La selección argentina de fútbol jugará su sexta final del mundo contra el equipo de Francia. Te contamos todo lo que necesitas saber del país galo antes del último partido de Qatar 2022.
Tras un torneo extraordinario, el seleccionado argentino de fútbol tendrá una nueva oportunidad de coronarse campeón del mundo, tras 36 años sin levantar la copa. Esta puede ser -quizás- la última oportunidad de su capitán, Lionel Messi.
Argentina y Francia medirán sus fuerzas este domingo 18 de diciembre a las 12 horas (hora argentina).
El fútbol francés
Conocidos como "Les Bleus" (los azules), el equipo francés disputó quince ediciones de la Copa Mundial de Fútbol, de las cuales fue campeona en 1998 como local, tras vencer en la final a Brasil por 3-0, y en Rusia 2018, luego de derrotar a Croacia por 4-2. Además, fue finalista en el Mundial 2006, donde perdió ante Italia en definición por penales.
Francia y Argentina son las únicas selecciones del mundo que han ganado la Copa Mundial, los Juegos Olímpicos, la Copa Confederaciones, la Copa Intercontinental de Selecciones (Copa Artemio Franchi) y su respectiva copa regional (Eurocopa/Liga de Naciones y Copa América/Campeonato Panamericano, respectivamente).
Además, ambos equipos se enfrentaron en 12 ocasiones:Argentina venció seis veces a los galos, y los azules se llevaron la victoria en otras 3. Los restantes tres partidos terminaron en empates.
Curiosamente, Francia fue el primer rival de Argentina en la historia de los Mundiales, ya que ambos se enfrentaron en la primera jornada de Argentina-Uruguay 1930. La albiceleste se impuso por 1-0 con el gol de Luis Monti, el histórico futbolista que jugó la final de 1930 contra Argentina y la de 1934 con la camiseta de Italia.
Para sumar historial, el último encuentro fue el pasado mundial de Rusia 2018, cuando en un vibrante partido, Francia derrotó a Argentina 4-3.
Datos curiosos de "Les Bleus"
- Disputaron su primer partido oficial en un amistoso de 1904 contra Bélgica, empatando 3-3.
- Realizaron su mayor goleada en 1995 contra Azerbaiyán, para la Clasificación para la Eurocopa 1996. En aquella oportunidad golearon 10-0.
- Su peor desempeño sucedió en 1908, cuando en los Juegos Olímpicos de Londres de aquel año fueron vencidos por Dinamarca 17-1.
La historia francesa
Lo que hoy es Francia surgió a partir de varios pueblos en la Edad del Hierro, en particular por el mayor y mejor organizado de ellos: el celta galo.
La subyugación de estos pueblos a Roma fue gradual, pues tardó varios siglos en imponer su gobierno, carreteras, comercio, cultura e incluso su lengua. Entonces emergió la cultura galorromana, y la Galia se integró gradualmente en el Imperio romano.
Cabe destacar que la conquista de las Galias fue uno de los mayores hitos políticos de Julio César, paso fundamental para constituirse años más tarde en el amo indiscutido de la República Romana (antes de convertirse en Imperio) bajo el título de dictador (que en aquel entonces no tenía la connotación negativa de la actualidad).
Con la caída del Imperio romano, llegaron los francos y otras tribus germánicas comandadas por Meroveo (quien dio su nombre a la dinastía merovingia), desde el norte y el noreste. Su nieto, Clodoveo I, se convirtió al cristianismo, lo que le otorgó mayor legitimidad y poder ante sus súbditos cristianos, e instaló su corte en París.
La tradición franca, según la cual al monarca debían sucederle todos sus hijos, derivó en luchas de poder y, en última instancia, en la desmembración del reino en un conjunto de pequeños estados feudales. Los carolingios se alzarían entonces en la casa dominante.
El poder carolingio alcanzó su apogeo con Carlomagno, quien amplió las fronteras del reino y fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 800.
En 1614 asume el trono Luis XIV, el más famoso de los monarcas franceses. conocido como “el Rey Sol”, fue uno de los máximos exponentes del absolutismo monárquico, llegando a afirmar que el Estado era él.
A principios del siglo XVIII, las nuevas circunstancias económicas y sociales dejaron al Antiguo Régimen peligrosamente ajeno a las necesidades del país, y aún más debilitado por las ideas revolucionarias y anticlericales de la Ilustración.
El 5 de mayo de 1789 estalló la Revolución Francesa, una de las primeras y quizás la más violenta de las revoluciones burguesas de aquellos años. Fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa.
Su resultado más destacado fue el ascenso de la burguesía como nueva clase dominante y la aceleración del desarrollo del modo de producción capitalista.
Los vaivenes políticos de la República desembocaron, años más tarde, en el ascenso al poder de una de las principales figuras políticas de la historia: Napoléon Bonaparte.
Napoléon, quien fuera general de la Revolución, luego Primer Cónsul, Cónsul vitalicio y finalmente Emperador de Francia, tomó el control de casi toda Europa Occidental y Central durante poco más de una década, mediante una serie de conquistas y alianzas.
Su familia tomó control del país durante décadas, hasta que en 1870, tras revoluciones y guerras, cae definitivamente el control napoléonico y se instaura la Tercera República Francesa, que gobernó hasta 1940.
Con el ascenso al poder de Adolf Hitler en Alemania, las tensiones en la región se hicieron insostenibles. Francia y Reino Unido le declararon la guerra al Tercer Reich en 1939, pero en junio de 1940 Francia capitulaba ante los nazis, que invadieron el país.
La guerra devastó el país. Más de un tercio de la producción industrial había alimentado la maquinaría bélica alemana y los ocupantes lo habían confiscado casi todo: metales, estatuas, rejas, barras de zinc, carbón, piel, textiles y químicos. La agricultura, asfixiada por la carestía de suministros, cayó un 25%.
En su retirada, los alemanes incendiaron 2.600 puentes y los bombardeos de los aliados destruyeron 40.000 km de vías férreas. Para colmo, Francia debía cubrir las necesidades de los soldados ocupantes, lo que ascendía a 400 millones de francos diarios, lo que disparó la inflación.
Tras la guerra se instauró la Cuarta República, en la que Francia experimentó un espectacular crecimiento económico, a costa también de sus colonias en el Tercer Mundo.
El debate por mantener el control de Argelia, entonces tierra de un millón de colonos europeos, debilitó al país y condujo casi a la guerra civil. En 1958, la cuarta república débil e inestable llevó a la Quinta República Francesa, el actual Estado francés, que se apoya en un fuerte poder ejecutivo.
Francia es un país desarrollado con la séptima economía del mundo por PIB nominal y la novena por PPA; en términos de riqueza agregada de los hogares, ocupa el cuarto lugar en el mundo. Francia obtiene buenos resultados en las clasificaciones internacionales de educación, sanidad, esperanza de vida y desarrollo humano.
Es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y es un Estado oficial poseedor de armas nucleares. Francia es uno de los miembros fundadores y principales de la Unión Europea, así como un miembro clave del G7, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Los vínculos con Argentina
Las relaciones diplomáticas entre Argentina y Francia se establecieron en 1829. Sin embargo, durante el siglo XIX protagonizarían algunos conflictos políticos y bélicos.
En 1838 las naves francesas estacionadas en el Río de la Plata bloquearon el puerto de Buenos Aires, generando un fuerte conflicto diplomático.
Esto se debe a que Francia no había obtenido del entonces gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas -también responsable de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina- un tratado comercial como el que Inglaterra había conseguido de Bernardino Rivadavia.
A diferencia de los ingleses, los ciudadanos franceses en territorio argentino no estaban exentos de hacer el servicio militar como los británicos.
En 1840, el tratado entre el comandante francés Ange René Armand de Mackau y el ministro de Relaciones Exteriores de Buenos Aires, Felipe Arana (conocido como "Tratado Mackau-Arana") puso fin al bloqueo con concesiones de ambas partes.
Sin embargo, en general fue una victoria argentina, puesto que las concesiones de Rosas fueron mínimas -comparado con las posiciones que debió abandonar Francia-.
Años más tarde, en 1845, Francia intentaría otro bloqueo al puerto de Buenos Aires y la penetración en los ríos interiores del país sin la aprobación de Rosas. Esta vez, contaba con la alianza con Reino Unido.
Fue en el contexto del bloqueo e intervención anglo-francés que sucedió la Batalla de Vuelta de Obligado, en la que las fuerzas patriotas resistieron en clara inferioridad numérica y táctica a las potencias imperiales.
A pesar de haber sido una derrota en el plano militar, fue otra victoria en el diplomático. Los costos para los anglo-franceses eran insostenibles y la población local se negó a comerciar con ellos. Finalmente las potencias reconocieron la soberanía nacional argentina y la autoridad de Rosas como representante internacional de la Confederación.
Actualmente, Francia y Argentina gozan de aceitadas relaciones diplomáticas, comerciales, científicas y culturales.
Francia es el octavo inversor en el país, con varias empresas radicadas en la Argentina hace décadas.
La participación de inversiones francesas se destaca sobre todo en los sectores de energías renovables, petróleo y gas, infraestructura y automotriz, entre otros.