El Presidente Alberto Fernández estuvo en Roma para la cumbre del G20 con una misión clara: buscar respaldos internacionales en la tarea que tiene Argentina de llegar a un acuerdo provechoso con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y en gran medida lo consiguió. Una victoria que se puede anotar el gobierno del Frente de Todos.
El gobierno argentino se llevó de Roma lo que vino a buscar a la cumbre del G20: un documento final consensuado en el que los países más poderosos del mundo recomendaron al Fondo Monetario Internacional seguir analizando su política de sobrecargos con los países que tomaron deuda con el organismo y la creación de un Fondo de Resiliecia y Sostenibilidad para brindar financiación “asequible a largo plazo” a los países de ingresos medios y bajos.
Alberto Fernández no ocultó su satisfacción por el resultado del encuentro. “Logramos que el G20 comprenda el problema argentino y le plantee al FMI el tema de los sobrecargos“, dijo a los periodistas que lo acompañaron en la comitiva en el hotel de Edimburgo en el que dormirá después de otro día agitado.
Los equipos técnicos del FMI y del ministerio de Economía se quedaron en Roma para seguir trabajando en el acuerdo. El sábado a la noche, después de la reunión de 90 minutos que mantuvieron formalmente, Fernández y Kristalina Georgieva siguieron conversando en la cena de gala que se ofreció a los mandatarios y la búlgara le prometió que, en diciembre, el directorio del organismo analizará el tema de los sobrecargos.
En esa cena Fernández también conversó mucho con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, por el que confesó tener “simpatía“, y con su esposa, Jill Tracy Biden.
“Le llamamos la atención al mundo sobre que estamos ante un problema para la pospandemia, hay un mundo sufriente que vive una crisis económica que requiere financiamiento porque hay una enorme desigualdad que debe ser advertida”, dijo Fernández.
Y reiteró que no. Que de ninguna manera la Argentina va a pagar el año próximo 19 mil millones de dólares. “Queremos un acuerdo que Argentina pueda cumplir y el que firmó Mauricio Macri era incumplible“, insisitó.
Respecto de las reuniones que mantuvo en la cumbre, Fernández dijo: “trabajo con Europa sobre estos apoyos para tratar de resolver el problema de la deuda“.
Los encuentros de la jornada
A la mañana de la primera jornada, el presidente recibió un mensaje de la embajadora en el Vaticano, María Fernanda Silva, le contó que el Papa Francisco había llamado para mandarle cariños a la primera dama, Fabiola Yáñez, y bendecir su embarazo, ya casi en el cuarto mes de gestación.
El segundo día de la cumbre fue agitado por las exposiciones del Presidente, quien en tres paneles distintos habló de “canjear deuda externa por acción climática“, pidió al FMI que permita pagar “menores tasas y en plazos más extensos” y que los Derechos Especiales de Giro (DEG) sean utilizados “para el desarrollo sostenible“.
También mantuvo una retahíla de reuniones con la Reina de los Países Bajos (nacida en Argentina) Máxima Zorreguieta, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau; el presidente francés Emmanuel Macron y el titular de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Esas reuniones estaban previstas, pero fuera de agenda e informalmente, cuando la cumbre ya había terminado, Fernández y el ministro de Economía Martín Guzmán se reunieron durante una hora con Jeffry Sachs, uno de los principales críticos del capitalismo salvaje.
El discurso del sábado del Presidente, en el que marcó con firmeza la responsabilidad del FMI en el préstamo irresponsable que le dio al expresidente Mauricio Macri, fue oído por el resto de los mandatarios e incidió en la redacción del documento final de la cumbre.
Dicho documento, si bien opera como un pedido y no como una orden, tiene incidencia porque se trata de una sugerencia de los países más poderosos del mundo.
Probablemente sea una ayuda más para acercar posiciones con la directora gerenta del organismo, Kristalina Georgieva, con quien el sábado Fernández tuvo una reunión de 90 minutos que fue calificada como “buena y franca” por ambas partes, pero que continuará porque el Presidente sigue firme en su postura: la Argentina no puede pagar lo que debe si el organismo de crédito no cambia sus reglas para devolver los préstamos, sobre todo el más grande que otorgó desde su creación para financiar la campaña de reelección de Mauricio Macri.
Las definiciones de Alberto
Fernández hizo un balance positivo de la cumbre:
“Martín Guzmán y Gustavo Beliz se quedaron en Roma negociando con el equipo del FMI, lo que tuvo mucho sentido en el G20 para la Argentina es llamar la atención sobre los problemas de financiamiento que van a enfrentar los países, entre ellos la Argentina. Ese financiamiento, el mundo desarrollado lo tiene que advertir y está claro que en la primera revisión que hizo el fondo del acuerdo con Macri se demostró que era un fracaso“, definió el Jefe de Estado.
“Logramos también que el G20 proponga fondos para los países de renta baja y media, que para nosotros era clave, porque los países de renta media tienen al 60 por ciento de la población pobre que vive en el mundo”, agregó.
“La verdad es que estoy satisfecho porque los objetivos que nos propusimos los logramos y también avanzamos en algunos otros. El vínculo que logramos con Alemania, con Alemania, con Italia, con Francia, es muy importante para que podamos seguir adelante con nuestros planteos frente a la comunidad internacional financiera”, se entusiasmó.
“Hay muchos intereses en pugna y la negociación con el fondo avanza, pero es dificultosa porque hay un mundo financiero que ha demostrado su fracaso y se resiste a aceptar la crisis que ha generado”, dijo sobre por qué tarda en cerrarse el acuerdo con el FMI.
En diciembre Fernández se reunirá el directorio del FMI para tratar, entre otros temas, la cuestión de los sobrecargos. El Presidente entiende que si Georgieva le habla de manera permanente y se acercó a seguir conversando en la cena del sábado, es porque quiere llegar a un acuerdo.