El 11 de marzo de 1973 la fórmula presidencial del FREJULI, integrada por Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima, se impuso con casi el 50% de los votos, poniendo fin al intento de hacer desaparecer al peronismo de la política nacional. A 49 años de ese hito, repasamos cómo se vivieron esas históricas jornadas y el legado camporista.
1973 fue el año que puso fin a la proscripción del peronismo, y donde el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) ganó ampliamente las elecciones presidenciales.
La Unión Cívica Radical, que había postulado a Ricardo Balbín como candidato a presidente obteniendo poco más del 21 por ciento de los sufragios, desistió de ir a segunda vuelta, sabiendo que no tenía chances de competir con la fórmula peronista.
Eran los últimos momentos de un proceso que había comenzado con el golpe de 1955 –que derrocó y exilió al General Juan Domingo Perón– y que culminaba en el dictador Alejandro Agustín Lanusse. El dictador lo intentó todo para evitar que el peronismo retornara al gobierno o, al menos, tuviera limitado su poder.
Poco antes del primer regreso de Perón al país, en 1972, Lanusse había dicho que al viejo caudillo “no le da el cuero para volver“.
Como su expresión de deseo se vio frustrada, y ante la evidencia de que el peronismo tenía todas las posibilidades de gobernar inventó la “cláusula de residencia” por la que Perón no podía presentarse como candidato ya que como consecuencia del exilio obligado debió permanecer 18 años fuera del país.
Como respuesta, apareció la figura de Héctor Cámpora, el colaborador más estrecho de Perón y leal al líder, y la consigna estratégica que derrumbó la fantasía lanussista: “Cámpora al gobierno, Perón al poder“.
“El Tío” Cámpora, como lo llamaba la Juventud Peronista, se transformó en el símbolo de la resistencia peronista revolucionaria, influenciada en ese entonces por la revolución cubana, el mayo francés y, sobre todo, por las sublevaciones populares como el Cordobazo, el Tucumanazo y el Rosariazo.
Apenas ganadas las elecciones, en su nuevo puesto como Presidente de la Nación, Cámpora echó por tierra todos los impedimentos legales para que Perón pudiera volver finalmente a su Patria. Al regreso del General, Cámpora renuncia a su mandato, se convocan a nuevas elecciones y Juan Perón es electo por tercera vez Presidente, en una de las victorias más amplias de la historia argentina.
Los 49 días de la “primavera camporista“, como se llamó al corto período de su presidencia, transformaron a Cámpora, a pesar de su edad, en un símbolo de la juventud rebelde y combativa.
La dictadura militar que se instauró en 1976 buscó borrarlo de la historia impidiéndole durante un largo tiempo abandonar la embajada de México para marchar al exilio y sólo lo dejó partir cuando estaba segura que allí moriría al poco tiempo.
No es casual, entonces, que “El Tío” -invisibilizado durante muchos años- sea rescatado ahora por miles de jóvenes que se volcaron a la militancia, incluyendo a los hijos de esos otros jóvenes que fueron asesinados y desaparecidos por el terrorismo de Estado.
De allí, que su nombre haya sido tomado por la más importante organización política juvenil del siglo XXI en la Argentina.