El peritaje de los teléfonos de los miembros de la “Banda de los Copitos” arrojan más chats que complican a Nicolás Gabriel Carrizo, supuesto jefe del negocio de algodones de azúcar, y a Brenda Uliarte, novia del tirador Fernando Sabag Montiel. Las conversaciones confirman no sólo que el atentado a CFK fue planeado, sino que, fallido el primer intento, pensaban volver a intentarlo.
De la reconstrucción de las conversaciones surge que menos de dos horas después del atentado, el dueño de la máquina de hacer algodón de azúcar le dice a Uliarte: “Estamos todos juntos. A la mierda Cristina”. Ella responde: “La próxima voy y gatillo yo, Nando (Sabag) falló. Yo sé disparar bien, no me tiembla la mano”.
A lo que Carrizo le pregunta “Querés hacerlo?” y la joven responde: “Te juro que sí. Y no me va a fallar el tiro. Pero hay que pensarlo bien. Pasa que Nando no tiene mucha práctica. Le tembló el pulso“.
En simultáneo con Luciani
Carrizo y Uliarte comenzaron a hablar en junio por asuntos en apariencia laborales. El 23 de agosto, tienen una conversación de tono político a las 20.10. Ese mismo día hubo movilizaciones de apoyo a la vicepresidenta en las cercanías de su domicilio en Recoleta –después de que el fiscal Diego Luciani pidiera 12 años de cárcel—y otras menores en contra, de la organización ultraderechista Revolución Federal.
La simultaneidad entre el alegato de Luciani y la planificación del atentado a Cristina es un dato relevante para la investigación. Los discursos antikirchneristas del fiscal, cubiertos ampliamente por una importante cantidad de medios de comunicación, pudo fogonear el odio contra la líder peronista que estos grupos extremistas ya tenían.
“Ya se les acabó la joda”, le comenta Carrizo a Brenda. “Si, que la saquen a la mierda. No puedo creer que hay gente que todavía la defiende (a Cristina)”.
- – Hace falta alguien que vaya con un fierro y le pegue un corchazo a Cristina – reclamaUliarte.
- – Si no? -responde él. Y enseguida le sugiere-: “Decile a nando (Sabag Montiel) que invente una bebida”. Parecer ser un código entre ellos.
“La próxima voy y gatillo yo”
Apenas después del intento de asesinato contra Cristina Fernández de Kirchner, el 1 de septiembre, Brenda y Carrizo se comunicaron. Eran las 22.26:
- – Gaby (Carrizo), por favor lo que pasó no lo difundan, hagámosnos los pelotudos, vos no sabés nada -dice Brenda y agrega-: Vamos a caer todos en la volteada.
- – Okay fue. Qué vas a hacer boluda. Te van a investigar a vos -contesta él.
- – No lo creo, la próxima voy y gatillo yo. Nando falló. Yo se disparar bien, no me tiembla la mano -responde ella, completamente cegada por el odio.
Carrizo le dice: “Estamos todos juntos. A la mierda Cristina”. Luego Carrizo le ordena a a Brenda: “Brenda, venite urgente. Venite acá a Barracas. Me hacés caso, te están investigando” (donde vivía con Sergio Orozco, otro miembro de la banda). Ella le dice ya está lejos. Al parecer había ido a lo de su ex novio. Carrizo se pone más vehemente e insiste en su orden.
Pasada la medianoche siguen:
- – Te vincularon con el caso. Te diría que vengas acá -insiste él.
- – Posta que saben mis datos? Estoy en un lugar seguro, tranqui ustedes no tienen nada que ver. Lo que decimos que quede acá -plantea Brenda.
- – Si saliste por todos los medios. Sos la novia -advierte Carrizo.
- – Si pero si me escondo no va a pasar. No me van a encontrar. Yo sé lo que te digo -afirma Uliarte con total seguridad.
- – Necesito que hablemos algo (…) Tenemos los teléfonos pinchados– la alerta Carrizo.
“La montada” para los medios
Él quería ir a Crónica TV donde había videos de Brenda y Sabag Montiel: ella en al menos dos notas, hablando contra el gobierno y los planes sociales. En una con “Nando”, en otra con Orozco. Pero en el canal fueron rebotados.
Terminaron al día siguiente en una nota en Telefé, donde decían estar -supuestamente- con miedo, amenazados, Uliarte aseguraba no tener noción de la existencia del arma y que no había estado con Sabag en los dos días previos. Era mentira: Ella se sacó fotos posando con el arma y estuvo a metros del atentado.
Para convencerla de ir, Carrizo le dijo: “Ponete un barbijo y actuá normal, viajá en bondi y listo”. Ella le hacía preguntas del estilo: “Si apago el celu me pueden rastrear igual?” o “¿Si estoy rubia no me reconocen en la calle?”.
La cuestión del barbijo es importante ya que los investigadores creen que esa era la modalidad con la que algunos integrantes del grupo hicieron inteligencia previa en la zona de la casa de CFK: con barbijo y gorritos.
Todavía no está claro cuántas personas actuaron allí. Este ángulo de la cuestión es posible que esté en otras conversaciones, incluso en otros celulares. Algunos no se terminaron de analizar, otros pueden faltar y no se descarta que los implicados hayan usado más de un celular.
“Tengo miedo que vayamos todos en cana si salimos a hablar”, decía Brenda. “No boluda, sabés de qué tenés que tener miedo, de la condena social. Legalmente nosotros no hicimos nada”, la tentaba Carrizo, convencido del plan de la nota en Telefé.
Uliarte le comenta algo asombroso: “Bueno voy a ir. No puedo entender la pelotudes (sic) de la gente que flashea que es armado. Cuando nada que ver, es real”. Ahí Carrizo se diferencia: “Lo único real es que Nando la intentó matar y tenemos que hacer algo para no caer como sospechosos de complicidad”, le advierte.
En otro mensaje se muestra cómo Carrizo pretendía organizar una versión conjunta para brindarle a los medios de comunicación.
“Vamos a darle una montada a los medios de mierda. Sí, tenés que venir con nosotros“, le ordenó Carrizo a Uliarte. “Pero antes de eso vamos a hablar acá lo que tenés que decir“, agregó.
En la madrugada del día siguiente al atentado, Carrizo se comunica con Andrea, su hermanastra, y con alguien que figura como “Morena”. Carrizo le reenvía a Morena la conversación que tuvo con su hermanastra, donde se jactaba de lo ocurrido y le deja una frase inquietante: “Simplemente estoy pensando iniciar una guerra civil con las movilización” (sic).
Su interlocutora le dice que no cuente con ella. Él repite como un mantra que Sabag es “un héroe nacional”. Después le advierte: “Tienen miedo. No puedo darte más detalles por acá. Pero la presión va a seguir si algo malo le pasa a él”.
“Juancito” es otro contacto, por esas horas. Parece ser el hermano de Andrea. “Tengo pinchado el teléfono ahora. Llama a tu hermana. Ella te va a contar todo. Estoy jodido hoy salgo por la tele”, le dice Carrizo. Más adelante le dice “yo después les voy a contar la posta aya (sic). Pero en cámara se dicen otras cosas”, le aclara, confirmando que todo lo dicho para los medios era un montaje.
Carrizo reivindicó a Sabag
El 1 de septiembre, día del atentado, Carrizo habla con Uliarte y con un amigo agendado como “Symme”. Con ambos reivindica el accionar de Sabag Montiel. A Uliarte le dice:
“Lo que hizo Nando, lo aplaudo. Estuvo a un segundo de ser héroe nacional“. A lo que Uliarte responde: “Sí, yo también. Me parece el San Martín moderno. Él quiso liberar a un país de la esclavitud. Lptm como le pudo fallar el tiro“, dice Carrizo en esa secuencia de mensajes.
Por otra parte, al tal “Symme” le confirma: “Nando intentó matar a Cristina. No digas nada”, le cuenta Carrizo. “Es mi empleado”, agrega. “¿Qué hizo el mogólico?”, dice Symme. Y Carrizo remarca: “Le quiso pegar un tiro a Cristina. Me enorgullece, quw (sic) sea mi empleado y que tenga los huevos bien puestos”.
“Amigo, te lo digo acá. Creo que voy a terminar ese trabajo“, anuncia Carrizo confirmando que tanto él como Uliarte deseaban una segunda oportunidad para acabar con la vida de la ex presidenta.
En otro texto enviado al mismo contacto, se lee: “Si amigo, esa puta ya está muerta. Hay cosas que no sabes. Por nada del mundo se te ocurra decir lo que estoy diciendo“.
Marano quiere dejar los chats afuera
A pesar de la contundencia de la prueba que representan estos chats -sumados a los estados de WhatsApp de Carrizo donde también amenazó al presidente Alberto Fernández-, su flamante y poderoso abogado Gastón Marano los quiere dejar afuera de la causa.
El letrado ligado a la Comisión Bicameral de Inteligencia, al PRO y la Embajada de Estados Unidos pidió que se anule esa prueba en la causa, ya que sostiene que no puede usarse contra Carrizo ya que no se lo puede obligar a presentar pruebas contra él mismo. Sin embargo, Carrizo entregó voluntariamente su teléfono, antes incluso de ser señalado como posible cómplice.
De la defensa de Carrizo participa también Brenda Salva, quien forma parte del equipo de colaboradores de la diputada nacional del PRO Karina Bachey; y Marano fue asesor hasta hace pocos días del senador nacional por Chubut de Juntos por el Cambio, Ignacio Torres, en la Bicameral de Inteligencia.
En las últimas horas, diputados del Frente de Todos emitieron un comunicado para exigir que Salva sea removida de su cargo en el Congreso.
Es imprescindible que la diputada Nacional del PRO Karina Bachey separe con urgencia de su staff de asesores a Brenda Salva, abogada defensora de Gabriel Carrizo.
Su permanencia contradice el apego a la convivencia democrática en la que debe funcionar la Cámara de Diputados.
— Diputados UP (@Diputados_UxP) September 21, 2022