Los conflictos en el PRO no encuentran solución en ningún frente. Mientras sus economistas no pueden acordar un programa mínimo ni medida alguna para enfrentar la inflación, sus dirigentes se cruzan públicamente por candidaturas. Mientras tanto, figuras "outsider" de la política de derecha como Milei crecen al calor de las internas en Juntos.
Alguna vez el partido fundado por Mauricio Macri soñó con consagrarse como el espacio de la "nueva derecha" en Argentina, pero su incesante conflictividad interna atenta contra cualquier intento de organización amarilla. Sin acuerdos en materia económica ni de conducción política, lo único que parece mantener unificada a la alianza Juntos (conducida por el PRO) es su anti-peronismo.
Y esa misma falta de cohesión la que exhibe a la alianza opositora como un rejunte de voluntades contrapuestas, sin un programa ni plan de gobierno consensuado. Esa falta de rumbo y constante ruido interno ha beneficiado a otras opciones de la derecha y la ultra-derecha argentina.
Puntualmente, el mayor beneficiado es el "libertario" Javier Milei, quien pese a sus infundadas propuestas económicas e insensibles miradas sociales, se perfila como el dirigente del espacio que si no se posiciona cómodamente en el tercer puesto de la política nacional, incluso aspira a entrar en una segunda vuelta electoral, poniendo en riesgo de muerte a la democracia.
Sin acuerdos en nada
La mencionada falta de acuerdos se pudo cristalizar este martes en el Hotel Emperador, donde la reunión de los principales precandidatos de Juntos y sus economistas dejó gusto amargo.
Los economistas opositores fueron convocados a una cumbre para fijar posición sobre la situación actual, pero no se logró llegar a un consenso sobre qué hacer en casi ningún aspecto.
La convocatoria se suponía que iba a reunir a los principales dirigentes del espacio, pero sugestivamente no participaron ni Mauricio Macri ni Patricia Bullrich. Sí estuvieron Horacio Rodríguez Larreta, Miguel Ángel Pichetto, los radicales Gerardo Morales y Martín Lousteau y hasta Facundo Manes que sorprendió a todos al llegar al encuentro con el economista Martín Rapetti, socio de Diego Bossio en la consultora Equilibra.
También llamó la atención la presencia de la economista Marina dal Poggetto que estuvo cerca de ser viceministra de Massa.
Eduardo Levy Yeyati fue por Morales, Hernán Lacunza por Rodríguez Larreta, Juan Carlos Sánchez Arnau por Pichetto, Luciano Laspina por Bullrich y Elisa Carrió llegó con Matías Surt.
Pese a la promocionada idea de plantear una alternativa económica para salir de la crisis inflacionaria actual, el documento final eludió el tema para abundar en generalidades. Otros temas, como la dolarización, gradualismo, shock y política de precios también quedaron excluidos del temario. Así, el documento final apenas fue un texto lavado de generalidades y lugares comunes.
Los propios asistentes confesaron que las diferencias que existen entre las miradas económicas dentro de la alianza Juntos llegan a ser incluso mayores que cualquier grieta con el oficialismo.
Si bien el documento promete a su inicio que "acordamos una hoja de ruta para atacar prioritariamente la inflación que destruye el salario, genera pobreza y desordena nuestras vidas", pero no menciona ninguna política concreta para frenar el deterioro de la moneda.
En el encuentro de este martes sólo se pudo avanzar las ideas deconverger al equilibrio fiscal y "agilizar" el mercado de trabajo, es decir una reforma laboral que cercene derechos adquiridos por los trabajadores, precarizando y flexibilizando los contratos laborales.
La guerra por las candidaturas
Sumado a su falta de puntos de acuerdo para formar un programa de gobierno, se suma las insalvables diferencias a la hora de abordar las candidaturas. Nadie en el PRO quiere ceder y eso arrastra a toda la alianza opositora.
El foco principal de la interna que arde a cielo abierto se encuentra en la Ciudad de Buenos Aires. Allí, María Eugenia Vidal evalúa presentarse para Jefa de Gobierno, viendo que las encuestas presidenciales la ubican notablemente lejos de la puerta de entrada de la Casa Rosada.
Para ello, la ex gobernadora "orgullosamente bonaerense" espera una reunión con Mauricio Macri para definir su futuro. Vidal se presenta para muchos en el PRO como la solución a la interna porteña, consagrándose como "prenda de unidad" entre los distintos precandidatos, empujados por los distintos sectores del PRO.
Sin embargo, Vidal juró ante todos que no buscaría una candidatura porteña, obstinada en proyectar su imagen a nivel nacional para una candidatura presidencial. Sin embargo, sin el apoyo de los números, sabe que es una misión imposible.
Ahora, la diputada porteña evalúa buscar la sucesión de Larreta, pero para ello pone una condición: tener sí o sí el apoyo de los principales dirigentes del espacio. Esto es, de Macri, Larreta y Bullrich.
En 2021, cuando encabezó la boleta de diputados porteña, Vidal sufrió la ira de Macri, que consideró su candidatura como funcional a los intereses de Larreta. Eso le valió reproches públicos y privados y la ex gobernadora no quiere volver a pasar por esa experiencia.
Pero la condición vidalista parece que no será respondida. Al menos no por Patricia Bullrich, la cruzó duramente.
"Yo no cambio todos los días. Yo decidí por Jorge Macri y lo voy a apoyar", dijo la ex ministra en respuesta a la posibilidad que ella respalde una candidatura de Vidal en la Ciudad.
"No me parece bien que no se respete la democracia interna. Si Fernán Quirós es candidato que se presente en las PASO. Si Jorge es candidato que se presente", dijo y arremetió contra Vidal: "Si quiere ser candidata en la Ciudad, cosa que a mí me negó permanentemente, será una candidata más", dijo.
Además, se desconoce aún que postura tomará Macri respecto de una eventual candidatura de Vidal y si obligaría a su primo Jorge Macri a bajarse, requisito indispensable para que Vidal acepte pelear en la Ciudad.
La ex gobernadora no quiere competencia amarilla y si se presenta, buscará ser la única candidata del PRO en CABA, tal como acordaron Larreta y Mauricio Macri que debía suceder. Y en ese sentido, este martes Soledad Acuña -una de las precandidatas larretistas- bajó su candidatura, quedando sólo Quirós y Macri en contienda aún.
Por otro lado, Quirós también dio un guiño a la posibilidad de bajarse, afirmando que "el mejor candidato puede que no seamos ni Jorge (Macri) ni yo".
Pero hasta el momento Jorge Macri resiste cualquier intento que lo bajen, y reitera que su candidatura se mantiene.
Sin unidad en PBA
Los aires de buscar candidaturas de unidad desde CABA llegan a territorio bonaerense, donde se discute la posibilidad que el PRO se presente en las PASO con una única candidatura de consenso para no quedar atrás del oficialismo de Axel Kicillof (claro favorito en las encuestas) y de la figura que los "libertarios" de Milei pongan a correr por el Sillón de Dardo Rocha.
En esta disputa, el mejor posicionado según los sondeos es el larretista Diego Santilli, quien no ve con malos ojos la posibilidad de ser el único postulante PRO. Sin embargo, la iniciativa es resistida con uñas y dientes por su amigo y adversario, Cristian Ritondo, alfil del vidalismo con coqueteos con el bullrichismo.
Por el momento el PRO tiene cinco candidatos para el mayor distrito electoral argentino. Además de Santilli y Ritondo, están anotados Javier Iguacel, Néstor Grindetti y Joaquín de la Torre. Estos últimos tres bajo el paraguas de Bullrich.
La idea de unificación tampoco encuentra buena recepción en Larreta y Bullrich. El primero porque confía en la tracción de votos de Santilli y no desea compartirlo con su rival. La segunda porque busca competir en un "todos contra todos" al armado larretista en la provincia.
Bullrich aún no se pronunció a favor de ningún postulante para su boleta, aunque Ritondo pica en punta para ese logro. Era parte de la negociación que mantenía Bullrich con Vidal: si la ex gobernadora apoyaba su candidatura presidencial, entonces la titular del PRO elegiría a Ritondo.
De allí que los cruces porteños hayan recrudecido la interna PRO no sólo en CABA, sino también en PBA.
Es que ese paso de la ex gobernadora la acercaría a una zona neutral que favorece a Larreta y frustraría la expectativa de Bullrich de recibir un respaldo público, que puede ser determinante en la primaria.
Mientras tanto, el resto de Juntos (UCR y CC) se ven arrastrados por la interna del PRO, pagando los costos de no haber construido figuras con peso propio para negocias en el armado de las listas. Los radicales y lilitos deben afrontar una decisión imposible: apostar todo a uno de los candidatos amarillos, a riesgo de enemistarse con el otro bando si sale vencedor; o dividir sus nombres en varias listas, perdiendo así peso político y poder de negociación.