A poco más de una semana del cierre de alianzas electorales, Sergio Massa es la principal incógnita que resta despejarse para que se terminen de acomodar los distintos espacios políticos que se enfrentarán en los próximos comicios nacionales.
La semana pasada ratificó su pertenencia a Alternativa Federal reuniéndose junto a sus pares de esta aventura política, Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey y Miguel Angel Pichetto, y difundiendo un documento en el que manifestaban de participar en una PASO entre ellos mismos, es decir, por fuera del peronismo.
Luego, en el congreso del Frente Renovador, Massa lloró de emoción en medio de un discurso en el que Graciela Camaño lo postulaba como candidato presidencial luego de que un grupo numeroso de dirigentes renovadores pidieran ratificar su oposición a Cambiemos y trabajar en la unidad de la oposición.
La respuesta de Cambiemos fue filtrar a los medios que analizaban la posibilidad de habilitarle a María Eugenia Vidal una "lista espejo", es decir, que su boleta como candidata a gobernadora no sólo este en la de Cambiemos sino tambien, en este caso, en la de Alternativa Federal. La idea es que Massa se quede en ese espacio y vaya a las PASO con Urtubey. Pichetto suena como potencial candidato a vicepresidente por Cambiemos.
Sin embargo, para que esa argucia electoral pueda aplicarse, Mauricio Macri debería anular el decreto que el mismo firmó en abril. Lo hizo también a pedido de Vidal, ante el temor de que el peronismo acordara una "fórmula de unidad", que tuviera una lista espejo tanto para la entonces supuesta candidatura de Cristina tanto como para las listas de Alternativa Federal.
No parece tratarse de otra cosa que de una operación política del equipo de la misma Vidal, para entretener a Massa y evitar que se vaya con el kirchnerismo. Es difícil pensar que Mauricio Macri, en un momento de tanta debilidad política, se expondría a ir en contra de sus propios pasos para que su principal capital electoral, los votos de la gobernadora, se fuguen hacia otro espacio.
Desde el equipo político de Casa Rosada saben que si hiciera esto, en las PASO de agosto, el actual presidente podría llegar a salir tercero en la provincia de Buenos Aires, algo que significaría que en las generales de octubre sería derrotado, sin necesidad de una segunda vuelta o ballotage.
Por su parte, desde la gobernación, saben que si Massa y el Frente Renovador acuerdan con el PJ y Unidad Ciudadana, le sumarían entre 5 y 8 puntos en las elecciones, algo que significaría que María Eugenia Vidal dejaría inexorablemente la gobernación de Buenos Aires. Este escenario también pone a Macri a un tiro de perder en primera vuelta.
Cuando Cristina eligió dejar la candidatura a presidente a Alberto Fernández para acompañarlo como candidata a vicepresidenta, Massa entendió el gesto, pero a las pocas horas le comenzó a saber a poco. El líder del Frente Renovador no quiere perder contra CFK y preferiría bajarse a cambio de incidir en las listas, algo que dio a entender cuando dijo que "no necesitaba un cargo" y que podía trabajar desde otro lugar.
Sin embargo, desde el Instituto Patria está opción no es bien vista porque creen que Massa debe ser candidato y traccionar en la boleta. Por más que su caudal se haya achicado, nadie niega que sigue siendo un referente con un porcentaje de votos nada despreciables. Incluso, le ofrecieron encabezar la boleta de diputados nacionales, lugar consensuado en silencio para Máximo Kirchner.
Por otra parte, le advierten que si se queda en Alternativa Federal y enfrenta a Urtubey, el salteño recibirá el apoyo del oficialismo, porque en una eventual segunda vuelta, sin dudas llamaría a votar a Cambiemos. Ese es el dilema que enfrenta hoy Sergio Massa, perder contra Cristina o perder contra Urtubey.
Massa está atrapado en su propio laberinto, del cual podría salir aceptando el ofrecimiento de encabezar la lista de diputados, negociando un lugar de peso dentro de la Cámara de Diputados durante el principal gobierno.
Pese a que algunos creen que sería un "puesto menor", sin embargo, no sólo podría llegar a la Presidencia de la Cámara Baja, sino que se evitaría una derrota cierta e incluso se revalidaría en las urnas ante un electorado que elección a elección le brinda menor apoyo.
Revitalizado y en un lugar destacado de la escena política, en 2020, sus ambiciones electorales no quedarían truncas sino más vivas que nunca. Quizá Massa mismo, no sepa que, como escribió Leopoldo Marechal, "de todo laberinto se sale por arriba".