En la primera imputación penal de la historia a un expresidente estadounidense, Donald Trump se declaró "no culpable" de los cargos imputados por la justicia de Manhattan por un soborno a una actriz porno. El magnate -que quedó libre por ahora- calificó el proceso como "surrealista".
El juez Juan Merchán le atribuyó 34 cargos relacionados con la falsificación de registros comerciales en el pago de 130 mil dólares a la estrella porno Stormy Daniels, en la recta final de la campaña electoral de 2016, para comprar su silencio por una supuesta relación extramatrimonial ocurrida diez años antes y que él siempre negó alegando una "caza de brujas".
"Parece surrealista. Wow, me van a detener", dijo Trump en su red social Truth Social.
El exmandatario se presentó ante el tribunal neoyorquino de Manhattan poco después de haberse entregado a la Fiscalía, donde le leyeron sus derechos y fue fichado.
Buscando politizar el caso y motivar a sus seguidores, que respondieron enviándole más de siete millones de dólares para su campaña desde que se anunció la imputación el jueves pasado, el magnate repitió en sus redes sociales su nuevo lema: "No vienen por mí, vienen por ustedes. Yo estoy simplemente en su camino".
Luego de declararse inocente de los cargos imputados, el expresidente se fue directamente al aeropuerto para viajar a su mansión Mar-a-Lago en Florida, desde donde le habló a sus seguidores.
En un comunicado, el fiscal Alvin Bragg sostuvo que:
"Donald J. Trump falsificó repetida y fraudulentamente los registros comerciales de Nueva York para ocultar delitos que ocultaron información perjudicial al público votante durante las elecciones presidenciales de 2016".
En una conferencia de prensa luego de la audiencia, Bragg dijo que "no se pueden normalizar conductas criminales graves".
Casi una hora después de su histórica comparecencia ante el juez, la corte penal dejó en libertad a Trump, que podría tener que sentarse en el banquillo de los acusados a partir de enero de 2024.
En la campaña politizante de la causa jucidial, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, acusó al fiscal de interferir en las elecciones presidenciales del año próximo.
"Bragg está intentando interferir en nuestro proceso democrático al invocar la ley federal y presentar cargos politizados contra el presidente Trump, mientras al mismo tiempo argumenta que los representantes del pueblo en el Congreso carecen de jurisdicción para investigar esta farsa", disparó McCarthy en su cuenta de Twitter.
Los 34 cargos contra Trump consisten en distintos tipos de "falsificación de registros mercantiles en primer grado". Se trata de delitos "menores" pero con posibilidad real de una pena en prisión efectiva.
En conjunto, los cargos de los que se acusó este martes a Trump conllevan una sentencia máxima de más de 100 años de cárcel según la ley de Nueva York pero, incluso si se lo declara culpable de todos los cargos, es poco probable que Trump sea sentenciado a tanto tiempo. Cada cargo es un delito grave de bajo nivel que conlleva un máximo de cuatro años de prisión por cada uno.
Los tiempos electorales
Pese al ruido que generó el proceso, en Estados Unidos una persona acusada o condenada penalmente puede presentarse a cualquier cargo y ser elegida. La Constitución establece una excepción: haber participado en una "insurrección" o una "rebelión" contra Estados Unidos.
Trump quedó en libertad sin condiciones ni fianza. Quiere decir que puede competir en las elecciones presidenciales del año próximo. Todo indica que el juicio se realizará en paralelo a la campaña electoral.
Si la Fiscalía consigue que comience en enero, coincidirá con el inicio de las primeras primarias estatales.
En cambio, si la defensa de Trump tiene éxito y logra retrasar el inicio del juicio hasta la primavera de 2024, entonces el proceso comenzaría luego del llamado supermartes -estimado para el 5 de marzo-, el día en que 13 estados realizan sus primarias.
Todo esto significa que Trump podría comenzar su juicio, siendo el claro presidenciable de la oposición. Hasta ahora las encuestas lo favorecen e incluso podría ganar la interna republicana que lo enfrenta al gobernador conservador de Florida y ex trumpista, Ron DeSantis.