En su empecinamiento por ser candidato, Alberto Fernández logró depreciar a dos referentes de peso que amenazaban con posicionarse como eventuales candidatos presidenciales: eligió a Agustín Rossi para reemplazar a Juan Manzur en la jefatura de gabinete, destratando al tucumano en su propia casa; e hirió de muerte a la candidatura presidencial de Daniel Scioli, quien también se perfilaba para conducir el gabinete.
El presidente adelantó a Clarín que el santafesino Rossi dejará la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a la que fue convocado apenas ocho meses atrás en reemplazo de Cristina Caamaño, y asumirá el miércoles próximo al frente de la Jefatura de Gabinete.
La movida resultó por demás curiosa ya que quienes se perfilaban como favoritos eran el amigo de Alberto y vicejefe de la cartera, Juan Manuel Olmos, y el ex gobernador Daniel Scioli, a quien el propio presidente impulsaba como posible candidato presidencial en caso de que no se presentara en las PASO.
Por la designación, Rossi se envalentonó con el que será el más importante de los cargos en el que fue designado durante este gobierno, al punto que ahora aspira a ser el candidato a presidente del “albertismo”, si es que Alberto declina su postulación. Jugada peligrosa, viendo cómo le resultó a Scioli.
Scioli a la banca
El ex gobernador bonaerense quedó así fuera de juego por el propio Jefe de Estado. Incluso, Scioli había empezado a dar reportajes en los que se proponía como una alternativa si el Presidente no busca la reelección. “Cuando llegue el momento, la gente ya me conoce, no hace falta que haga mucha campaña“, dijo el ex motonauta el fin de semana pasado.
El propio Alberto filtraba que Scioli era su “plan B” para exhibirle una carta fuerte al kirchnerismo.
Desde el sector mayoritario del Frente rechazan las aspiraciones reeleccionistas del jefe de Estado, incluso si se trata de una estrategia para mantener algo de poder en el cierre de listas. Además, creen que su demora en anunciar que no buscará otro mandato, alimenta la interna y complica la gestión y la economía.
Scioli ya se había prestado a que Alberto lo retirara de la embajada en Brasil para ocupar fugazmente el Ministerio de Desarrollo Productivo durante un mes, hasta la llegada de Sergio Massa al gabinete.
Deshacerse de Manzur
Pero Scioli no fue el único golpeado en la movida albertista. Juan Manzur había especulado con pedirse licencia para la campaña en Tucumán pero finalmente deberá renunciar luego de que el presidente lo destratara en su propia provincia.
“Les devuelvo a Juan a los tucumanos“, dijo Alberto en un acto en la capital provincial, como si hablara de un objeto prestado y no del candidato a presidente oficialista, que era la imagen que Manzur buscaba proyectar desde Buenos Aires al interior.
Manzur llegó a Buenos Aires en septiembre de 2021 tras la derrota del gobierno en las PASO de aquel año y en pocos días le imprimió una mayor dinámica al gabinete que no tenía cuando estaba a cargo Santiago Cafiero, actual Canciller y co-autor (junto a Alberto) de varios pasos en falso en la diplomacia argentina.
El ritmo de trabajo del tucumano y su otrora bien ponderado “volumen político”, lejos de traer tranquilidad y satisfacción al Presidente, lo hizo sentir amenazado, por lo que lo sometió a un desgaste que lo arrojó a un plano totalmente secundario para un cargo de esa relevancia.
A los pocos meses de asumir ya se hablaba en la Rosada de la vuelta de Manzur a Tucumán. Más tarde, Alberto lo corrió definitivamente de la gestión y puso a su amigo Olmos a manejar los asuntos diarios de la cartera.
Pese al desgaste que sufrió desde el inicio, Manzur se mantuvo junto a Alberto hasta el final: dijo en el mismo acto en el que Alberto lo destrató, que haría lo que pida el Presidente para las elecciones. Sin embargo, el “les devuelvo a Juan” no cayó nada bien en tierras tucumanas.
Para la AFI, en tanto, Alberto estudia designar al publicista Enrique “Pepe” Albístur, su amigo íntimo y esposo de Victoria Tolosa Paz, conocido por su antikirchnerismo emocional.
