En su columna Aquí en la Tierra por El Ágora en Radio Nacional, Lucas Nigoevic analizó el crecimiento de la influencia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ante el reacomodamiento de la geopolítica americana tras la flexibilización de las sanciones a Venezuela y Cuba de parte de Estados Unidos.
La guerra entre Rusia y Ucrania tuvo un efecto en América Latina, donde tras las restricciones al mercado energético, EEUU necesita acceder a otras fuentes de crudo, y en ese escenario Caracas es la opción más viable.
En ese contexto, EEUU flexibilizó las sanciones al país gobernado por Nicolás Maduro, y como respuesta, el gobierno del Partido Socialista Unido de Venezuela reactivó el diálogo con la oposición para encontrar una solución a la crisis política del país.
Todo esto fue celebrado por México, país gobernado por Andrés Manuel López Obrador, quien había amenazado con boicotear la IX Cumbre de las Américas, el más importante evento de gobiernos americanos para Estados Unidos. El gobierno de Joe Biden, anfitrión del evento, había excluido de la invitación a Venezuela, Cuba y Nicaragua, países considerados “dictaduras” por la Casa Blanca.
AMLO había advertido que no asistiría a la reunión si se excluía a cualquier país de Latinoamérica. Además, se sumaba a esta situación la negativa del presidente brasilero, Jair Bolsonaro, a asistir al cónclave. Si los jefes de Estado de las dos principales economías de la región faltaban a la Cumbre, el evento podía convertirse en un verdadero fiasco que afianzaría la imagen de pérdida de hegemonía e influencia de Estados Unidos sobre la región.
Casi sin quererlo, AMLO se convirtió en el Jefe de Estado latinoamericano con mayor peso geopolítico, capaz de dejar mal parado a Estados Unidos con tan solo su decisión. Un contraste importante con la falta de decisión y claridad de la diplomacia argentina. Alberto Fernández pudo haber sido el jefe de Estado latinoamericano “neutral” ante conflictos, posicionarse como mediador y ser un jugador de influencia en la región. Pero la ambivalencia de su geopolítica le hizo perder esa oportunidad.