De más de 900 iniciativas presentadas en todo el país en el marco de la lucha contra la pandemia del COVID-19, la Agencia de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) seleccionó 64 proyectos, entre ellos, 2 que son llevados a cabo por docentes investigadores de la Universidad Nacional del Sur.
Ambos proyectos apuntan a cortar la cadena de contagios hacia los trabajadores de la salud. Uno de dichos proyectos busca desarrollar un recubrimiento para telas capaz de dejar inactivo al virus, y el otro es un monitor remoto para pacientes que permitiría disminuir el contacto con los profesionales de la salud.
Polímeros para protegerse del coronavirus
Un equipo coordinado por la doctora Verónica Lasalle, docente del Departamento de Química e investigadora en el Instituto de Química del Sur (INQUISUR, UNS-CONICET)- intenta desarrollar geles, film y recubrimientos poliméricos para la elaboración de materiales de protección e inactivación del COVID-19 en distintas superficies.
“El objetivo es que se puedan usar como recubrimiento para distintos tipos de telas que se destinarían a la confección de indumentaria para protección personal; no solo para trabajadores de la salud sino extendido a la comunidad”
Estas prendas permitirían cortar la cadena de contagios, y para eso ya se pusieron en contacto con una empresa textil de la ciudad de Pigüé, quien aceptó participar del proyecto.
“La propuesta se basa en una tesis doctoral de una de mis becarias. La idea es utilizar un polímero natural que originalmente tiene propiedades antivirales y modificarlo a partir de la incorporación de nanopartículas inorgánicas para potenciar dichos efectos. Cuando se suscitó la pandemia, empezamos a profundizar esta investigación y encontramos artículos recientes que decían que este polímero tenía una actividad antiviral comprobada para varios tipos de coronavirus”.
La intención es confeccionar en principio guantes, ambós, barbijos y ropa en general.
“Tuvimos que preparar la convocatoria en menos de diez días. Hicimos un cronograma y estimamos que en los primeros cuatro meses vamos a tener el material preparado a nivel laboratorio, con ensayos y pruebas necesarias para probar su estabilidad en condiciones comparables a las que se va a someter cuando se realicen los procesos en la fábrica textil”.
“No se trata de materiales descartables, sino que el virus se fija e inactiva en el material que nosotros preparamos y este material puede regenerarse y volverse a utilizar. Es interesante desde el punto de vista de los costos” concluyó la doctora. Los primeros ensayos podrían estar en 5 meses, y la fase de producción en 12 meses.
Módulo Simplificado de internación para COVID-19
El otro proyecto es coordinado por el doctor Pablo Mandolesi, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Computadoras e investigador del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Eléctrica de la UNS y el CONICET– que nuclea a ingenieros, biotécnicos, neumonólogos y empresarios; el doctor Jorge Draghi, especialista en neumología y Vicepresidente de la Sociedad de Tisiología y Neumonología de la Provincia de Buenos Aires, integra el equipo como consultor médico.
Este grupo desarrolla un Módulo Simplificado de Internación (MSI) que censa frecuencia cardiaca, temperatura corporal y saturación de oxígeno, y se espera incorporar frecuencia respiratoria.
El dispositivo, del tamaño de un celular, se colocaría en pacientes con coronavirus que se encuentren en internación intermedia, que son quienes requieren monitoreo permanente por ingresar con una historia clínica de afección respiratoria, como pueden ser el asma, EPOC, entre otras.
La importancia de éste dispositivo es la disminución del contacto del personal de salud con el paciente al lograr visualizar los datos de manera remota y centralizada y no cama por cama, reduciendo el riesgo de contacto, el uso de elementos de protección personal, el desgaste físico y también psicológico de los trabajadores de la salud.
El desarrollo de esta tecnología ha llamado la atención de colegas de diferentes partes del mundo, quienes aguardan la publicación de los planos en la modalidad open source para replicarlos en sus respectivos países ante los escenarios de internación masiva, según detalló el mismo Mandolesi.
En Bahía Blanca y Tandil hay empresas que pueden realizar la producción en serie, estimando la necesidad de 400 dispositivos para abastecer la Región Sanitaria I, en caso de una producción mayor se debería escalar en el sector industrial que se encuentra en la provincia de Tierra del Fuego.
¿Cómo se eligieron los proyectos?
La selección de los proyectos, que podrá recibir hasta 100 mil dólares cada uno del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, estuvo a cargo de un prestigioso jurado compuesto por reconocidos investigadores de múltiples disciplinas, entre ellos la doctora Ana Maguitmann, docente e investigadora de la UNS y el CONICET.
Es importante recordar que esta convocatoria IP COVID fue realizada por la Agencia de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), que fue creada el 17 de febrero de 2020 a través del Decreto 157/2020, y está bajo la órbita del (nuevamente) MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN, que tendrá como misión atender la organización y la administración de instrumentos para la promoción, fomento y financiamiento del desarrollo científico, tecnológico y de la innovación.