La gobernadora María Eugenia Vidal convocó a su equipo político a un retiro espiritual en Chapadmalal para organizar la campaña electoral de agosto y octubre. El tema central fue cómo sacarse de encima “el salvavidas de plomo” del presidente Mauricio Macri al estar en la misma boleta.
“Con el presidente perdemos la reelección, por lo cual una de las estrategias será repartir masivamente la boleta corta sin Macri ni legisladores nacionales”, afirmó uno de los integrantes del equipo de confianza de la gobernadora. Luego agregó: “La boleta empezará con Vidal, seguida de legisladores provinciales e intendentes, después en el balotaje lo ayudamos al presidente”.
El encuentro comenzó con caras dubitativas después de la bofetada que significó la publicación de los índices de pobreza que llegan al 32% en todo el país. En el conurbano es mucho más grave ya que la pobreza llego al 35,9% pero sumado a la indigencia son 5.387.446 habitantes, lo que significa el 44.35%. Con estos datos, ya no se puede salir a timbrear por el Gran Buenos Aires.
La gobernadora planteó que es “fundamental” que el peronismo vaya dividido. “Necesitamos sacarle votos a Cristina, por lo cual ‘trabajaremos’ en que Massa o Lavagna presenten candidatos a gobernador”. Hoy Lavagna no tiene armado en territorio bonaerense y sueña con Marcelo Tinelli como candidato, peor el locutor ya aviso que no le interesa esa movida. Por su parte, el tigrense es presionado por los intendentes del Frente Renovador para que arregle con la ex presidenta y haya unidad en la provincia. Massa todavía no decidió qué hará.
El otro gran tema es la preocupación del dólar y todas las preguntas fueron a Hernán Lacunza. “Cada punto que sube el dólar son ciento de millones más de intereses sobre la deuda en dólares que tomo la provincia”, dice el ministro y se olvida de recordar que fue el responsable del endeudamiento.
“Nuestra campaña, ya que no podemos hablar de economía, será la lucha de la gobernadora contra las “mafias” y el plan de Obras Públicas, detenido este año por orden del FMI, dijo Federico Salvai.
En la primera reunión volvieron los datos alarmantes de la encuestas. El presidente mide entre 15 y 20 puntos en el conurbano contra los más de 50 de Cristina Kirchner. Mejora en el interior pero no tanto, también hay bronca en el campo con las políticas del gobierno nacional y Axel Kicillof trabaja incansablemente para acercar a los productores agropecuarios desencantados del modelo M.
La gobernadora está entre 8 y 10 puntos mejor que el presidente, pero para ganar la provincia deberá tener un inédito corte de boleta que llegue al 10%, de allí que están decididos a mandar al presidente al muere y entregar la boleta cortada. La única esperanza es que Macri mejore y llegue al 32% de apoyo en territorio bonaerense, como lo fue en las PASO de 2015, con lo cual la gobernadora sumando 6 u 8 puntos más podría retener la gobernación.
