Lavagna, a punto de tirar la toalla, junta dirigentes residuales del randazzismo y del duhaldismo

Roberto Lavagna creyó que podía ser presidente a través de una alianza de unidad nacional transversal a todos los partidos, pero nada de eso ocurrió. La UCR sigue en Cambiemos y Macri les ofrece más cargos y hasta quizá la vicepresidencia. Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey no aceptaron la oferta de bajar sus candidaturas y ningún gobernador peronista tampoco acepta su pretensión de no tener rivales en las PASO.

Hoy por hoy, los aliados políticos de Lavagna se reducen al socialista Miguel Lifschitz y Margarita Stolbizer, y claro, a los medios hegemónicos que impulsan su candidatura como Plan B ante el fracaso de la Marca Cambiemos. Ni siquiera el poder económico está convencido en apoyarlo ya que saben que no alcanza al 10% de los votos y que se los resta en mayor medida al mismo Macri.

Lavagna ni siquiera tiene candidatos o aliados de peso en la provincia de Buenos Aires, que representa algo así como al 40% del electorado nacional, así que avanza con alianzas con el randazzismo residual y dirigentes del duhaldismo, que hace años dejaron la política.

En 2017, Florencio Randazzo apenas obtuvo poco más del 5% de los votos, aún con el apoyo de dos intendentes del conurbano (Juan Zabaleta de Hurlingham y Gabriel Katopodis de San Martín) y con los fierros del Movimiento Evita y su alianza táctica con Carolina Stanley, la ministra de Desarollo Social. Esos tres sectores se alejaron tiempo atrás de la aventura personal de Randazzo y participan de la unidad del peronismo.

Del randazzismo a Lavagna le llega el diputado nacional y exintendente de Bolivar, Eduardo “Bali” Bucca, Florencia Casamiquela y la platense Valeria Amendolara. Desde el duhaldismo llega Eduardo Camaño, un dirigente histórico de Quilmes pero actualmente sin ningún tipo de representación.

Otros que se sumaron son el ex massista Juan José Amondarain, Eugenio Casielles, un amigo de Miguel Ángel Toma, y Fernando Rozas, ex funcionario de Vidal y cercano a Pichetto. El único dirigente de cierto peso del grupo es un cuadro técnico, es Alejandro ‘Topo’ Rodríguez que dejaría la jefatura de Gabinete de La Matanza por pedido de su amigo Lavagna.

Lavagna se enfrenta a un peronismo unido y encolumnado en la conducción de la senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner, que mide 50 puntos en el conurbano. Lo hace con poco más que la convicción de no creer en las encuestas.

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