Luciana tiene 24 años y nació en Coronel Dorrego pero vive en La Plata donde estudia psicología hace ya 5 años. Ayer por el mediodía, ignorante de la represión que se desataba contra los trabajadores del Astillero Río Santiago, salió de su casa y en su camino se encontró con largas filas de oficiales de Gendarmería Nacional.
El olor a gas pimienta y los disparos de balas de gomas quizá hubieran disuadido a otra persona de quedarse en la escena, pero sorprendida por el despliegue de efectivos en pleno centro de la capital bonaerense, Luciana tomó su celular y comenzó a sacar algunas fotos.
No hubo necesidad de que ella cometiera delito alguno, ni contravención siquiera, para que un gendarme se creyera con derecho a dispararle un spray de gas pimienta directamente en la cara. “Me hicieron mierda con ese gas… no me da más la cara” nos contó cuando nos contactamos con ella.
“Lo cuento porque los medios van a querer reproducir otra cosa… pero la verdad es que la vivimos muy mal” nos contó Luciana.
“A una cuadra estaban velando a Chicha Mariani y había un grupo de diputados” comenta, a la vez que llama la atención “los vi disparar en dirección opuesta a donde estaban quienes se manifestaban“, agrega en referencia a los trabajadores del Astillero Río Santiago, objeto primero de una represión que se ejerció sin control alguno.
Por suerte Luciana pudo refugiarse en un comercio aledaño en el que trabaja su novio. Sin embargo, el mini-relato de Luciana es uno entre tantos, algunos que se registran y otros que no, pero ayudan a dar cuenta de la brutalidad que tuvo el accionar de las fuerzas de seguridad y plantean una fuerte duda, de si acaso no hubo la intencionalidad política de amedrentar a los militantes de Derechos Humanos reunidos en el velorio de Chicha Mariani.