Si bien los privados preven que el aumento de precios en enero sea de cerca del 4%, los alimentos se ubicanpor encima del promedio, lo que implicará un encarecimiento de las canastas de pobreza e indigencia.
El 2021 va a estar signado por la puja distributiva y la pelea contra los aumentos. Los trabajadores acumularon cuatro años consecutivos de pérdida de capacidad adquisitivo y uno de pandemia donde como mucho aspiraron a mantenerlo.
La crisis sanitaria por la pandemia del COVID-19 derrumbó la demanda en un comienzo, pero a medida que volvieron a recuperarse las actividades ésta se recompuso. Los precios se movieron a ese ritmo: con un incremento menos en el inicio y un ascenso más elevado sobre el cierre. El pico del año lo marcó el 4% de diciembre.
La liberación paulatina de acuerdos de precios y subas reguladas ofició como gasolina sobre el indicador, que había registrado un 3,2% en noviembre, pero un 3,8% en octubre. Señalando así un descenso.
En la primera mitad del mes de enero la inflación contra la misma etapa de diciembre fue del 3,9%, pero por arriba de eso se colocaron el transporte y las comunicaciones con un 6,7% y luego los alimentos y bebidas con un 5,4%. En tercer lugar y menor al promedio estuvieron la vivienda y servicios básicos con 3,1%, la atención médica y gastos para la salud 2,4%, siempre según la consultora Ecolatina, fundada por Roberto Lavagna hace más de 40 años.
Según las proyecciones de LCG, la inflación se ubicará arriba del 4%. Los bienes y servicios regulados y estacionales cerrarán 0,6 puntos porcentuales por encima de la media, para la consultora. C&T Asesores Económicos se muestra más pesimista, dado que sus proyecciones se elevan al 4,6% para enero.
El Gobierno ya anunció que eliminará Precios Máximos, el programa de emergencia que permitió congelar parte del poder de compra de los consumidores en marzo del año pasado como una herramienta excepcional vinculada a la situación excepcional de la pandemia. Este es reemplazado de forma gradual por Precios Cuidados, pero con aumentos en los productos que pasan de una lista a la otra.
Esta semana se anunció un acuerdo para permitir un mayor consumo de carne de vaca pese a la disparada. En los fines de semana y los primeros tres miércoles de cada mes habrá reducciones de hasta 30% en supermercados y frigoríficos para ciertos cortes, lo que implica un tercio de los días.
El Ministro de Agricultura de la Nación, Luis Basterra, planea tomar decisiones similares con otros bienes de la canasta básica para que su acceso no se convierta en prohibitivo para los sectores más vulnerables ni consuma una importante proporción de los ingresos de los trabajadores medios.
“El acuerdo de la carne es el primero. Estamos trabajando sobre el aceite de girasol y sobre el maíz y el trigo, que son insumos básicos para el pan y la pasta, y el otro para productos intermedios”, adelantó el funcionario.
Mayores regulaciones estatales
Cabe destacar que, según una encuesta realizada por la consulta Analogías, crece en la sociedad el reclamo de mayores controles y regulaciones por parte del Estado sobre los precios de los alimentos.
En este contexto, el gobierno nacional busca controlar la situación económica en el rubro alimenticio. Una de las principales iniciativas tiene que ver con la reglamentación de la Ley de Góndolas, que no solo regula los precios de los alimentos sino que interviene en el mercado para asegurar una competencia más justa y pluralidad de opciones de compra.