Las claves de la autopsia al cuerpo de Facundo Astudillo Castro

El jueves por la mañana, la jueza federal a cargo de la investigación de la muerte de Facundo Astudillo Castro, María Gabriela Marrón, recibió los resultados finales de la autopsia, realizada por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

En el encuentro en la ex ESMA, participaron también su secretaria, María Paula Riganti, y los fiscales del caso, Santiago Ulpiano Martínez, Andrés Heim y Horacio Azzolín.

El informe arrojó que la muerte se produjo por asfixia por sumersión, es decir, ahogamiento. La sumersión es la causa de muerte por obstrucción de la vía aérea por el ingreso de líquidos durante el proceso de respiración bajo el agua, generando el ahogamiento.

Además, explica que el fenómeno “Pink Teeth” -diente rosado o coloración rosada por transparencia del esmalte- se observó en las piezas dentales anteriores del maxilar inferior y que “debe ser considerado orientador pero inespecífico para establecer causa de muerte”.

Por otro lado indica que “el hecho de que la identificación de los géneros y especies de diatomeas halladas en la médula sean coincidentes con las recuperadas en muestras de agua y de sedimentos recogidos en el lugar del hallazgo de los restos es altamente indicativo de que se trata del medio en el cual se produjo la muerte”.

“Se trató de una muerte violenta, por no ser natural”, señala el informe. Además, reza que “el avanzado estado de esqueletización del cadáver limitó las posibilidades de conocer el modo de la muerte, no pudiendo la ciencia forense determinar con rigor científico si se trató de uno u otro modo de muerte violenta: suicida, homicida o accidental”.

En cuanto a los restos óseos estudiados, no presentaban lesiones vitales de origen traumático, ni otras antemortem (previas a la muerte). El documento aclara que “no se evidenciaron estructuras de densidad metálica, similares a elementos que puedan corresponderse con aquellos que producen injurias o lesiones (como por ejemplo proyectiles de arma de fuego, segmentos de arma blanca, entre otros)”.

En este sentido, especifica que “no se observaron signos de participación de terceras personas sobre los restos estudiados” y que “todas las lesiones y pérdida de algunas piezas dentales que presentaban los restos estudiados son postmortem (posteriores a la muerte), producto de depredadores y exposición medioambiental”.

De esta forma, “las marcas y fracturas producidas por carnívoros se produjeron con posterioridad a la muerte siendo, en consecuencia, no vitales”.

Según los resultados del peritaje, el cuerpo hallado en este ambiente habría estado sujeto -además de a la acción de animales carnívoros- a la fluctuación de agua por las mareas, la presencia de invertebrados (cangrejos) y aves, entre otros. Esta dinámica posiblemente generó el movimiento del cuerpo y la pérdida de las prendas de vestir.

Finalmente, aclara que “el tiempo mínimo transcurrido entre la muerte y el hallazgo, sería no menor a 30 días determinados por tafonomía (acción del ambiente) y entomología (micro fauna asociada a los restos); siendo el tiempo máximo estimado del período transcurrido desde la muerte mayor, pero no pudiendo determinarse científicamente”.

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