El viernes 22, en cumplimiento de la sentencia Armada 1 y de la ley 26.691 de Preservación, Señalización y Difusión de sitios de memoria del terrorismo de estado, se llevó a cabo la Señalización de la Séptima Batería, quedando plasmado así que en el sitio que fue pensado para defender la Patria de ataques extranjeros funciono uno de los Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio más horrorosos, por donde pasaron decenas de personas muchos y muchas siguen desaparecidos.
La Séptima Batería de la Base de Infantería de Marina se encuentra en el medio del silencio, al lado del mar, a decenas de km tierra adentro, rodeado de agreste forestación. Allí, en ese lugar entre agosto de 1976 y septiembre de 1977 ocurrieron los actos más aberrantes que un ser humano puede hacer sobre otra persona.
La actividad estuvo impulsada por la agrupación MOVEJUPA (Movimiento por la Verdad y la Justicia Punta Alta) y organizada en conjunto por las secretarías de Derechos Humanos de provincia y de Nación, quienes no asistieron al acto porque les quitaron los presupuestos para viajar.
En el lugar se dieron cita sobrevivientes, familiares de detenidos desaparecidos, organismos de derechos humanos y ciudadanas y ciudadanos de Punta Alta y Bahía Blanca. Durante el acto tomaron la palabra Stella Maris Barraza y Mariano Varas de MOVEJUPA, Alejandra Santucho y Anahí Junquera por H.I.J.O.S.
También se expresó Carlos Eraldo hermano del desaparecido Norberto “Bocha” Eraldo, el primer cautivo de Baterías, hijo de Eduardo Eraldo, el sobreviviente que en 1997 declaró con certeza que había estado en “la séptima casamata” porque “conocía el lugar”.
Carlos resaltó que lo que más está costando es la posibilidad de obtener Justicia recordando el vergonzoso fallo de "Armada II" donde los jueces Salas, Aguerrido y Albrieu absolvieron y dieron penas de prisión bajísimas para los hechos que se allí se juzgaron.
El momento más movilizante fue cuando tomó la palabra Patricia Gastaldi, ella estuvo secuestrada allí en 1976 junto a su compañero Horacio Russin, quien todavía hoy permanece desaparecido.
Patricia describió cómo fue el horror en ese lugar, cómo se realizó la reconstrucción judicial a partir de testimonios de sobrevivientes para determinar que en ese lugar funciono el Centro Clandestino, y concluyó con una reflexión:
"Aquí se torturó, se asesinó y se vivió el horror de los horrores, en el límite siempre entre la vida y la muerte. Pero también aquí escuché por última vez las voces amadas y las voces de compañeros queridos que no volví a ver, así que esto se ha resignificado como un lugar de vida, no sólo de muerte, porque si no caemos en la desesperación (...) siempre sobre la muerte nace la vida”.