El economista Martín Burgos, coautor del libro “Criptomonedas: un desafío al Estado y a los bancos”, analizó en diálogo con Juani Guarino para El Ágora 2024 por Taboo Multimedios la verdadera naturaleza de estos activos digitales, su funcionamiento y los desafíos que presentan para los Estados y el sistema financiero tradicional, en tanto potencian la llamada Economía No Observable.
En una conversación que desmitifica varios aspectos de esta tecnología, Burgos expone una visión crítica sobre el fenómeno cripto y su impacto en la economía actual y advierte que “El sistema cripto desafía la capacidad del Estado para controlar transacciones”.
“Las criptomonedas, contrariamente a lo que dice su nombre, no son monedas, son activos digitales, cuya fuerte variabilidad hace imposible que sean utilizadas como lo es el dinero en general“, explica Burgos, ilustrando su punto con un ejemplo contundente:
“Cuando empezamos a escribir el libro, el bitcoin estaba en 20 mil dólares, hoy está en 95 mil”. Esta volatilidad, según el especialista, las acerca más a activos especulativos que a un medio de intercambio estable.
El blockchain como alternativa a la contabilidad tradicional
El sistema blockchain representa una revolución en la forma de registrar transacciones. Burgos lo compara con la contabilidad tradicional:
“En la contabilidad tradicional, el Estado controla las negociaciones entre privados. En blockchain no hay un tercero: las transacciones se validan públicamente por toda la comunidad de usuarios”.
“La contabilidad sirve para saber quién le debe a quién. El blockchain elimina la necesidad de un tercero como el Estado para validar las transacciones, ya que estas son verificadas por toda la comunidad de usuarios”.
Esta característica fundamental permite que las operaciones sean públicas y verificables sin intermediación estatal, permitiendo operar sin control estatal, lo que según el experto “puede tener una incidencia fuerte sobre el control que tiene el Estado sobre las transacciones y su capacidad de cobrar impuestos”.
Un ecosistema en evolución
A medida que el sistema cripto se desarrolla, surge todo un ecosistema de servicios auxiliares:
“Está apareciendo toda una movida de gente que empieza a evaluar las criptomonedas desde el punto de vista tecnológico y financiero”, señala Burgos, destacando cómo el mercado ha generado sus propios mecanismos de autorregulación similares a las calificadoras tradicionales.
El economista advierte sobre los peligros inherentes a estos activos digitales, desde la volatilidad extrema hasta el potencial para actividades ilícitas.
“Las estafas son un riesgo real, pero más allá de eso, está el peligro de comprar algo que hoy está en 100.000 dólares y mañana puede bajar a 20.000”, advierte, señalando la importancia de entender los riesgos antes de invertir.
¿Un sistema alternativo al Banco Central?
Burgos explica que el blockchain funciona como un sistema contable distribuido que elimina la necesidad de un tercero de confianza, pero a pesar del discurso anti-concentración que rodea a las criptomonedas, el economita señala una paradoja:
“Hay un espíritu bastante democrático detrás de la blockchain, pero cuando tenés que pasar al mundo de los pesos y dólares, aparecen los exchanges”.
Estas casas de cambio de criptoactivos terminan reproduciendo la concentración que el sistema pretendía evitar, estableciendo “los límites que está teniendo el propio discurso de las criptomonedas”.
La amenaza corporativa
Por otra parte, consultado sobre la amenaza que puedan significar los criptoactivos al Estado y su capacidad de financiarse mediante la recaudación de impuestos, Burgos explica que “El verdadero riesgo está en que aparezcan criptomonedas corporativas más que las stablecoins“, poniendo como ejemplo a Libra, el proyecto de Facebook (ahora Meta) que fue frenado por la SEC estadounidense (Securities and Exchange Commission, una suerte de Comisión de Valores).
El economista explicó que la alianza de grandes empresas tecnológicas como Uber, Mercado Libre y Amazon para crear su propia moneda digital podría generar “una zona libre de impuestos a través de distintos países”, impactando severamente en la recaudación fiscal y el poder público de los Estados.
Por el contrario, respecto al uso de criptomonedas en actividades informales, Burgos reconoció su potencial para la evasión fiscal, pero relativizó su impacto actual:
“Es como fue el trueque en 2001-2002. Puede ayudarte en un momento, puede ser genuino, pero de ninguna manera va a ser un problema para el Estado”.
No obstante, advirtió sobre los riesgos para usuarios inexpertos, especialmente jóvenes que se involucran sin conocer los peligros del mercado cripto y concretamente con el lavado de dinero proveniente de actividades ilícitas, recordando casos de jóvenes “traders” asesinados en circunstancias llamativas.
Estado y criptoactivos
El entrevistado destacó el caso de China como ejemplo de respuesta estatal ante el desafío cripto explicando que “Eliminaron todas las criptomonedas privadas y las reemplazaron por su moneda digital”. Burgos señaló que la blockchain podría ser aprovechada por los Estados para renovar sus sistemas financieros y fiscales, como demuestra el yuan digital chino, sugiriendo que la tecnología también puede fortalecer, no solo amenazar, las capacidades estatales.
En ese sentido, señaló que “la mayor potencialidad de la blockchain es cambiar el sistema SWIFT”, indicó Burgos, refiriéndose al actual sistema de pagos internacionales. Esta transformación podría hacer las transacciones internacionales “menos costosas y mucho más rápidas”, aunque advirtió que esto debe desarrollarse bajo control estatal para evitar la erosión del poder público.
Como reflexión general, Burgos reconoce que los Estados deberían conducir estos procesos tecnológicos y financieros, en tanto que cuando son conducidos por las grandes corporaciones económicas lo hacen en detrimento de sus propias capacidades y roles como estados nacionales.
