Con la estructuración del sistema en mayo y la efectiva implementación en junio, se cristalizará en el distrito de Bahía Blanca una demanda de medio siglo de militancia estudiantil: el boleto gratuito al que, en principio, podrán acceder quienes cursen en la Universidad Nacional del Sur (UNS) y la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional (FRBB de UTN).
La novedad quedó confirmada el martes 25, cuando el ministro de Transporte de la provincia de Buenos Aires, Jorge D’Onofrio, visitó la UNS para compartir con sus autoridades el anuncio. De ese modo, el gobierno bonaerense respondió al reclamo local para que se aplique en la órbita bahiense el beneficio que estaba disponible en el Conurbano desde 2022, cuando el gobernador Axel Kicillof rescató una ley que había sido aprobada en 2015 y reglamentada por María Eugenia Vidal en su primer año de mandato pero sin que nunca se llegase a implementar.
No resulta una novedad más en Bahía Blanca, cuyo pasaje de transporte público compite habitualmente por el podio de los más caros del país y evidencia un problema estructural de planeamiento urbano, con una deficiente relación de superficie y población y una distribución centrípeta de dispositivos gubernamentales, comerciales y culturales.
Históricamente, las Universidades no escapan a esa lógica, que tampoco es sólo bahiense: iniciaron en el centro –Rondeau 29, Colón 80, 11 de Abril 461- y permanecen allí o en sus barrios aledaños, como el predio de Palihue en que la UNS está concentrando poco a poco la mayor parte de sus carreras. La necesidad de aliviar el costo para el bolsillo estudiantil se ha plasmado en políticas de la UNS, como la disposición de un servicio gratuito con ómnibus propios que unen los predios de avenida Alem 1253 y Palihue y una beca en pasajes del transporte público urbano que se asigna anualmente desde 1998.
Este año, la Secretaría General de Bienestar Universitario de la institución otorgó becas de transporte previendo que podría implementarse el boleto estudiantil gratuito por parte del gobierno provincial. Tanto la Secretaría como su consejo asesor, en que están representados todos los estamentos, coincidieron en que beneficiarias y beneficiarios puedan reasignar su beca a otra modalidad que favorezca sus oportunidades de acceso y continuidad en los estudios.
La vicerrectora de la UNS, Andrea Castellano, consideró en tal sentido que “la ayuda que van a recibir las y los estudiantes contribuirá a facilitar su acceso a estudios superiores”. Castellano, que es doctora en Economía y encabeza una cátedra que estudia a los agentes económicos individuales, estimó que “el incremento del número de usuarios y usuarias puede representar un impacto positivo para el sistema de transporte público local, dinamizándolo y acercando posibilidades de atenuar o solucionar sus problemas estructurales”, relacionados con la distribución urbana local.
En cuanto al mecanismo de aplicación del nuevo beneficio, desde el Ministerio explicaron que el gobierno bonaerense enviará los recursos para que cada Universidad otorgue 45 viajes mensuales a sus estudiantes, que deberán inscribirse en la propia institución, encargada de habilitar o no el acceso, según el cumplimiento de los requisitos.
Por otra parte, fuentes del Ministerio indicaron que se trabaja “fuertemente” en abordar la situación de quienes cursan en los Centros de Formación Profesional y Terciarios públicos y se espera que haya novedades “este mismo año”.
Un estímulo al comercio local
En su visita a la UNS, D’Onofrio participó de una conferencia de prensa junto al rector Daniel Vega, el secretario general académico Mariano Garrido y el presidente del Consorcio de Gestión del Puerto local, Federico Susbielles. Varias agrupaciones estudiantiles acompañaron la presentación, en que los funcionarios brindaron detalles sobre los alcances del beneficio.
Si bien la normativa original fija como requisito haber aprobado tres materias en el año previo a la tramitación, D’Onofrio llegó a Bahía Blanca con la novedad de que la exigencia se reduciría a dos. De ese modo, coincidirá con el requisito de regularidad que establece el Estatuto de la UNS y se exige a sus estudiantes para poder votar en los comicios que determinan la conformación de los cuerpos del cogobierno institucional.
En las elecciones de octubre pasado, poco menos de 10 mil estudiantes tuvieron registro en los padrones. A los efectos de este cálculo, a esa cifra deberían sumarse algo más de 4 mil ingresantes en 2023. En la FRBB de UTN, esos números giran en torno a 1400 y 300, respectivamente.
El ahorro por viaje sería de entre 76 y 145 pesos, valores en que oscilan los diversos tramos para el boleto universitario vigente tras el último aumento, en marzo. Representarían entre 3 y 7 mil pesos mensuales. La cantidad final de beneficiarias y beneficiarios podrá confirmarse en las próximas semanas, pero un cálculo grueso arroja en que el conjunto de la comunidad estudiantil cuya cabecera es Bahía Blanca podría redireccionar cada mes entre 47 y 110 millones de pesos a otros consumos.
Además de ser una contribución a la justicia social y a la igualdad de acceso a la educación, en una ciudad con un tercio de pobreza y crecimiento poblacional estancado, la medida representa un estímulo de la inversión pública a la vida comercial local. Permitirá, de ese modo, preservar para el derrame local el volumen de recursos que representa a la ciudad el hecho de ser un centro universitario. Factores de la economía real que, engullidos por los discursos, no siempre se miden.
Por otra parte, aliviar los bolsillos estudiantiles es una vía para retener matrícula, que de otro modo migra a la oferta de privadas o de modalidades a distancia, sobre todo en el caso de quienes provienen en la región o deben conjugar horarios de trabajo y estudio.
La Clara mañana
Que el boleto estudiantil se implemente en Bahía Blanca, y en particular en el ámbito de la UNS, aparece como la conquista final de una historia que tuvo como punto destacado y trágico al episodio conocido como “la Noche de los Lápices”.
Cinco días antes del 21 de septiembre de 1976, un grupo de estudiantes de nivel medio fueron secuestrados en La Plata por el aparato represivo del terrorismo de Estado. Aunque su militancia perseguía cambios más profundos, el reclamo de superficie era por el boleto estudiantil. Parece menor en relación a la visión estructural de la que partían, pero sin embargo tardó casi medio siglo en ser una realidad.
María Clara Ciocchini, una de las víctimas de aquella noche, había nacido en Bahía Blanca en 1958. Justo en abril: hubiera cumplido 65 años cuatro días antes del anuncio en la UNS, en cuyas escuelas preuniversitarias cursó: primero en el Ciclo Básico y luego un año en el Normal, hasta que la persecución de la autodenominada Alianza Anticomunista Argentina llevó a su familia a mudarse a La Plata.
No era extraño que enfocara en ella la organización parapolicial de ultraderecha que tenía como uno de sus líderes al rector de la UNS de entonces, el nazi rumano Remus Tetu: María Clara había llegado desde el catolicismo al peronismo revolucionario, fue parte de los grupos scouts de La Pequeña Obra y dividió sus días entre la militancia barrial y el acompañamiento de monjas y curas tercermundistas.
Había nacido el 21 de abril de 1958, menos de dos años después de la llegada de su padre a Bahía Blanca. Héctor Ciocchini era un destacado profesor e investigador en Letras, y Ezequiel Martínez Estrada y Vicente Fatone lo habían traído desde La Plata en 1956. La justicia poética quiso que su legajo, rescatado ahora por el Archivo de la Memoria de la UNS, estuviese caratulado por el Instituto Tecnológico del Sur, verdadera denominación inicial de la institución que la dictadura que comenzó en 1955 dio por creada en enero del año siguiente. Ciocchini falleció en 1995, sin poder recuperar el cuerpo de su hija.
En 2022, el exdirector del Instituto de Humanidades hubiera cumplido su centenario. Desde mediados de ese año, la voz de su hija suena más nítida en la ciudad que ella sentía como Patria chica: la flamante emisora que la Escuela Normal Superior de la UNS lleva el nombre de Radio Clara. Inmejorable homenaje: el nombre fue convertido en adjetivo, para seguir representando a pibes y pibas como ella.