Después de una jornada de dos días de actividades y mediante una asamblea interestudiantil e interclaustros, la comunidad educativa bahiense decidió la toma del edificio del Instituto Superior de Formación Docente Nº3 “Dr. Julio César Avanza”, localizado en pleno centro bahiense en Vieytes 51.
Ayer por la tarde se realizó el festival Piedra, Papel o Tijera y hoy fue el turno del paro estudiantil con movilización, clases y talleres públicos e incluso una asamblea para motorizar la refundación de la Federación Universitaria del Sur. Finalmente, a las 18 horas se realizó la asamblea interclaustros abierta a todas las instituciones educativas de la ciudad.
El eje principal del debate en la asamblea giró en torno a la toma del edificio, que se encuentra en pésimas condiciones de infraestructura e infestado por ratas que irrumpen cotidianamente en las clases. Finalmente, la asamblea decidió la toma del edificio con 178 votos a favor, 83 abstenciones y sólo 8 votos en contra.
Si bien no hubo gran cantidad de voces en contra, la cuestión de la organización de la toma dilató la votación mientras las y los estudiantes manifestaban sus críticas y cuestionamientos sobre la forma de llevarla adelante. La reciente toma de las Escuelas Medias evidenció la necesidad de organizarse para una medida de fuerza de tal magnitud.
Sin embargo, la insistencia de un grupo de varones para apurar la votación motivó mayores preocupaciones en algunos de los y las estudiantes, especialmente en las mujeres que pidieron que se vote la creación de una comisión de genero, para que sancione un protocolo de seguridad y violencia de género que rija durante la toma.
No llegó a votarse la moción que ese mismo grupo ya se había retirado e ingresado a las instalaciones para comenzar con la toma, abandonado la asamblea sin importar el resto de las mociones en discusión, incluyendo las que hacían a la organización pertinente a la toma. Por suerte, se trató de un pequeño grupo y la excepción al clima de compañerismo imperante durante la asamblea y las actividades previas.
El movimiento estudiantil bahiense ha dado un salto en cantidad y en movilización, así también como un salto en calidad y capacidad de organización en los últimos años.
La fuerza de la juventud ha reverdecido la vida política de una ciudad desmovilizada y que anhela por un verdadero cambio, verdaderamente inclusivo y transformador.