Héctor Oscar ” Ginebra” Chisu, junto a su hermano Miguel Ángel también fallecido, fueron miembros de la Triple A en Bahía Blanca, respondiendo a la patota de Rodolfo Ponce y prestando servicios para Remus Tetu, interventor de la UNS cuando fue asesinado Watu.
Chisu había sido detenido en 2015 por pedido de los fiscales Palazzani y Nebbia. Los fiscales tuvieron que interponer dos recursos de pronto despacho ante quien se desarrollaba como juez subrogante Santiago Ulpiano Martínez, hoy fiscal federal.
Chisu murió el libertad debido a que fue excarcelado al vencer su prisión preventiva en un claro ejemplo del retraso en los juicio de lesa humanidad que, desde siempre, se ha dado en nuestra ciudad por los inconvenientes en conformar los tribunales.
El juicio contra los integrantes de la Triple A por delitos de lesa humanidad, entre los que se encuentran más de 20 homicidios, tiene fecha de audiencia para el 12 de febrero de 2020, sin embargo ante la renuncia del juez Salas el tribunal está incompleto, por lo que se estima que tal hecho no ocurrirá en el tiempo establecido.
Entre los acusados de este juicio se encuentran Juan Carlos Curzio, Héctor Ángel Forcelli, Osvaldo Omar Pallero, acusados de asociación ilícita (mismo delito se le imputaba a Chisu) y Raúl Roberto Aceituno, único acusado del homicidio de Watu Cilleruelo en los pasillos de la Universidad.
Sólo Aceituno estaba cumpliendo prisión en el penal de Santa Rosa hasta que esta semana fue beneficiado, a los 69 años, con prisión domiciliaria para cuidar de su esposa con depresión, quien a su vez pasó a ocupar el cargo de cuidadora del cumplimiento de las condiciones de la prisión domiciliaria.
Héctor Chisu murió gozando de la impunidad que los tiempos que corren otorgan a quienes fueron responsables de los más aberrantes delitos en una de las épocas más oscuras de nuestro país. Es el deseo colectivo que el nuevo gobierno vuelva a priorizar las políticas de Memoria y Verdad para que la Justicia vuelva a ser posible.
