Este domingo 30 de abril la República del Paraguay celebró sus elecciones presidenciales, donde nuevamente se renovó la hegemonía del Partido Colorado al resultar vencedor el candidato del oficialismo, Santiago Peña. Quiénes fueron los actores de la cita electoral.
Con el 90,73% de los votos escrutados al cierre de esta nota, el candidato "cartista" del Partido Colorado, Santiago Peña (43,15%) derrotó ampliamente al principal candidato opositor, Efraín Alegre (27,51%), postulante por la Concertación Nacional para un Nuevo Paraguay.
En tercer lugar quedó el candidato de ultra derecha "Payo" Cubas, quien cosechó el 22,57% de los sufragios. De los demás 10 candidatos presidenciales sólo uno logró pasar la barrera del 1%.
Cabe destacar que en Paraguay no hay segunda vuelta, por lo que Peña es el nuevo presidente electo del país.
Los protagonistas de la elección
La actualmente oficialista Asociación Nacional Republicana (nombre oficial del conservador Partido Colorado) es una fuerza política paraguaya fundada hace 138 años, de los cuales gobernó al país vecino por más de 70. Ahora, renovaron su estadía en el Palacio de los López (casa de gobierno) con la victoria electoral del "cartista" Santiago Peña.
La implacable hegemonía política de los Colorados (graficada en su control sobre el parlamento, las gobernaciones y juntas departamentales) es sostenida por un poderoso aparato electoral clientelista, medios de comunicación, numerosas iglesias y las principales empresas privadas del país.
El partido cuenta con 2.800.000 afiliados, lo que representa más de la mitad del padrón nacional de votantes (hay 4.782.940 electores habilitados sobre los 7,5 millones de habitantes que hay en el país).
Todos estas características harían creer que no hay cita electoral que los Colorados no puedan pasar cómodamente. Sin embargo, el creciente sentimiento "anti-política" y el descontento de la población pusieron en duda su dominio, pese a que el resultado finalmente los favoreció.
Sobre este punto cabe destacar que los sondeos previos de intención de voto no concordaron entre sí, y dependiendo de cuál se mire el resultado variaba ampliamente.
Los Colorados afrontaron otro grave problema: una dura interna que tiene al partido al borde de la ruptura. Y la figura que genera la polémica es el expresidente Horacio Cartes.
Cartes domina la política paraguaya, y su poderío se sustenta -principalmente- por sus setenta empresas, de las cuales sólo poco más de 30 figuran debidamente en la web de su grupo empresarial. El Grupo Cartes abarca tabacaleras, bancos, medios de comunicación, gimnasios, farmacias e inversiones financieras.
Y dentro del propio partido -del cual él es su máximo referente- se formó una línea interna que pretende disputarle el liderazgo, al tiempo que busca modernizar la vetusta estructura del partido.
Al mismo tiempo, el crecimiento del contrabando y el narcotráfico han penetrado a los colorados.
Así se formaron dentro del partido dos espacios: Honor Colorado, que representa al "cartismo", y Fuerza Republicana, referenciada en el actual presidente de la República, Mario Abdo Benítez.
Desde la oposición, la figura que amenazó con disputarles el poder es Efraín Alegre, candidato por la Concertación Nacional para un Nuevo Paraguay (frente conformado por el Partido Liberal Revolucionario Auténtico, el Frente Guasú, el Partido Revolucionario Febrerista, el Partido Encuentro Nacional y el derechista Patria Querida).
Alegre es un liberal histórico que se desempeñó como Ministro de Obras Públicas y Comunicaciones del presidente progresista Fernando Lugo, aunque acompañó su destitución, lo que aún genera escozor entre los luguistas.
Lugo fue uno de los pocos que logró pausar brevemente la hegemonía Colorada en Paraguay, con un gobierno que lamentablemente no pudo terminar su mandato por un golpe de Estado parlamentario en 2012.
El perfil de Alegre es el de un centrista nato, liberal en lo económico (incluso trabajó para el FMI) pero con ciertas propuestas de apariencia progresista como políticas universales en el campo de la salud, la educación y el transporte.
A eso le suma un fuerte discurso contra las “mafias” de Cartes así como cierta gestualidad en favor de los gobiernos progresistas de la región.
Esta es la tercera vez consecutiva que Alegre se postuló a la presidencia.
En tercer lugar, detrás de Peña y Alegre, se ubica Paraguayo Antonio Cubas Colomés, conocido como "Payo" Cubas, cuyas referencias políticas regionales son Jair Bolsonaro (Brasil) y Javier Milei (Argentina).
El candidato de extrema derecha nació en EE.UU. y es hijo de un militar. Lo caracterizan los insultos y ataques violentos y entre sus principales propuestas se encontraba el cierre del Congreso.
¿Qué está en juego?
Ninguno de los dos principales contendientes de esta cita electoral (Alegre y Peña) no representaban ninguna superación del modelo de atraso social, corrupción e injusticia que lleva décadas gobernando el país bajo los mandatos Colorados.
Ambos candidatos se pueden ubicar ideológicamente dentro del liberalismo.
Si bien Paraguay tiene una economía estable, con una moneda fuerte y una inflación controlada, la población demanda una mejor distribución de los ingresos, así como mejoras en salud y educación, cuya baja calidad quedó en evidencia durante la pandemia de COVID-19.
El crecimiento del narcotráfico también provoca mayores reclamos de la ciudadanía por mayor seguridad. Este es uno de los puntos más débiles para los Colorados, acusados de ser cómplices de redes criminales y hasta de tener "narco-candidatos".
También cabe resaltar que Peña deberá abordar el problema de la informalidad laboral -siete de cada 10 trabajadores no están registrados- y una de las cargas impositivas más bajas de la región contribuyen a un Estado deficitario.
La política energética es otro tema sensible. Los paraguayos protestan por las tarifas de electricidad, mientras el excedente de lo producido en las represas que comparte con sus vecinos se exporta a valores muy por debajo de los de mercado.
En cuestiones sociales, las fuerzas que apoyaban a Alegre son en su mayoría de tendencia progresista, mientras que el Partido Colorado es abiertamente conservador, oponiéndose a derechos civiles como el matrimonio igualitario, el aborto o la adopción de parte de parejas de la comunidad LGBT.
Por lo que, con la victoria de Peña, las minorías en Paraguay no tienen ninguna garantía de avance en sus derechos.
La geopolítica de la elección
La región miró con indiferencia los comicios que el pueblo paraguayo, mientras que las grandes potencias de nuestros tiempos (Estados Unidos y China) los observaron celosamente por motivos geopolíticos.
Sin embargo, la Argentina debería prestar mayor atención a lo que ocurre en el país limítrofe por diversos motivos.
En el plano ciudadano, en Argentina residen alrededor de medio millón de ciudadanos paraguayos, siendo ésta la comunidad extranjera más numerosa en el país. Por otra parte, en Paraguay viven cerca de 100 mil ciudadanos argentinos, siendo uno de los principales destinos para vivir de los inmigrantes argentinos.
Además de ser ambos países miembros del Mercosur, ambas naciones comparten intereses económicos y de recursos estratégicos, ejemplo de ello es que Argentina y Paraguay son co-propietarios de la importante Represa Hidroeléctrica de Yacyretá.
Mirando desde el plano del gran tablero geopolítico mundial, el resultado de los comicios no son buenas noticias para EE.UU. ni China.
Usualmente Estados Unidos no da el visto bueno a líderes políticos, presidentes o candidatos que abiertamente busquen profundizar o iniciar relaciones comerciales con China, a raíz de la fuerte guerra comercial que ambas potencias protagonizan.
Sin embargo, de forma extraordinaria, ambos países veían con buenos ojos la candidatura de Alegre, aunque por motivos diferentes.
Históricamente, EE.UU. apoyó las administraciones coloradas en Paraguay, pero en esta oportunidad, el gobierno demócrata de Joe Biden le bajó el pulgar al centenario partido cuando en 2022 declaró a Cartes como “significativamente corrupto”.
Detrás de las acusaciones de corrupción al líder Colorado -las cuales varias tienen importantes sustentos judiciales- se esconde un verdadero motivo de política interna: Cartes se demostró más cercano al líder republicano Donald Trump que a las ideas "progresistas" de los demócratas.
En concreto, los demócratas intentan desalojar del poder a los aliados naturales de Trump en la región. Pese a su abierta injerencia en los asuntos internos del Estado paraguayo, el partido de Cartes renovó mandato por otros cuatro años. La situación se vuelve preocupante para la Casa Blanca, ya que en 2024 serán las elecciones presidenciales que muy probablemente vuelvan a enfrentar a Biden contra Trump.
Por su parte, los motivos de China para ver con buenos ojos a Alegre son mucho más directos: Paraguay es de los poquísimos países del mundo que reconocen a Taiwan y no adoptaron la internacionalmente reconocida política de "una sola China", que otorga la legitimidad soberana al gobierno de Beijing.
Alegre es uno de los primeros candidatos que prometía establecer relaciones con la República Popular China por las obvias conveniencias comerciales que tendría para el país latinoamericano.
La victoria de Peña se convierte así en un dato clave para el futuro inmediato del Mercosur, cuya mayoría de sus países miembros reconoce a la China comunista como única representación internacional legítima de aquella nación, y no Taiwan.