En su columna Fuerza Natural en El Ágora en Radio Nacional, este jueves Maggie Itten se refirió a la reciente aprobación del trigo transgénico.
En el Boletín Oficial del pasado 9 de octubre se publicó la resolución del Ministerio de Agricultura en la que se autoriza la comercialización de trigo genéticamente modificado, denominado HB4, que confiere tolerancia a sequía y al herbicida glufosinato de amonio.
Su aprobación ya se encontraba avanzada, ya que la Comisión Nacional asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) y el Servicio de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) ya habían dado su visto bueno. Faltaba la aprobación de la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Dicha confirmación se encuentra supeditada a la aprobación comercial en la República Federativa de Brasil, principal destino de la exportación triguera nacional.
La Asociación Brasileña de la Industria del Trigo (Abitrigo) ya se pronunció en contra del trigo transgénico HB4, advertidos por entidades cerealeras argentinas que emitieron un comunicado de alerta en relación al tema. En ella advierten sobre el riesgo comercial que genera esta decisión, al no existir ningún país dispuesto a aceptarlo.
Además, la tolerancia al glufosinato de amonio, supone que producirá mayor cantidad de pulverizaciones con sustancias tóxicas. Con el agravante que, al ser el trigo un cultivo de invierno, las mismas se estarían extendiendo a lo largo de todo el año
Hasta ahora ningún país del mundo ha aprobado el trigo transgénico. Siendo la base de una importante cantidad de alimentos de consumo humano, la sola idea de que a diario estemos ingiriendo transgénicos provoca un rechazo generalizado. Como reacción a esta noticia, diversas agrupaciones ambientalistas, científicas y defensoras de la soberanía alimentaria emitieron una campaña para sumar firmas y solicitar de esta manera que esta decisión sea revisada.