El 27 de octubre de 2010 falleció el expresidente Néstor Kirchner a causa de una afección cardiovascular. La conmoción de la noticia abrió una nueva etapa en el proceso político que la Argentina había iniciado en mayo de 2003.
Kirchner, nacido el 25 de febrero de 1950 en Río Gallegos, ejerció la presidencia de la Nación entre 2003 y 2007; durante tres períodos gobernó la provincia de Santa Cruz (1991-1995; 1995-1999; 1999-2003) y fue intendente de su ciudad natal (1987-1991).
En 2003 se hizo cargo de los destinos del país tras salir segundo por poco margen en las elecciones del 27 de abril de 2003 (obtuvo el 22,25% de los votos frente a 24,45% de Carlos Menem), ya que cuatro días antes del balotaje previsto, en el que competiría con el riojano, su entonces rival desistió de participar de la segunda vuelta.
De ese modo, Kirchner asumió finalmente la Presidencia el 25 de mayo de 2003, en medio de una gran crisis política, social y económica derivada de las políticas neoliberales que se habían llevado por más de una década durante los gobiernos de Menem y del radical Fernando de la Rúa.
“Vengo a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la Justicia; vengo a proponerles un sueño que es volver a tener una Argentina con todos y para todos”, dijo Néstor en su discurso de asunción presidencial.
“Formo parte de una generación diezmada. Castigada con dolorosas ausencias. Me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a los que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada.”
En los meses siguientes buscó lograr un histórico consenso nacional con los partidos políticos opositores que permitieran al país salir de la crisis que más de una década de políticas pro-mercado habían causado.
Entre las medidas de su gobierno se destacan:
- La reducción a la mitad en los niveles de pobreza, indigencia y desempleo;
- La renovación de la Corte Suprema de Justicia (conocida como la corte de la “mayoría automática” menemista);
- El inicio de los procesos de juicios por delitos de lesa humanidad cometidos por los represores de la última dictadura cívico-militar;
- La recomposición de las relaciones con los países de Latinoamérica —principalmente Brasil y Venezuela—;
- El rechazo en conjunto con otros países de la región al acuerdo de libre comercio impulsado por Estados Unidos en detrimento de la soberanía latinoamericana conocido como ALCA;
- El pago total de la deuda externa al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Kirchner dejó el gobierno en 2007 en manos de Cristina Fernández de Kirchner, que en octubre de ese año resultó electa como presidenta por el 47% de los votos, pero mantuvo su liderazgo al frente del proyecto político que encarnaba el Frente para la Victoria.
Los debates por la resolución 125; la Ley de Medios y la creación del Matrimonio Igualitario, tuvieron al peronista santacruceño en la primera línea de un gobierno que buscaba profundizar los aspectos de su gestión.
La salud del líder del kirchnerismo se agravó en aquellos años de fragor político y tras ser intervenido en febrero y septiembre, falleció el 27 de octubre 2010, a los sesenta años de edad, el mismo día en el que se realizaba el censo nacional.
Su muerte fue a causa de una afección cardiovascular y tuvo lugar en El Calafate, en la provincia de Santa Cruz, distrito que había gobernado por tres períodos antes de llegar a la Presidencia, en mayo de 2003.
Ese mismo 27 de octubre, cientos de miles de argentinos acudieron hasta la Casa Rosada a darle el último adiós al expresidente. Al Salón de los Patriotas Latinoamericanos, habilitado como capilla ardiente, concurrieron multitudes para despedir al exlíder justicialista y expresar sus condolencias a la presidenta y viuda.
Dicha multitud colapsó la Plaza de Mayo y parte del centro de la ciudad de Buenos Aires. Al igual que en las exequias realizadas a los expresidentes Juan Domingo Perón en julio de 1974 y Raúl Alfonsín en marzo de 2009, ese día fue escenario de una persistente lluvia durante el velatorio, pero esto no fue suficiente para dispersar a la multitud, que se agolpaba para despedir a Kirchner.
Se trató de un verdadero funeral multitudinario, que recibió cobertura mediática exclusiva las 24 horas del día, durante los tres que duró la ceremonia.
Hasta el salón llegaron los presidentes Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia), Lula da Silva (Brasil), Fernando Lugo (Paraguay), José Mujica (Uruguay), Juan Manuel Santos (Colombia), Rafael Correa (Ecuador) y Sebastián Piñera (Chile), así como representantes diplomáticos de otras naciones.
Concurrieron también a dar el pésame gobernadores, líderes sindicales, referentes de Derechos Humanos, actores, personalidades de la cultura y hasta el futbolista e ídolo popular Diego Armando Maradona, quien dijo a la prensa haber charlado en días pasados con el fallecido sobre fútbol.
“Argentina perdió a un gladiador, que se enojó, que siempre nos sacó del pozo y era respetable en todo”, dijo Maradona al retirarse de la casa presidencial.
Además de la conmoción que la noticia causó entre los militantes del peronismo, la muerte del dirigente patagónico abrió una nueva etapa en el proceso político que la Argentina había iniciado en mayo de 2003.
La presencia de jóvenes en su despedida despertó un crecimiento inusitado de la militancia política en la juventud que no se registraba en el país desde hacía décadas.