadosamente escenificadas con banderas cruzadas y apretones de mano, no hubo números, plazos ni instrumentos específicos que permitieran anticipar cuándo y cómo llegaría la ayuda financiera.
Las conversaciones se habrían reorientado hacia un esquema cada vez más acotado: prestar a Argentina los Derechos Especiales de Giro (DEG) que Estados Unidos tiene en el FMI para que el país pueda, a su vez, pagar lo que adeuda al organismo multilateral.
La prolongada estancia sin anuncios concretos alimenta dos lecturas posibles: o bien la delegación argentina no está consiguiendo lo que necesita, o se está cocinando algo de mayor envergadura que requiere más tiempo de negociación.

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Entre rumores y la necesidad de financiamiento
En este contexto de incertidumbre, comenzaron a circular rumores sobre un eventual anuncio de dolarización de la economía. No se puede descartar que Casa Rosada avance con un anuncio de estas características, pero la medida no solo requeriría aprobación del congreso, sino también del gobierno de Estados Unidos.
El propio Caputo intentó despegarse de las especulaciones el sábado, advirtiendo que “nada que no venga de fuentes oficiales debe ser asumido como cierto”. Lo cierto es que la suerte del gobierno se juega en Washington.
Según trascendidos del mercado financiero, tanto el Tesoro como el FMI estarían buscando la manera de darle respaldo financiero a Milei, pero con candados suficientes para evitar que Caputo utilice esos fondos en intervenciones cambiarias. El plan sería que el tipo de cambio flote libremente, sin intervenciones oficiales para sostener su valor.
Pero las exigencias irían más allá. El Tesoro estadounidense estaría demandando ciertas garantías a la delegación argentina para habilitar un eventual refuerzo vía DEG o a través de una línea de swap que podría alcanzar hasta 20.000 millones de dólares. La indefinición sobre esos colaterales explicaría el prolongado silencio oficial.
Una de las opciones discutidas involucraría el uso del oro atesorado por el Banco Central en el Bank of England. Sin embargo, instrumentar esta alternativa requeriría un mensaje Swift para transferir derechos, un paso que dejaría en evidencia que el BCRA opera como un alter ego del Tesoro.
Otra alternativa evaluada y finalmente descartada contemplaba comprometer las exportaciones petroleras de YPF, en un esquema similar al que utilizó Estados Unidos para “rescatar” a México en los años noventa.
Esta opción implicaría un problema paralelo: exponer a la petrolera estatal como alter ego del Estado argentino ante la mirada atenta del Fondo Burford, que reclama en la justicia norteamericana cobrar parte de una sentencia con acciones de la compañía.
Tanto el desembolso de DEG como una línea de swap implican la entrega de garantías, porque Argentina debe ofrecer activos de respaldo creíbles y embargables en caso de incumplimiento.
Según versiones del mercado, Bessent habría mantenido una reunión previa con Georgieva para tratar el caso argentino, sin presencia de Caputo y sus funcionarios, donde se habrían definido los lineamientos generales de la asistencia.

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La sangría de dólares acelera la urgencia
Mientras la delegación argentina intenta cerrar un acuerdo en Washington, en Buenos Aires el Tesoro vende un promedio de 300 millones de dólares por día para evitar que el tipo de cambio llegue al techo de la banda de flotación y obligue al Banco Central a intervenir directamente.
Este lunes, el gobierno habría vendido más de 450 millones de dólares en el mercado cambiario, encadenando así su cuarta jornada consecutiva de intervenciones, cantidad que ya supera la mitad de los dólares que ingresaron por la fugaz quita de retenciones.
El dólar oficial cerró en 1.455 pesos para la venta en el Banco Nación, con un alza de cinco pesos respecto a la rueda anterior. Mientras tanto, el dólar blue operó a 1.450 pesos, manteniendo una brecha del 7% con el dólar CCL, que se negoció en torno a los 1.529 pesos.
El Banco Central arrancó la jornada aceptando una devaluación implícita, al colocar órdenes de venta de divisas a 1.430 pesos, cinco pesos por encima del cierre del viernes. El dólar A3500, utilizado para liquidar operaciones financieras, trepó de 1.424,75 a 1.429,75 pesos.
La magnitud de las intervenciones evidencia la presión que enfrenta el esquema cambiario. En las últimas cuatro jornadas, el Tesoro habría perdido 1.350 millones de dólares de los 2.228 millones conseguidos bajo el régimen de retenciones cero para el agro.
Además, la semana pasada el BCRA tuvo que enviar 100 millones de dólares en billetes a los bancos, este lunes 36 millones más y el martes deberá entregar otros 51 millones de dólares, además del movimiento que se hace entre las propias entidades financieras para compensar la disponibilidad de billetes y garantizar el abastecimiento en todas las sucursales.
Según los últimos datos disponibles, los depósitos del sector privado subieron hasta el jueves pasado 139 millones de dólares y en los últimos ocho días hábiles lo hicieron en forma ininterrumpida por 1.782 millones de dólares. Sin embargo, los plazos fijos cayeron 27 millones en lo que parece ser una estrategia de los agentes dolarizados de mantenerse líquidos.
También los préstamos al sector privado en moneda extranjera cayeron en los últimos tres días hábiles 198 millones y el efectivo en dólares en los bancos cayó 379 millones. En los últimos cuatro días hábiles acumulan una caída de 727 millones.
Con los datos hasta el 2 de octubre, los depósitos del Tesoro Nacional en el BCRA cayeron 106 millones y en los últimos tres días 748 millones, reflejando el uso intensivo de recursos para intervenir en el mercado cambiario.

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El riesgo país y las señales del mercado
Más allá de esto, la expectativa por un inminente anuncio de ayuda financiera permitió una recuperación parcial en el precio de los bonos durante la jornada del lunes.
Los bonos que pagan en enero la renta de capital e intereses registraron subas: el AL30 de legislación local, que venía muy castigado, subió 2% y el GD30 avanzó 1,3%. Esta mejora se extendió al Merval en dólares, con una suba del 0,5%, aunque no contagió a los ADR.
Sin embargo, las dudas sobre la sostenibilidad del esquema cambiario continúan generando volatilidad en todas las cotizaciones. En un movimiento que no pasó inadvertido, el JP Morgan anunció que dejará de difundir al instante la evolución del índice de Riesgo País.
Con la nueva disposición, el valor solo se conocerá una vez al día, al cierre del mercado, en lugar de actualizarse en tiempo real como hasta ahora. Se trata de una buena noticia para el gobierno de Milei.
Es que la medida llega en un momento delicado, cuando el indicador suele reflejar las crisis financieras que luego pueden evolucionar a crisis políticas. En este caso, la situación se ve potenciada por los vínculos entre José Luis Espert y el narcotráfico.
Espert anunció el domingo que se baja de la candidatura y renunció también a la presidencia de la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, en un intento de evitar un daño político mayor al presidente Milei.
Sin embargo, Milei lo sostuvo hasta último momento e incluso con un reposteo dejó abierta la posibilidad de que lo integre al gabinete nacional, en el lugar de Patricia Bullrich, candidata a senadora nacional por la ciudad de Buenos Aires.
