Desde la embajada argentina en Uruguay ya adelantan que habrá dos conflictos políticos con el vecino país. El primero es la construcción de una nueva fábrica de pasta celulosa que contaminará el río Uruguay. Por otra parte, el posible impulso de las relaciones comerciales con el gobierno de ocupación de las Islas Malvinas Argentinas
Durante su participación en la Comisión de Acuerdos del Senado, Alberto Iribarne se refirió a estos dos puntos álgidos que seguramente estén en la agenda bilateral, cuando Alberto Fernández y Luis Lacalle Pou se reunan en los próximos días.
Uruguay instalará una papelera que producirá el doble que la de Fray Bentos
La primera tiene que ver con la autorización de una nueva planta de celulosa en Pueblo Centenario, a kilómetros nomás de Paso de los Toros, en el margen del Río Negro que desemboca en el Uruguay, límite entre el país homónimo y la Argentina.
La autorización data de mayo del año pasado y difícilmente se revise. La autorización es para UPM (ex Botnia), la misma que hace 15 años instaló una papelera en Fray Bentos frente a la costa de Gualeguaychú, motivando una protesta ambientalista que llevó ambos países a la Corte de La Haya.
Cuando se conoció la noticia, el intendente de Gualeguaychú reclamó ante la Cancillería entonces encabezada por Jorge Faurie pero no hubo respuesta. Por su parte, Iribarne adelantó que Solá si escuchará.
Además, explicó que la planta comenzará a funcionar en 2020, tendrá el doble de producción que la de Fray Bentos y representará más del 1% del PBI Uruguayo.
A diferencia del reclamo que se inició en 2005, ahora el Río Negro está devastado, situación que compromete a varios pueblos uruguayos que abastece. Si prima la defensa del medio ambiente por encima de un pobre nacionalismo, es posible que activistas ambientales de un lado y del otro del Uruguay logren frenar su instalación. Por el momento no está sucediendo.
Las relaciónes entre Uruguay y el gobierno de ocupación de Islas Malvinas
Otra situación que generará conflictos entre ambos países es el creciente apoyo de Uruguay al gobierno británico de ocupación de las Islas Malvinas. En la Sociedad Rural del Prado se montó un stand de las “Falkland Islands”, denominación de fantasía que utiliza el delegado británico en las Islas. Recientemente fueron escrachados por combatientes argentinos.
Además, ya existen visitas de productores agropecuarios a Islas Malvinas y al menos 13 vuelos militares desde Montevideo a las Islas cuya soberanía reclama Argentina.
Históricamente, la posición del Estado uruguayo, más allá de que partido gobierne, es el de apoyar el pedido de soberanía argentino. No obstante, con el creciente lobby británico y el giro político a la centroderecha, la posición de Uruguay podría alterarse.
No obstante, un posible cambio en la postura diplomática de Uruguay iría a contramano de la tendencia global. La salida de Reino Unido de la Unión Europea abre las puertas para sumar apoyos diplomáticos al reclamo por la soberanía de Malvinas.
En contrapartida, el gobierno británico encabezado por Boris Johnson necesita encontrar nuevos destinos comerciales para los productos de los isleños, para sortear los aranceles que deberán comenzar a pagar en Europa. En ese contexto, el empresariado uruguayo podría ver con buenos ojos comerciar con el gobierno de las “Falklands”.
Alberto Fernández se enfrentará nuevamente a un desafío de pragmatismo, aunque considerar Malvinas como un mero destino comercial no está en los planes de su gobierno ni en el ADN de las y los argentinos.
